CAPITULO 35 | San Gil

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POV de Poché

Entré al apartamento con una sonrisa irracional pintada en mi rostro. Francisca me miró con cara de enojo, no era para menos. Se quedó viéndome por unos segundos mientras yo simplemente suspiraba como tonta. 

- ¿Qué se supone que te pasa? - preguntó Francisca sacándome de la nube llamada Daniela Calle. 

- Nada - respondí. Caminé en dirección a la mini cocina del apartamento. Abrí la nevera sin idea de lo que quería sacar.

- Ajá y yo me llamo Shakira - dijo mi compueblana en tono irónico. Me seguía observando fijamente. Eso me incomodaba bastante. Cerré la nevera sin tomar nada de su interior.

- ¿De qué hablas? - salí de la cocina en dirección a la habitación. Francisca vino detrás de mi.

-  Poché tu papá está mal y tu te la pasas de no se qué con una niña rica que te pone como idiota. ¡De eso hablo!

- Bueno, ya está bien. Esa niña rica es quien nos llevará de regreso al pueblo mañana a primera hora. Así que ya déjame tranquila. - dije con aire de fastidio. No quería seguir la conversación en esa dirección. Me metí al baño y cerré la puerta. 

- No sabía que eras amiga de la hija de Germán Calle -  dijo en un tono que pudiera oír aún a través de la puerta cerrada. 

-  Puedes usar el sofá para dormir, ahí mismo está la sábana y una almohada. Si quieres cenar algo antes, hay comida en la nevera. Yo me voy a dar una ducha  - "bien prolongada" pensé e  ignoré la afirmación que acababa de hacer mi amiga en relación a Daniela. Me quité la ropa, abrí la regadera y me metí debajo del agua fría, mojándome de cabeza a los pies para calmar mi estado de ansiedad. No iba a explicar lo que ni siquiera yo entendía. Solo iba a seguir la corriente, ella sabía muy bien a que yo había venido a la capital, no importa si es German o Daniela sigue siendo un Calle. Además lo realmente importante era llegar al pueblo para poder ver y ayudar a mi padre. No era momento de romanticismo ni reclamos. Escuché como Francisca refunfuñaba mientras se alejaba, imaginé que en dirección a la cocina. Si de algo estaba segura es que nada la distraía más que la comida. Mi amiga tragaba tanto como una lima nueva. 


*-*-*-*

A las 6:00 de la mañana ya estábamos listas para partir. Daniela nos recogió y nos encaminamos al norte por la carretera 45A. Le dije donde había nacido. Lo obvio es que reconociera el lugar ya que allí estaba ubicada la fábrica principal de Tejidos Calle. El trayecto nos tomaría unas cinco a seis horas, por lo visto a la hermosa Daniela Calle le gustaba conducir, y lo hacía extremadamente bien. Todo el viaje nos la pasamos cantado canciones y conversando cosas de nuestra niñez. Hasta Francisca estaba de lo más parlanchina. Hicimos dos paradas en el camino, una para echar combustible e ir al baño y otra para estirar las piernas. Adquirimos también, en la segunda parada, unos cafés y refrigerios dulces para acompañar la travesía. Llegamos a las 12:00m a la entrada del pueblo. Daniela quiso detenerse en la fonda de Doña Fellita, y como es de esperar mi barriga y la de Francisca, siempre dispuestas a recibir alimento, estuvieron de acuerdo en comer en ese lugar antes de llegar a nuestro destino final, la casa de mi papá. 

 

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