CAPITULO 44 | A todo dar

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POV de Poché

Un año después

Metidas en medio del mar. Una piscina natural que nos permitía quedarnos de pie y el agua nos alcanzaba a la altura del busto. Ella se veía demasiado hermosa sonrojada por el efecto del calor del sol sobre su piel blanca y delicada. Aunque se ponía igual cada vez que le recordaba lo bella que era o le miraba fijamente los labios, como estoy haciendo justo ahora.

- Te he dicho el efecto que causa en mi que me mires así ¿verdad? - dijo poniéndose seria y mirando mi boca unos segundos para luego verme a los ojos con mirada retadora.

- ¿Mirarte cómo? ¿Así? - me pegué a ella derepente y besé sus labios como atraida por un imán muy potente. Nuestras bocas volvían a encajar después de tanto tiempo separadas. Cada nuevo beso era como una primera vez mucho más intensa. El corazón bombeaba a gran velocidad, nuestros cuerpos se pegaban y mecian al compás del vaivén de las olas, provocando roces en todas las partes sencibles de las dos, así como el contacto directo con la piel descubierta y mojada. La humedad se sentía de pies a cabeza y sobre todo entre mis piernas. Las sensaciones eran increíbles, me abracé a ella, aprentando su cuerpo contra el mio, sin dejar de besarla. Mis manos recorrian su espalda y quedaron quietas sobre su firme trasero para luego masajearlo con ganas.

- Mmm si, así - despegó su boca para poder tomar un poco de aire y responder. En seguida me devolvió su lengua invasora, tomando dominio total y haciéndome gemir contra su ataque avasallador. Daniela era como una niña sumisa en cuanto a tomar la iniciativa pero cuando encontraba la seguridad de ser correspondida era como un torbellino que te arrastraba en la dirección que quisiera a la velocidad que ella quisiera. ¡Dios mio, cómo me calienta esta mujer!

Después de un año de confusiones, celos, mentiras y demás problemas entre nosotras por fin estabamos aquí, alejadas de todos, en un paraiso llamado Punta Cana. Era fin de año y Calle se las arregló para convencer a Germán que la dejar irse unos días después de su cumpleaños de vacaciones a la Isla del Caribe, sola y sin pendientes de trabajo. A mí me engañó con ayuda de mi hermana Valentina para que me hiciera creer que todo este viaje había sido idea suya y ahora aquí estamos en medio de esta playa privada donde no existen los problemas ni nada que nos impida tener por fin nuestra primera vez juntas haciendo el amor, tal cual yo había fantaseado tanto tiempo.

- Eso se siente muy bien, mmm - dijo y suspiró contra mi boca cuando metí mis manos por debajo del diminuto bikini negro que Dani llevaba puesto, sintiendo directamente la piel de sus nalgas para apretarlas y acariciarlas con libertad. La sentía mía... a pesar de todo ella iba a ser mia completamente y yo también sería suya al ciento por ciento.

- Me encanta todo de ti... - la apreté fuerte pegándola completamente a mí, mientras soltaba su boca para atacar su cuello probándola con real gusto, sabía que eso la ponía a mil en décima de segundos.

- Pocheee, mmm... eso me gusta, sigue... - ella susurró para también dirigirse a mi oreja para pasar la punta de su lengua por todo el contorno de ésta y hacer un recorrido desde allí hasta llegar a mi hombro el cual lamió y chupó con dedicación - Sabes a mar... estás deliciosa bebé, me encantas!

- Y tu a mi... me fascinas, me enloqueces, no entiendo como has logrado que ahora estemos aquí... - los besos y las caricias comenzaban a ser desesperadas - No puedo creer que por fin te tengo completamente para mí - Dije provocando que Ella volviera a tomar mi boca mientras soltaba el laso de la nuca del top de mi bañador de dos piezas y lo dejara atado en la parte de abajo de la espalda para que no se perdiera en el agua. Una vez que logró descubrir mi pecho lo acarició, apretando ambos al tiempo que seguía besándome con intensidad. Los apretó haciendo endurecer mis pezones y a mí soltar un largo gruñido.

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