Capítulo 17

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6 de octubre de 2021, Madrid, 19:29 p.m

Miriam

Estaba apoyada en la barandilla del balcón mirando con detenimiento cómo el sol se escondía entre los edificios del skyline de Madrid. Aunque mi cabeza seguía en otra cosa, seguía aturdida por todo lo que había sido el día en sí.

De pronto, noté unas manos agarrarme de la cintura y un grito agudo. Tal fue el susto que por poco caigo balcón abajo.

- ¡LA MADRE QUE TE PARÍO PUTA DEL INFIERNO!-grité llevándome la mano derecha al pecho.

Noe estaba muerta de la risa en la silla del balcón.

- Sí, sí, ríete, pero casi me mandas al otro barrio, cerda.-me quejé sentándome en la otra silla.

- Qué exagerada eres.-dijo negando con la cabeza.- Es que a ver chica estabas ahí empanadísima y he visto mi oportunidad de oro para devolverte los cinco millones de sustos que me has dado desde que compartimos piso.-añadió haciendo un ademán con el hombro.

- Ya, claro, no si ahora será culpa mía y todo.-volví a quejarme negando con la cabeza.- Por cierto, qué tarde llegas hoy, ¿no? Llevas una temporadita que no veas...-comenté algo más relajada.

- Sí, bueno, es que he tenido lío.-dijo rápido.- Mira de pasada he traído shushi y yakisoba para cenar, que hace mucho que no tenemos una cena así relajadita.-dijo revolviendo entre las bolsas blancas que había encima de la mesa del balcón.

- ¿Tenías tutorías o qué?-pregunté mientras revisaba la comida asiática que mi amiga había comprado.

- Bueno, no exactamente.-dijo con una risilla.- He tenido una cita.-explicó apoyando la espalda en el respaldo de la silla y apartando la mirada de mi.

- ¿¡PERDONA?! Ya puedes estar largando todo, ¿desde cuando me ocultas estas cosas?-pregunté incorporándome rápidamente en la silla.

- Le dijo la sartén al cazo, guapa, que si tengo que esperar a que tú me cuentes tus cositas con cierta rubia, lo mismo me entero el día de la boda.-respondió riendo.

- Ya pero ahora no estamos hablando de mí, así que larga.-dije cruzando los brazos sobre la mesa.

- A ver, impaciente, deja que me duche y mientras cenamos te lo cuento.-dijo levantándose de la silla.

- ¿Es en serio que me vas a dejar así?-pregunté persiguiéndole estupefacta.

Antes de que mi mejor amiga pudiera articular palabra, el timbre sonó. Fruncí el ceño, ¿quién sería a esas horas? Noe me miró desconcertada y fue a abrir. Yo me quedé unos segundos allí quieta pensando en quién podría ser, no lo negaré una pequeña parte de mí pensó en cierta granadina, pero después de la conversación que habíamos tenido, descartaba por completo aquella posibilidad.

Salí del embelesamiento cuando escuché una voz que me era terriblemente familiar. Como si de un espía me tratase, me acerqué al pasillo sin hacer ruido. Asomé medio cuerpo por el marco de la puerta y vi a una chica castaña al otro lado de la puerta manteniendo una conversación de lo más distendida con Noe. Bueno, no sé si distendida sería la palabra, estaban coqueteando delante de mis narices. 

Pero, aquella cara... Aquella cara yo la había visto antes. Esas facciones... De pronto la chica carcajeó y rápidamente vino un flashback a mi mente que me hizo reconcerla.

- ¡NO TE PUEDO CREER!-dije avanzando por el pasillo. 

- Ay la madre que la parió.-dijo Noe tocándose la frente con nerviosismo.

- ¿ES ELLA?-pregunté a Noe con una amplia sonrisa en los labios.

- Miriam.-dijo Noe nerviosa sin saber dónde meterse.

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