CAPITULO 16 | Cuenta Conmigo

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- Me doy cuenta. Eso quiere decir que puedo quedarme contigo, te aseguro que seré de gran ayuda, además nos haremos mutua compañía.
- Si, si, si, claro. Pero ven entra, cuéntame de Vale y tio Junca ¿cómo están ellos? – entraron al apartamento. Se sentaron en un cómodo sillón y conversaron durante horas. Poché le contó porque estaba en la capital y le habló de Germán, claro omitiendo el detalle de que era casado, como lo había conocido y que tan lejos había llegado con él.

- Sé que puedo conseguir un buen trabajo y Germán Calle puede ayudarme. Así podré mandarle dinero a Vale y mi papá.

- Claro. Cuenta conmigo prima. – Carla notaba cierta vergüenza en ella. – Óyeme María José nada de pendejadas conmigo. Tienes que aprender muchas cosas, comenzando por esa mirada esquiva que tienes. Debes levantar la cabeza y mirar de frente, eres bonita y esa es tu mejor arma pero debemos comenzar a cuidar mejor tu apariencia. Oye, tengo que practicar duro porque se acerca el torneo de NORCECA pero te ayudaré en todo lo que pueda.

- ¡Gracias! No te preocupes, vine a aprender, vine a ganar, ser campeona como tu, haré todo lo que me digas y no retrocederé te lo aseguro. ¡Ya verás que nos va a ir muy bien! 

- Así se habla, a jugar bien. ¡Ah!, el señor que me trajo es un comerciante bien establecido, tiene varios almacenes y supermercados, me está pretendiendo hace días pero aun no quiero comenzar una relación, creo que puedo hacer que te consiga algún trabajo. – Se levantó del sillón, se comenzó a desabotonar la blusa que llevaba puesta y se dirigía a la habitación mientras hablaba. Carla era hiperactiva no lograba quedarse tranquila por más de dos minutos. - Ahora que me divorcie de Javier quiero respirar libremente. Javier era tan asfixiante, hasta el procedimiento de divorcio fue decisión suya, sus razones y su dinero. Me dolió mucho todo el proceso pero ya es hora de olvidar y reponerme. 

- Me imagino que fue muy duro. Recuerdo que él era todo para ti. – comentó Poché.

- Naaaah, ni tanto ni tan poco, todo pasa ¿Tienes hambre? – se quitó la ropa dejándose la ropa interior. – Preparemos algo de comer. Me doy un baño y en cinco estoy contigo. – se metió al baño abrió la ducha y se le oía cantar bajo la regadera. 

Poché sentía que su prima le brindaría todo el apoyo que había esperado de ella. Trataría de mantener eso. El apartamento era pequeño. Tenía una sola habitación, un pasillito que conducía al baño, la sala y una mini cocina. Mientras esperaba Poché trató de preparar algo de comer, le sonaba el estomago del hambre. Por suerte no encontró lo necesario, ya que era un peligro inminente el la cocina. Se tomó un vaso de leche mientras tanto. A los quince minutos Carla llegaba a la cocina para salvar la situación. Preparó un par de sandwiches con batida de fruta y su proteina mientras seguian conversando. 

 - ¿Para que te inventaste algo asi? - Carla era contraria a las mentiras. Poché le había dicho a Germán que trabajaba para una fundación, cosa que era una gran mentira.

- No sé. Tenía que inventarme algo

- ¿No piensas decirle la verdad?

- Por ahora no. Vamos a ver qué pasa.

- Entiendo. Bueno ya es hora de descansar. El apartamento es pequeño pero cómodo. Puedes dormir conmigo en la habitación, al fin al cabo la cama es bastante grande, pero si tienes mal dormir te quedas en el sillón. – sonrió señalándole el sillón que era muy pequeño para dormir en el para Carla que era una gigante pero para Poché era perfecto.

- No te preocupes, el sillón me queda perfecto –  Por primera vez Poché se quedaba dormida sin al instante. Nada de pensamientos que espantaran su sueño.


Continurá...

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