CAPITULO 15 | Ve con Dios

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γ:. gamma 15:00
Pasaron un par de días. Poché decidió hacer un cambio de look. Semanas atrás pensaba ponerse un color diferente en el cabello y su padre le había prohibido hacerlo ya que le había contado que era un color algo escandaloso. Ella tenía dudas pero la nueva Poché estaba decidida a ignorar lo que diga la gente. No haría caso a los prejuicios y comentarios negativos. Sabía que Juan Carlos solo quería lo mejor para ella pero era hora de seguir afrontando nuevos desafios para crecer y ser ella misma.

Después de darle muchas vueltas se tintó la mitad del pelo hasta las puntas con un tinte (seguramente vencido, se le había borrado la fecha) de lo que debía ser un calor azul metalico, lo cual no resultó como esperaba. Su cabello quedó de un color verdoso con algunas mechas medio azules lila. No era lo que esperaba pero le gustaba el cambio. 

Por otro lado, había tomado la decisión de irse a la capital.

- Hija ¿estas segura? 

- Si papá - Poché no estaba acostumbrada a ir a la capital, conocía ciertos lugares por sus visitas anteriores a casa de la prima. Pero nunca había vivido rodeada de tanto movimiento, en un sitio lleno de gente en todas las esquinas, pero nadie saludaba a nadie, eran desconocidos que se paseaban juntos por las aceras sin importarle si el otro tenía un buen día o una terrible noche.

Vale y Juan Carlos no entendieron el porqué de la prisa en irse, ni lo inesperado de la decisión.  "Ve con Dios." Le había dicho finalmente su papá.  

Poché se marchó llevando consigo, dos vestidos, un pintalabios y unos zapatos viejos. Llegó a la capital a media tarde, en el camino repasaba una vez más su vida, las horas de insomnio, los días enteros cociendo tras una maquina, llegar a la casa y encontrar a su padre enfermo sentado en lo que pareciera una silla de ruedas, rogándole a Dios que aliviara su agonía y alargara su vida. Su hermana Vale condena a no tener una buena educación, ni vivir su adolescencia libremente. Nada en su antigüa vida se le hacia justo. Era hora de incliar la balanza aunque sea un poco a su favor.

Llegó frente a la puerta del apartamento de su prima Carla, aspiró y exhaló profundamente. Llegaba buscando fortuna, un poco tarde pero con gran determinación. Subió los pequeños escalones, tocó débilmente la puerta. Esperó pero nadie respondía. Duró varios minutos tocando y esperando hasta que se dio por vencida, su prima no estaba. Se sentó en los escalones a esperarla, se colocó el bulto entre las piernas pensando que no le había avisado a su prima que llegaría. No sabía como ella o su esposo reaccionarían, ante su inesperada llegada. Estuvo a punto de irse pero en ese momento un auto se detuvo en la calle. Vio a su prima despedirse del hombre de lentes y bigotes que manejaba antes de bajar del automóvil.

Poché se puso de pie, espero a que la prima se acercara. Como era de esperar la sorpresa vistió la cara de Carla. Ambas estaban alegres de verse. Se dieron un abrazo.Carla era cinco mayor que Poché, casada, sin hijos, muy distinta a ella físicamente. Era alta, el pelo corto, la piel oscura como el chocolate, cuerpo fornido y bien definido. Ella era jugadora de Voleibol profesional, una figura reconocida a nivel nacional e internacional, una deportista estrella con multiples titulos a nivel de continente y perteneciente a un equipo top 10 mundial. También era enfermera graduada pero no ejercía la enfermería, había hecho un curso técnico en fisioterapia muscular. Era una mujer sexy, llamaba la atención primero por su estatura pero cautivaba más aun por su carisma.

- Pocheeee mi prima bella, que sorpesa encontrarte aca  – dijo Carla emocionada, dándole un fuerte abrazo. Luego la miró de arriba a abajo - ¡Peliazul y todo! - agregó, tomado un mechón de su cabello y jugando con el de forma divertida. Poché la recordaba diferente, menos alegre, menos efusiva, en realidad mucho más tímida. Habían cambiado ambas. – ¿Cuéntame que haces aca?

- Vine para quedarme prima. No pude avisarte perdóname por llegar de sorpresa. No sé si está bien, si Javier se molesta o tienen ustedes otros planes...- Olvida a Javier. Nos divorciamos el año pasado ¡Gracias a Dios! Ahora me siento mucho mejor, Ya no tengo que discutir con él cada vez que me iba de viaje a algun torneo. Me siento liberada, renovada feliz...


Continuará...

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