Capítulo 22

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2 de noviembre de 2021, Madrid, 7:39 p.m.

Mimi

Se separó y en sus labios se dibujó una tímida y dulce sonrisa. Qué guapa estaba. El flequillo recaía sobre su frente, aunque sin impedir que viera sus brillantes ojos miel. Su melena rubia se posaba sobre sus hombros, cubiertos por una chaqueta de cuero negra. Debajo de esta, una camiseta negra estampada que conjuntaba con una minifalda ajustada con un corte que permitía ver algo más de su muslo derecho. En sus pies, unas botas negras.

Tragué saliva. Estaba más que guapísima. No sé cómo no se me paró el corazón al verla.

- ¿A dónde vamos?-pregunté tratando de disimular mi embelesamiento.

- Es sorpresa.-respondió con una sonrisa chulesca.- Ven.-dijo a la vez que con el mando abría su Citroën.

Le seguí y nos subimos al coche. Me abroché el cinturón y la miré.

- No me secuestres, eh.-bromeé alzando el dedo índice.

- No creo que te quejases demasiado si te secuestrase.-respondió sin vacilar.

- Mírala, ahora se nos ha puesto chulita la gallega.-respondí ante aquella actitud.- Mu' confiá te veo a ti.-añadí cruzándome de brazos fingiendo cierta molestia.

Me miró de reojo y negó con la cabeza aún sin borrar esa sonrisa chulesca de sus labios.

- La que puede, puede y yo puedo.-respondió guiñándome un ojo con una chulería totalmente impostada. Antes de que pudiera rebatir nada, besó con delicadeza mis labios.- No te pongas en modo refunfuñona que te va a encantar.-dijo a escasos centímetros de mis labios.

Yo nunca me había llevado bien con la incerteza y aquel ambiente de sorpresa me estaba matando. Además, Miriam no era una persona a la que le pudieras sonsacar fácilmente información.

Madrid a su lado era muy distinta. Recorrimos el centro con paciencia disfrutando de los últimos rayos de sol del día. El dorado bañaba las calles y hacía que el ambiente fuera aún más envolvente. Por mucho que intentara descubrir hacia dónde nos dirigíamos, me resultaba imposible. Salimos del centro. Estábamos en las afueras, concretamente en Fuencarral. Pero ¿Qué hacíamos ahí?

Miriam paró el coche en mitad de una calle y yo la miré confundida. Ella, sonriente puso incluso el freno de mano.

- Tengo que taparte los ojos.-dijo con una amplia sonrisa mientras sacaba de la guantera un trozo de tela rojo.

Alcé una ceja y crucé los brazos bajo mi pecho.

- Es en serio, solo 2 minutos, luego te la quito y descubres la sorpresa.-añadió al verme poco entusiasmada con la idea.

- A cambio de que me des alguna pista de dónde me llevas.-respondí haciendo un ademán con el hombro.

Una carcajada se escapó de sus labios.

- A ver... Iremos a un sitio... que está a dos minutos.-respondió muerta de la risa.- ¿Qué más pista quieres, chica? Confía en mí, anda.-insistió.

- Bueno, confío en ti porque sé que te da demasiado miedo la sangre cómo pa' hacerme na.-dije mientras me dejaba vendar los ojos.

- Ni que fuera Jack el destripador.-comentó divertida mientras me anudaba la tela suave.- Espero que todo este hype merezca la pena.-susurró sobre mi oreja izquierda.

El bello se me erizó y una corriente recorrió todo mi cuerpo. Ese era el impacto de Miriam sobre mí. Podía ponerme cachonda en cuestión de segundos.

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