CAPITULO 20 | Cuando Quieras

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Pidieron pescado a la parrilla, a Poché le encantaba comerlo. Era muy especial comer pescado ya que muy raras veces tenía la oportunidad de hacerlo. Bebieron vino blanco y conversaron. El sabor agradable del vino le gustaba y mucho más acompañado del pescado. La suavidad de la bebida la hizo olvidar el consejo de su prima y bebió más de unas copas. Daniela cantó una canción y regresó a la mesa.

- Te toca a ti ahora - la animó

- Ni loca, no puedo cantar ni media nota.

- Vamos, anímate, yo canto contigo

- No inventes, no se cantar...

- Ese es el punto del karaoke, cantar por que si, a nadie le importa si sabes o no cantar. Dale vamos será divertido.

- No y no. No quiero ser el hazme reir de la noche.

- Dios que aburrida eres! - sonó una bachata - Entonces vamos a bailar.

- ¿Queeeee? Daniela te quieres calmar

- Bueno esta bien. La noche es jovén, ya verás que con un par de copas más me vas a complacer. - Daniela le sirvió más vino. - Por ahora vamos a ver todo lo que puede hacer este aparato. Agarró el móvil y se puso a programar todas las aplicaciones. De un momento a otro le tiró una foto y luego se hizo una selfie. Volvió a manipular el móvil por unos minutos luego se acercó para explicarle todo lo que había hecho. El tiempo pasó muy rápito y sin darse cuenta eran las 2:10am. Poché había tomado demasiado. Bailó y cantó un montón. En un momento de lucidez preguntó la hora.

- Vámonos Daniela. - dijo con voz entrecortada y chistosa.

Todo le daba vueltas, que las lámparas de la terraza daban vueltas en círculo alrededor de las mesas, no podía ponerse de pie. Daniela tuvo que ayudarla a ponerse de pie cuando se marchaban. La ayudó a subir al auto. Poché se dejó caer en el asiento como si su cuerpo fuera una enorme bola de plomo.

- ¡Eres tan hermosa... pareces una muñeca! - le acarició la parte superior de la rodilla descubierta. Su corto vestido rojo estaba más arriba de lo que ella hubiese deseado pero mareada como estaba ni siquiera lo notaba. - ¿Estás bien? - le preguntó. Ella reía tontamente como lo había hecho la mitad de la cena.

- Claro, ji ji ji, estoy muuuuy bien. - respondió. Daniela se acercó más y acarició su rostro. Aspiró el aroma de su cabello y depositó un beso en su mejilla izquierda. - Carla me va a matar, ¡ji ji ji ya es muy tarde... - le recordó.

Se sentía poderosamente atraída por ella, sin embargo, no debía aprovecharse de la situación. Esperaría a que ella sintiera lo mismo. "Es tan linda. ¿Qué pasaría si tan solo le diera un beso?" pensó. Se inclinó un poco más, comenzó a besarle el cuello, ella murmuraba que no, pero débilmente, no estaba completamente consciente. Sentía un sueño pesado que le impedía reaccionar. En el fondo su cuerpo respondía a los tibios besos de Daniela.

Debía controlarse. Con dificultad contuvo el impulso de seguir sintiendo sus labios sobra la suave piel de Poché. Cuya reacciones eran favorables. Pero no podía aprovecharse de la situación. Ni siquiera sabía si a ella le gustaban las niñas. "Ay Daniela controlate" pensó. Se incorporó y puso el auto en marcha. Una vez en el frente del apartamento.

- Poché, llegamos -

- Mmmm -

- Ya llegamos, tienes que entrar - le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja. Poché abrió los ojos. Todavía estaba bajo los efectos del alcohol.

- Eres increíble Daniela - Poché la miró fijamente, sus rostros estaban muy cerca y de repente le dió un beso al que Daniela correspondió con gusto. Era un beso lento, suave y dulce, como nunca lo había sentido. Poché solo deseaba seguir así, besando esos labios y olvidarse del mundo. Una luz se encendió en una de las ventanas del edificio sacándolas de aquella maravillosa experiencia. Poché se asustó al caer en cuenta de lo que acababa de hacer y la posibilidad de que alguien las hubiera visto - Me tengo que ir - salió disparada del auto sin darle chance a decir nada.



HORAS MAS TARDE...

- ¡Hey... despierta! - Carla la tocó el hombro agitándola un poco. - ¿Y...? ¿Cómo te fue? - le preguntó al ver que abría los ojos.

- Bien, creo... - se incorporó. Sintiéndose mucho mejor que antes, el techo ya no le daba vueltas. Se recogió el pelo en un moño y comenzó a contarle lo sucedido a su prima, menos lo del besó a Daniela en el auto.

- ¿Qué pasó? A parte de que llegaste casi a las cuatro de la madrugada.

- Perdón, perdoname, el tiempo se nos pasó volando.

- Miráte todavia estas medio borracha Poché.

- Noooo, solo tengo mucho sueño..

- Esa Daniela como que es mala influencia para ti.

- ¿Tú crees? - sonó la notificación de un mesaje en el nuevo móvil de Poché. Carla mira el aparato sorprendida. Poché agarra el teléfono y lee el mensaje por whatsapp.

Daniela: Hola bebé ¿cómo amaneciste?

Poché sonríe y responde inmediatamente

Poché: Bien, y tu?

- ¿De donde sacaste ese telefóno? - preguntó Carla con cara de pocos amigos.

- Me lo regaló Daniela porque quiere que podamos hablar en cualquier momento. Y realmente necesito un telefono. No le ví nada de malo y lo acepté.

- Me doy cuenta - volvió a sonar la notificación. Carla se incorporó dirigiendose a la cocina.

Daniela: ¿Qué haces?

Poché: Me acabo de despertar

- ¿Ahora dime que hablaste con Julio Cesar? - le preguntó a Carla para cambiar el tema.

- ¡Ah sí! Me dijo que no hay problema. Que contara con eso. Que él me complacía en lo que le pidiera. Es un buen tipo, no es un ángel pero tiene gran corazón. Además quiere llegar más allá conmigo y con algunos favores va ganando puntos ante mí. - respondió desde la cocina mientras ponía el café.

- ¿Qué quieres decir?


Continura...

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