Capítulo 13

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25 de setiembre de 2021, Bar Restaurante El Rinconcillo, Madrid, 21:57.

Miriam

Llegué al bar algo rezagada. Me había encontrado atasco al salir del centro y eso retrasó mi llegada al evento. Bueno, al concierto. Desde que Mimi me lo propuso, no habíamos vuelto a hablar sobre dicho acontecimiento pero eso no significaba que lo había olvidado. 

Entré en el bar con prisa, una vez dentro pude ver que tal como Mimi semanas antes me había indicado, en la zona separada del restaurante había un pequeño escenario junto con pequeños pubs y una iluminación tenue fruto de unas pequeñas bombillitas colgadas con delicadeza en la extensión de la pared paralela a la cristalera. La sala estaba prácticamente llena. Así que con paso firme avancé por el restaurante.

A medida que me acercaba pude ver a Mimi entre la muchedumbre. Concretamente a Mimi en el escenario peleándose con los cables del amplificador de la guitarra. Iba de lado a lado desenredando el cable rojo. No se percató de mi presencia, estaba enfrascada en terminar con aquel amasijo de cables. Detrás de ella había un chico moreno frente a un piano negro de cola.

- ¿Deseará tomar alguna cosa?-preguntó amablemente un camarero que estaba por allí atendiendo a los asistentes.

- Una coronita cero, si no es molestia.-dije con una amplia sonrisa.

- Perfecto, ahora mismo se la traigo.-dijo marchándose hacia la barra.

Mientras esperaba mi cerveza, no pude evitar fijar mi mirada en la granadina. Esta parecía haber logrado deshacer el nudo del cable del ampli y se había sentado en el taburete que había justo delante del pie de micro. En aquel momento se encontraba ajustando dicho pie. Ya tenía la guitarra colgada a su hombro. 

Una vez logró ajustar a su gusto el pie de micro, lanzó una mirada general al público y fue ahí cuando nuestras miradas se encontraron. Mi corazón latió algo más acelerado cuando su verde se cruzó con mis ojos miel. En su sonrisa se dibujó una dulce sonrisa acompañada de los hoyuelos que se le formaban en la comisura de los labios. Le sonreí de vuelta. 

- Ven.-pude leer en sus labios.

Negué con la cabeza. Me moría de vergüenza, no me veía capaz de salir a cantar ahí delante con tantísima gente. 

- ¿Seguro?- volví a leer sus labios.

Asentí y ella encogió levemente los hombros sin perder la sonrisa. Estaba radiante. Iba vestida con una camiseta blanca de tirantes, una sobrecamisa tejana de diferentes tonos que iba a conjunto con los pantalones. Estos eran acampanados y para rematar el look, llevaba unas bambas blancas con plataforma y un sombrero plano marrón clarito. Sobre sus hombros caía su rubia melena, algo ondulada. 

Se acercó al micrófono y la gente emmudeció. Llevó sus manos al mástil y cuerdas de la guitarra.

- Tú no tienes la culpa.-susurró con una sonrisa dulce acompañada por una suave melodía a piano.

Con solo aquel susurro arrancó unos cuantos vítores.

- Lo que subió bajo, la magia se perdió. Tú no tienes la culpa.-cantó después de una ligera pausa.- El reloj se te rompió, el tiempo se acabó. Game over.

- ¡Un, dos, tres!-dijo el chico del piano.

Acto seguido de los laterales del escenario salieron un chico y una chica a las trompetas rompiendo aquel íntimo ambiente que se había generado con unos sonidos que invitaban a moverse. Ella disfrutó de aquel cambio de beat.

- Tú no tienes la culpa.-retomó disfrutona mientras su guitarra se acompasaba al ritmo que la canción había tomado.- Lo que subió bajó, la magia se perdió, tú no tienes la culpa, el reloj se te rompió, el tiempo se acabó.-cantó mirando a su banda, metidísima en aquel arranque de concierto.

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