Martina estaba muy ansiosa después de todo lo ocurrido, nunca se hubiera imaginado tal escena, y eso era evidente porque de otra forma no hubiera dado una muestra de ineptitud tal como si se tratara de una aprendiz, ya había estudiado mucho para no cometer un error tan tonto como dejar caer una sartén y esparcir la comida por el suelo, es que eso no le había sucedido nunca, ni cuando aprendió a cocinar años atrás, cuando era una adolescente que dejaba quemar las cosas, pero de eso ya hacía mucho tiempo.
Llevaba pocos minutos en casa, pero ya se había bañado con agua caliente para relajar su cuerpo y quitar el estrés de toda la situación, como si este estuviera pegado a su piel y el agua lo retirara para que se fuera por el desagüe, se había puesto ropa cómoda, un pantalón de chándal y una blusa de tiras, aunque lo que realmente le apetecía en ese momento era salir a correr y lo hubiera hecho de no ser porque esperaba que en cualquier momento llegaran sus amigas.
Abrió su refrigerador y tomo una lata de cerveza, aunque con todo lo que estaba sintiendo hubiera preferido tener algo más fuerte para pasar el malestar que crecía en su interior.
Se sentó en el sofá que estaba frente al televisor y observaba aquel aparato electrónico como si estuvieran pasando algo muy interesante como para desviar la mirada hacia otro lugar, sólo que éste se encontraba apagado, y en su mente se reproducía una y otra vez la incómoda escena, del impacto de verlo, de la tontería con el sartén, de sus compañeros asombrados y sus jefes molestos, de la fría mirada de aquel, de no saber cómo debía pararse ante la situación.
Cariño llegó a su lado y como si supiera que ella lo necesitaba, se sentó a un costado y posó su cabeza en sus piernas, levantando una pata para aruñar su pierna y llamar su atención en busca de caricias.
-Cariño, no sé qué sucedió, ¿por qué me asusté?, ni que hubiera hecho algo malo, y ¿por qué rayos precisamente él ahora es el nuevo Director General del Hotel?, ¿no se suponía que era un gigoló? , no entiendo nada- le decía mientras le sobaba la cabeza
El timbre sonó y ella fue en dirección a la puerta, puesto que ya sabía quién era, una de sus locas amigas. Abrió la puerta y tres pares de ojos se posaron sobre ella mirándola de arriba abajo.
-¿Se puede saber cuál es la urgencia?- preguntó Calíope mientras alzaba una ceja.
-¿Sabes que hoy es mi día de descanso y que tuve que renunciar a mi amado sueño para venir aquí? Espero que por lo menos estés muriendo para que así se justifique- expresa Isabela
-¿Martina estás bien?- pregunta preocupada Abril
-Primero pasen y ya les contaré una extraña historia
Las tres mujeres pasan y son recibidas por la efusividad de Cariño, el bello husky siberiano rojo de Martina, quien demuestra que ellas son de su agrado y que desea que jueguen con él.
-Hola belleza, ¿cómo estás?- se inclina Isabela para tocar su peluda cabeza
-No me llenes de pelos- le advierte Calíope
-Cada vez que lo veo está más grande- señala Abril
-Ya Cariño, déjalas lo llama Martina en camino a la cocina, en donde toma un frasco de galletas para perro, para extraer una y con ella llama la atención del canino, quien se apresura por su premio y se concentra en éste ignorando a las invitadas.
Las mujeres se ubican en la sala, mientras Martina extrae más latas de cerveza y le entrega a cada una.
-Muy bien, ahora dinos cuál es el motivo de la reunión extraordinaria- ordena Calíope.
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Martina en busca del O
ChickLitMartina Risso, años atrás su vida no fue sencilla después de quedar embarazada y ser obligada a casarse como consecuencia, para convivir con alguien que nunca la satisfizo sexualmente ni la amó. Pero ahora, como adulta y alejada de su familia es una...