Capítulo 9

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18 de setiembre de 2021, 5:41 a.m.

Mimi

Salimos del pub, que aquella noche alargó la fiesta. Aunque no mentiré, yo perdí la noción del tiempo allí dentro.

Nos apoyamos en la fachada del local, saqué el paquete de tabaco del bolso y me encendí un cigarro.

- Apaga eso.-se quejo Miriam arrugando la nariz.

Reí. Miriam estaba enfrente de mí. Estiré un brazo hacia ella y trató de zafarse del agarre. Pero fue en vano, pues conseguí atraparla. La acerqué a mí.

- Ven.-susurré manteniendo el máximo de humo en mi boca.

Ella, mantuvo ese gesto de desaprobación pero se acercó. Despegué mi espalda de la pared, acortando aún más la distancia entre ambas. Sonreí. Pegué mi frente a la suya y acaricié su nariz con la mía, deleitándome en la caricia. Desde el interior del pub sonaba Delito de Nathy Peluso.

En una de esas caricias, mis labios acariciaron los suyos. Su boca se entreabrió y yo exhalé poco a poco el humo que guardaba preso entre mis dientes.

Lejos quedó la posibilidad de que Miriam se enfadase por aquel acto, la rubia se abalanzó sobre mis labios cual leona, provocando que fumar fuera lo de menos. Tiré el cigarro y pegué su cuerpo contra el mío, aprisionando su culo con mis manos. Nos besábamos con ansia, con el deseo metido en lo más profundo de nuestro sistema nervioso. Mordió mi labio inferior antes de separarnos.

Apoyó su frente junto a la mía, me miraba con esa mirada felina y penetrante que haría temblar a cualquiera. Ladeé la sonrisa y dejé en sus labios un beso casto que le arrancó una sonrisa de sus labios.

La luz se colaba con dificultad por su melena rubia, estaba guapísima. Siempre lo estaba. Era una cosa desmedida lo suyo, abusivo me atrevería a decir. Le miraba y en el brillo de sus ojos me encontraba. Me encontraba y me perdía. Me carcomía el instinto pero algo de mí me pedía más, me pedía más de una noche. Esa rubia de ojos miel no podía ser una historia de una noche de borrachera. No quería que así fuera.

- ¿No te duele?-pregunté llevando un mechón de su rizada melena detrás de su pelo.

- ¿El qué?-preguntó confusa.

- La cara, de ser tan guapa.-respondí con gracia sonriendo victoriosa.

Rodó los ojos y negó con la cabeza.

- Zalamera.-dijo apartando la mirada.

Atrapé su cara entre mis manos y descubrí en su rostro una sonrisa algo tímida.

- Pues si es la verdad, te rompes de guapa, bueno, me rompo yo al verte.-dije con una sonrisa, aunque sin poder disimular la carcajada con lo último.

- Mimi.-se quejó escondiéndose en el hueco entre mi cuello y mi hombro.

- ¿Dónde has metío a la leona? Porque ahora eres más bien un gatillo, eh.-dije divertida acariciando su melena.

- Mimi, ya.-replicó ahondando más en su refugio.- Que tú también eres guapísima.-añadió en un tono más flojito.

- ¿Qué?-pregunté aunque sabía perfectamente lo que había dicho, pero quería que lo repitiese más alto.- Es que no he escuchao' bien lo que has dicho.

- Sí que lo has escuchado, mentirosa.-dijo mientras notaba en mi piel como se le dibujaba una sonrisa en el rostro.

- No, no he escuchao' na'. Venga, di.-insistí con una pequeña risita.

Resopló y se separó del lugar donde ya había hecho casa. Se incorporó y me dedicó una de esas miradas que atraviesan. Me fascinaba la facilidad que tenía para pasar de un estado adorable a uno arrebatador, sensual y del todo demoledor.

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