CAPITULO 33 | Mal Presentimiento

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- Aló

- Amigaaa - se escuchó una voz distorsionada y lejana. 

Poché seguía aturdida por las sensaciones que aun su cuerpo experimentaba por el sueño que acaba de tener por lo que no reconoció la voz al otro lado. La llamada despertadora también la había alterado en gran medida. Su respiración medio acelerada no le permitía escuchar a quien trababa de hablarle del otro lado de la línea, su excitación previa se convirtió en enojo. 

- Hola... ¿Quién me habla? - preguntó molesta sin recibir respuesta solo se escuchaba un extraño ruido. - Aló, me escucha?... hay alguien ahí? - el ruido molesto se incrementó - si no van a hablar para que llaman a esta hora? - colgó. Estaba furiosa. Dejó escapar un profundo suspiro mientras se tumbó de nuevo en la cama. Tiró el celular a un lado y ocultó su cara con la almohada soltando una queja inaudible.

Se quedó en la cama unos minutos hasta que decidió levantarse. Era fin de semana pero igualmente debía ir a la tienda. Se metió al baño para darse una ducha y hacer el resto de su rutina mañanera. Luego preparó café y salió del apartamento.

Poché estaba un poco distraída en sus pensamientos mientras caminaba hacia la tienda, sin importarle que iba retrasada. Había mucho movimiento en los pasillos, lo que era medio raro a esa hora de la mañana y un día de fin de semana. Lo más extraño fue ver unos cuantos policías aquí, otros cuantos por allá haciendo preguntas. En seguida vio que su tienda era el centro de atención. Allí también estaban los policías. Las vitrinas estaban vacías y en medio de la nada estaban Abel y Manuela. Los oficiales al verla entrar se le acercaron, igualmente Abel para explicarle. Poché no lograba comprender lo que sucedía.

- ¿Qué es lo que está pasando? – preguntó

- ¿Es usted la dueña? – indagó uno de los oficiales.

- No. ¿Pero me puede decir que es lo que está pasando? ¿Dónde está toda la ropa? ¿Qué sucedió?

- Precisamente por eso estamos aquí, para descubrir que sucedió. Nos avisaron de un robo. Estamos realizando las investigaciones de lugar, es necesario que el propietario este aquí lo antes posible.

- ¿Un robo? ¡No comprendo, nos robaron! ¿Pero quién... por qué? ¿Abel que está pasando aquí? ¿Esto es una broma o que?

- Es muy en serio - dijo Manuela

¡Se llevaron toda la ropa señorita! – expresó Abel con cara de pánico. La tienda había sido saqueada, se habían llevado toda la ropa: pantalones, camisas, ropa de niños, todo lo que estaba en exhibición. Poché se dirigió al almacén, trato de abrir la puerta, pero estaba bien cerrada.

- ¿Y el almacén?

- Parece que no les dio tiempo de abrir la puerta. – agregó Manuela.

- Tenemos que tomar la declaración de todos, señora. – dijo el oficial que se le había acercado.

- Pero... – Poché no tenía idea de que hacer o que decir. Luego de unos minutos llegó Julio Cesar, para tranquilidad de ella.

- ¿Quiénes tienen llave de la puerta? – preguntó el oficial a cargo.

- Yo tengo llave de todas las puertas, y cada uno de ellos tiene copia de la puerta delantera y el almacén. – declaró Julio Cesar.

- Entonces todos tienen que acompañarnos al destacamento. ¡Vamos! – concluyó el policía. Todos fueron interrogados individualmente durante horas, hasta que dejaron ir a Julio Cesar y Poché. Abel y Manuela seguían detenidos hasta nuevo aviso. Salieron juntos y Julio acompañó a Poché hasta su apartamento.

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