Capítulo 5

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13 de septiembre de 2021, Madrid, Colegio La Cabaña

Mimi

Llegó el día. Llegó el inicio de curso. Los pasillos que hasta el momento habían estado vacíos iban a llenarse de niñas y niños de 3 a 12 años. Aquel día era el verdadero día 0, todo empezaba allí. 

Cuando crucé el umbral de la puerta del aula, dejé el bolso sobre mi mesa. Saqué de un cajón un bloque de post-its con forma redondeada y pegué 20 en la pizarra. Uno por cada alumno. Mientras seguía concentrada pegando post-its en la pizarra, escuché que alguien de andar firme entraba en el aula. Giré levemente la cabeza y allí estaba la esbelta directora.

- ¿Preparada?-dijo la directora con una amplísima sonrisa.

- Sí, claro, no es la primera vez que hago de tutora.-respondí tratando de ser amable.

- ¿Dónde estabas antes?-preguntó apoyándose en mi mesa, recortando así distancia entre ambas.

Me mordí el interior de mi mejilla y rodé los ojos. Mucho había tardado en llegar aquella pregunta.

- En el Vetusta.-musité evitando el contacto visual.

- ¿En el Vetusta? ¡No me digas! Pero si allí tengo varias buenas amigas trabajando.-dijo emocionada.- ¿Conoces a Mónica?-preguntó.

Aquella pregunta cayó como un dardo en mi pecho. No había otra, no. Mónica. Sonreí con amargura contra la pizarra y tensé la mandíbula.

- Sí, la conozco.-respondí tras un breve silencio.

Por desgracia, sí, la conocía. 

- ¿Y cómo es que has pedido una excedencia?-preguntó de nuevo. 

Suspiré, empezaba a cabrearme tanta preguntita. Me estaba incomodando muchísimo. No me apetecía hablar de aquello. No con ella y de ese modo. 

Me giré de golpe. Me sorprendí al verla a tan poca distancia, ella sonrió cuando me vio de frente por primera vez en aquel día.

- No quiero hablar de eso.-dije seria.- No creo tampoco que importe ahora mismo lo que me llevó a tramitar la solicitud de excedencia, ¿no?-añadí dejando el bloque de post-its sobre la mesa.

- Para nada.-respondió con una amplia sonrisa.- Lo único que importa es que llegaste aquí.-añadió en un tono de coqueteo.

- Sí...- dije mientras miraba la hora en el teléfono.

- Todavía es pronto, ¿no?-preguntó en un tono sosegado.

- Sí, queda todavía un rato, imagino que Miriam llegará en nada, suele ser muy puntual.-dije mientras guardaba de nuevo el teléfono en el bolsillo trasero del pantalón.

En su gesto atisbé una pequeña mueca cuando pronuncié el nombre de mi compañera. 

- Bueno, ¿bien con ella?-preguntó suspirando.- Creo que Alba la semana pasada me comentó que os vio discutir.-añadió volviendo a querer sacar información.

- No discutimos, solo que... no coincidíamos en algunas cosas. Pero somos dos personas adultas y supimos encontrar solución.-respondí recordando aquel enfrentamiento con Miriam el primer día.

Sí que discutimos y bastante acaloradamente, pero la situación tras aquel segundo día había cambiado bastante. Aquel tono que empleó para sacar el tema no me gustó. Sonaba a cuchicheo, a querer hablar de más. Sabía perfectamente qué era vivir eso, estar al otro lado y no iba a participar ni alimentar ese tipo de situaciones. Menos contra Miriam.

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