Capítulo 38

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Owen se removió enrollado en las sábanas mientras la luz se filtraba por la ventana y le indicaba ya era de día. Después de acomodar a Martina en la cama, se había quitado la ropa quedando sólo en ropa interior y se había metido con ella entre las sábanas, la abrazó y se durmió al instante, había prometido nada más pasaría y pensaba cumplir con su palabra, por lo menos durante el resto del día.

Sus brazos recorrieron la cama pero no encontraron el cuerpo caliente de su novia, estaba solo y se preguntó en qué momento se habría levantado porque no la había sentido. Se llevó las manos a la cara y frotó sus ojos intentando alejar el sueño que aún lo embargaba. Estaba con el cabello alborotado y unas marcas de la sábana en su mejilla, se estiró lo más que pudo y con aquel movimiento se marcaban los músculos de sus brazos, pectorales y espalda. Salió perezoso de la cama y fue directo al baño donde decidió tomar una fría ducha que le despertara completamente.

Minutos después, ya con el semblante completamente alerta y listo para empezar el día, caminó hasta la cocina pensando que ahí encontraría a su novia. Sin embargo, aquella no estaba, sólo veía platos cubiertos como si le hubiera dejado el desayuno preparado, se rascó la cabeza y fue en su búsqueda por toda la casa, incluso se atrevió a abrir la habitación que ahora sabía era de Damián, pero al igual que el resto de la casa estaba vacía. Al único que encontró fue al perro, quien lo seguía por todas partes como si él requiriera compañía para efectuar su búsqueda.

Tomó su celular para llamarla, pero aquel le enviaba directamente a buzón. Fue de nuevo a la cocina y observó más detenidamente los platos cubiertos, los destapó y observó era un desayuno como los que le gustaba recibir de manos de Martina, por lo cual sabía era para él y allí por primera vez observó un trozo de papel doblado y ubicado debajo del vaso que contenía jugo de naranja. Lo desdobló y leyó la nota:

O. mi mamá y yo nos tomaremos el día para hacer algo importante, así que aprovechando que estás libre puedes encargarte de Cariño, Nina está enferma y no puede cuidarlo, así que debes esforzarte como su reemplazo.

Por cierto, es probable que regresemos en dos días. No intentes llamar a mi mamá, al parecer su celular se ha dañado así que no podrá atenderte.

Chao y buena suerte O.

Damián.

-¿Pero qué...?- se exaltó Owen ¿O? ahora soy ¿O? ¿y cómo que se van sin decirme nada?, ¿y por dos días?... y lo más importante, ¿por qué rayos tengo que cuidar a la bestia?- miró hacia abajo y se encontró con la dulce cara del perro quien lo observaba atento mientras jadeaba.

Volvió a tomar el celular para llamar a Martina, pero aquello fue inútil, pensaba que era demasiada coincidencia que su celular precisamente se dañara cuando aparece su hijo, por lo cual podría jurar sin temor a equivocarse que él había tramado todo, pero lo que más le desconcertaba era que ella no lo hubiera despertado antes de irse para informarle o consultarle. Movió su cabeza negando, esto no era obra de su novia, no era su culpa, sólo actuaba como una madre inocente que se deja manipular de un jovencito que debería estar buscando novia para entretenerse en vez de entrometerse en la vida amorosa de su madre, pensó exaltado.

El celular en su mano cobró vida y una llamada entrante lo alertó, contestó sin siquiera mirar de quién se trataba pensando era la mujer que estaba en sus pensamientos. Efectivamente al otro lado de la línea le hablaba una mujer, pero no la que él esperaba. Anna, le informaba que había surgido un contratiempo que requería de su inmediata atención y que se le esperaba en la dirección del hotel lo más pronto posible para que él mismo encontrara solución.

-Estaré ahí en veinte minutos- respondió y se apresuró a cambiarse de ropa y a salir, sin embargo en la puerta le esperaba la bestia, incluso sus ojos señalaban el collar que se colgaba en el perchero y de ahí viajaban en dirección a él.

Martina en busca del ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora