CAPITULO 17 | Labios Rojos

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Al día siguiente, como de costumbre Carla despertó temprano, se iba al gimnasio luego a las prácticas y antes de irse dejó a Poché bien instalada. Le mostró donde estaba todo, le entregó varias revistas para que leyera y aprendiera más acerca de la MODA, sus diferentes estilos y la apariencia del mundo gramuroso, luego se marchó.

Poché revisó todo el apartamento, fue a la habitación, hurgó en el closet. Examinó todos los vestidos, cada prenda, se midió algunas pero le quedaban grandes, muy largas. Cogió un pantalón negro y le cogió el ruedo, utilizó un cinturón para ajustarlo a la cintura y se puso una blusa blanca que le quedaba holgada, pero el escote le favorecía bastante. La blusa le quedaba holgada, no tenía mangas ni cuello le bajaba hasta el inicio de los senos mostrándose sutilmente el escote. La combinación estaba perfecta. Comenzó a utilizar el maquillaje de Carla, inútilmente, los colores no le quedaban, eran muy oscuros para el tono pálido de su piel. Perdió toda la mañana tratando de maquillarse, pero no lograba hacerlo como se veía en las revistas. Desistió, dejó los polvos, los lápices, brochas, sombras y demás sobre la coqueta. Fue al baño, se lavó la cara con abundante agua, se secó bien el rostro. Se delineo bien los labios y se pintó la boca con un rojo intenso. No se puso más nada, ni siquiera polvo. Tenía el rostro limpio y la frescura le daban un aire natural pero atractivo.

Salió del apartamento con la tarjeta de German en la mano. Con el dinero que le quedaba tomó un taxi, le pasó la tarjeta y le pidió que la llevara a esa dirección. Emocionada observaba como la ciudad había cambiado, las avenidas, los edificios, las plazas, todo era nuevo, le fascinaba todo lo que veía a su paso. Llegaron a la plaza comercial donde estaban la tienda de Germán Calle. Ella bajo del taxi, le pidió que esperara unos minutos. Entró a la hermosa tienda de ropa, excelente decoración, preciosos vestidos y blusas, todo le llamaba la atención. Una joven muy elegante la vio entrar. La observaba atentamente, esa chica tan bonita seguramente haría una buena compra pensó Daniela al verla caminar por la tienda que era su responsabilidad. Todos la miraban. Poché sonrió, no sabía si la miraban porque era bonita o porque estaba mal vestida ¿o qué? Daniela se le acercó, le habló amistosamente y con gran seguridad. Era amable con ella y tenía mucho conocimiento acerca todo lo que ofrecía la tienda. Poché se limitó a escucharla, ya que no veía por ningún lado a Germán, se las arreglaría para conseguir toda la información que pudiera. - Ahora no me llevaré nada, solo pasé a echar un vistazo. - dijo Poché.- Me permite acompañarla, puedo decirle la información que requiera. - Luego de un rato mostrándole todo lo que estaba disponible. - ¿Podría saber su nombre señorita? - ella pensó antes de responder.- Todos me dicen Poché - la joven no se alejaba ni un segundo. Al ver que la mujer no se marchaba e insistía en mostrarle todo lo que la tienda ofrecía, sintió mucha curiosidad, después de media hora de coqueteo y seducción, finalemente la chica de la tienda le hizo una invitación a tomar un café. Era una chica hermosa. Poché la veía atentamente sin entender porque sentia una conexión con esa chica si ni si quiera sabia su nonbre, era la primera vez que la veía en su vida. Sin embargo, estaba abierta a todas las posibilidades, la vida es una sola y hay que aprovechar cada minuto.

- ¿Que es lo que busca exactamente? - preguntó Daniela a Poché

- Nada en especifico, solo estoy mirando ¿Será que me puede decir si Germán Calle está? - Daniela se quedó atonita con la pregunta. Esa chica buscaba a su padre. Seguramente era alguien que conocía su nombre por casualidad o era una admiradora. Tenía que averiguarlo.

- El Sr. Germán no está en este momento. Pero yo puedo ayudarla en lo que necesite. Yo estaré allá en el mostrador ¿si? No dude en preguntar lo que sea. - Daniela le brindó una sonrisa encantadora y se alejó. Poché la miró alejarse estudiando cada centimetro de su cuerpo. Le parecía una chica super linda, elegante y sobre todo sexy. Si sexy... ¿cuando pasó eso? no tenia idea de que podía considerar a una chica como super linda, mucho menos como sexy, nunca le habia pasado por la mente.

Después de otros diez minutos esperando, Poché sintió que ya no vería a Germán. Era hora de irse. Pero esa chica tan bonita que le había hablado antes se veía tan dulce, tan tierna que algo la hacía analizar la posibilidad de acercarse y conocerla mejor. No podía irse sin saber mas de ella. Poché se acercó al mostrador.

- Ya me voy, no encontré nada especial que me gustara en esta ocación. - Poché miró a Daniela con un brillo en sus ojos que no pudo ignorar.

- Es una pena. Pero estoy segura que podriamos satisfacer sus espectativas en cualquier momento. Solo tiene que decirnos que es lo que busca exactamente. - Daniela era una chica atrevida. Siempre conseguia lo que deseaba. Era abiertamente bixesual y todos a su alrededor lo sabian. Todos se hacian de la vista gorda ante sus caprichos e innumerables conquistas. Conquistas que eran sin dudas controversiales la mayoria de la veces. Por esa razón, Germán Calle la hacía trabajar en las tiendas, para domar un poco esa rebeldia sin sentido que Daniela imponía a su paso.

- Volveré otro dia, Gracias - dijo Poché sin dejar de ver esos ojos color avellana que parecian dos esferas magicas y misteriosas. Era como si su mirada la hipnotizara sin remedio. No podía reaccionar, estaba perdida e inmovil ante esos ojos color café claros.

- Mi nombre es Daniela. me gustaría intarle un café señorita... -

- Que nombre tan bonito - fue lo único que pudo decir después de unos segundos para no parecer retardada mental. Poché solo pensaba en que esa chica era realmente hermosa. Sólo Dios sabía por qué.

- Gracias. Entonces ¿que dice? me acepta un café. -

- No se moleste, usted esta en su horario de trabajo...

- Puedo tomar un descanso - Daniela la interrumpió. Era evidente que ambas querían tomarse ese café. Sin decirle nada a nadie Daniela agarró su cartera y le dijo a Poché que fueran al café que estaba a unos cuantos locales de la tienda, allí mismo dentro de la plaza.

Salieron de la tienda. Poché despidió el taxi porque ya no podría pagar por el tiempo de espera. Entraron a un Coffee Shop en la parte lateral de la plaza. Se sentaron en una mesa en la pequeña terraza. El olor a café, canela y vainilla inundaba el ambiente.

- Quisiera decirle algo y me gustaría que no lo tome a mal - lanzó sin rodeos Daniela una vez sentadas en un rincón de la terraza. Como en otras ocasiones Poché estaba impresionada con cada cosa que veía. Lo bien decorado que estaba el Café, lo atenta que era Daniela. Se había limitado a respuestas cortas: si, no, anjá, me gusta, muy lindo, gracias, etc.


Continurá...

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