Las manos grandes y fuertes de Owen se deslizaban por el contorno femenino como si aquellas necesitaran grabar la sensación que emitía la piel ajena, una de ellas se deslizó por el frente bajando por el cuello, tocando la sobresaliente clavícula para luego descender por los protuberantes senos para acariciarlos con dedicación y esmero, deteniéndose en un pezón para halarlo y pellizcarlo y luego ir más hacia el sur para que sus dedos disfrutaran del roce sobre el vientre, la cadera y finalmente llegar hasta una zona privada que sólo quería para él. Allí disfrutó de la sensación de pequeños vellos oscuros sobre la piel y sin dejar de besarla y sostenerla con su otra mano, deslizó sus dedos por la abertura para acariciar suavemente y estimular el clítoris de Martina.
Ella respondía a su toque como si le fuera ya algo natural, como si su cuerpo estuviera conectado con los deseos de aquel y respondiera como él lo esperaba. No podía negar que había una gran química entre los cuerpos, así que entre él más se excitaba ella aumentaba su deseo y viceversa, en aquel momento se sentía más especial, más cercano, era como si realmente se estuvieran convirtiendo en uno después de dejar salir lo que tenía guardado, como si él le permitiera liberarse de cadenas invisibles y le ayudara a volar, era algo nuevo e indescriptible que había ultra sensibilizado su cuerpo el cual sentía arder por donde él tocaba y ahora estaba tocándola en el centro de su placer, era diestro no podía negarlo y lograba hacer que con cada movimiento sintiera que se iba a correr.
Martina llevó su mano hasta el erecto pene, el cual vio visiblemente desatendido y con gran naturalidad y confianza empezó a masturbarlo así como él hacía con ella, su mano subía y bajaba por el gran falo embellecido por un tono rosado en la punto que la invitaba a lamerlo y degustarlo. Se relamió los labios y se inclinó para hacerlo terminando el contacto de la mano sobre su sexo, quería postergar un poco más esa sensación. Así, se arrodilló y lamió la base hasta llegar al glande donde su lengua se deslizó por el contorno y sintió del líquido espeso que salía por la pequeña abertura. Su lengua se alejaba y un hilo transparente se alargaba, prueba de la excitación de Owen, quien ahora llevaba sus manos a la cabeza de Martina para invitarla a continuar.
Desde abajo veía a Owen como un gran hombre, alguien imponente y hermoso, no podía creer la suerte que tenía de tenerlo así, con ello en mente continúo lamiendo y succionando deseando que él pudiera sentir todo lo que ella ya experimentaba, porque a pesar de que era Martina quien estaba proporcionando placer con sus acciones, no podía negar que era como si ella misma lo estuviera sintiendo, incluso su vagina se contraía y ella apretaba para tratar de dar consuelo. En ese momento le parecía increíble que pudiera excitarse tanto con mamar un miembro masculino y más que pensar sobre eso, se dejaba llevar para disfrutar de las nuevas sensaciones que aquel despertaba en todo su ser.
Su boca succionaba, mientras tenía especial cuidado de no rozarlo con los dientes, sus mejillas se contraían y su garganta protestaba, pero no le importaba, porque quería adentrarlo más y más.
-Espera- dijo Owen deteniendo sus embestidas y ella sabía que era porque estaba a punto de correrse lo podía sentir y quiso que sucediera.
Así que no se detuvo sino que continuo y aumentó el ritmo hasta sintió cómo su boca se llenaba de un líquido espeso y sin pensarlo sólo tragó sintiendo algo caliente deslizarse dentro de ella, mientras el pene aún palpitaba entre sus labios. Miró hacia arriba y sus ojos color miel se encontraron con los azules verdosos de él, las pupilas se veían dilatadas y la expresión en su rostro le demostraba que quería más y eso le agradó.
Owen la tomó entre sus brazos, la levantó del suelo y cerró la llave del agua que permitía que pequeñas gotas golpearan sus cuerpos durante su estancia en la pequeña ducha.
-Esto no ha terminado mi amor- expresó él, pero ella no sabía si la sonrisa en sus propios labios era por el hecho que continuarían experimentando con sus cuerpos o porque la había llamado de forma especial. No obstante, sea cual fuera la respuesta se sentía inmensamente feliz, tanto que sus labios se curvaron hacia arriba y sus ojos brillaron más que de costumbre en respuesta, sólo que ella misma no era consciente de aquello.
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Martina en busca del O
ChickLitMartina Risso, años atrás su vida no fue sencilla después de quedar embarazada y ser obligada a casarse como consecuencia, para convivir con alguien que nunca la satisfizo sexualmente ni la amó. Pero ahora, como adulta y alejada de su familia es una...