Capítulo 18

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29 de octubre de 2021, Madrid, Colegio La Cabaña, 12:32 a.m.

Miriam

Suspiré. Me senté en uno de los pupitres pensativa. Tragué saliva con pesadez. Escuché la puerta del aula abrirse, me giré rápidamente con el alma encogida.

- Tranquila, soy yo.-dijo la rubia en un tono pausado entrando en el aula.

Solté el aire con cierto alivio y eché la cabeza hacia atrás. Mimi fue hacia su mesa, dio un trago de agua y volvió hacia la puerta. Yo no podía parar de remover mis anillos.

- Miriam, calma, irá bien.-dijo mirándome desde el marco de la puerta.

- No sé cómo puedes estar tan tranquila.-respondí acariciándome la frente con nerviosismo.- A mí me va a dar un ataque.-añadí negando con la cabeza.

- No lo estoy, pero teniendo en cuenta cómo fue la otra vez, no puede ir peor la cosa.-respondió encogiendo los hombros con una pequeña sonrisa en sus labios.

- Ya, bueno, pero el objetivo es que vaya mejor.-dije alzando las cejas.

- Y lo irá.-dijo con un tono tranquilizador, con una mirada dulce.- Pero relájate y ponte el vestido de tía dura, que nos hará falta.-dijo con gracia antes de salir hacia el pasillo.

El vestido de tía dura... La madre que la trajo... Rodé los ojos y no, no pude evitar que se me escapara una pequeña sonrisa. Aquel acento, aquellos ojos, aquellos hoyuelos que se formaban la comisura de los labios... Llevábamos tres semanas con un trato puramente profesional y cordial. Parecía lejano todo aquello que había pasado anteriormente y sí, lo echaba en falta. Aunque me estaba conociendo a mí y con Laura había hecho grandes pasos hacia adelante.

23 de octubre de 2021, Madrid, 9:30 p.m.

- ¿Y tú, cómo estás?-preguntó Noe mientras daba un mordisco a su porción de pizza.

Resoplé. Buenísima pregunta.

- Hecha un lío.-confesé.- Todo este trabajo con Laura me está yendo bien y me lo noto, pero por otro lado... bueno.-dije mirando hacia otro lado.

Di un bocado a mi porción de pizza.

- Te falta alguien.-dijo Noe con una media sonrisa.- ¿O me equivoco?-preguntó alzando una ceja.

- Es que toda esta situación... que entiendo que teníamos que parar porque ninguna estaba como para empezar nada.-dije recostándome en el respaldo de la silla.- Pero se me hace raro no hacernos bromas ni quedarnos a comer juntas, ni tan siquiera contarnos qué tal el día.-me expliqué.

Noe me miró con ternura y una amplia sonrisa en el rostro.

- Paciencia, cariño. Habéis tomado una decisión muy valiente, pero me huelo que todo eso volverá pronto.-respondió acariciándome la pierna.

- Es que además, Mónica no para de estar encima, he intentado hablar con ella pero parece imposible saber qué le motiva a tener esos comportamientos con Mimi.-confesé suspirando.

- ¿Están listas esas pizzas?-preguntó María vociferando desde el salón.

Noe y yo nos miramos y no pudimos contener la risa.

El sonido de un taconeo por el pasillo, me hizo desconectar y conectar con lo que ese taconeo implicaba. Me levanté del pupitre, me puse bien la blazer de cuadros gris, me acomodé el pelo y salí hacia el marco de la puerta. Ahí estaban. 

- Entrad, por favor.-dije apartándome del marco de la puerta.

Me miraron con seriedad y entraron el aula sin articular palabra. "Cálmate" leí en los labios de Mimi cuando entró tras ellos. Asentí y cogí aire tratando de relajarme. Nos sentamos en el grupo de pupitres.

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