CAPITULO 26 | Me Gusta Demasiado

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POV de Poché

Entramos en su apartamento. No recordaba los detalles. Era realmente acogedor; sala-comedor conectada a la cocina de un desayunador que también servía de isla para la cocina, con espacio para tres taburetes. El decorado de la cocina en colores blanco, negro y gris le daban un aire sofisticado y elegante. Tenía un pequeño balcón que conectaba con la sala a través de una puerta de cristal corrediza. Un enorme sofá color marrón claro frente a una gran tv de todas las pulgadas enganchada en la pared. 

Miré a mi alrededor con curiosidad como si lo estuviera viéndolo por primera vez. Realmente era la primera vez porque ahora si estaba consciente, era muy bonito. Estar en su espacio se sentía cómodo, como si fuera también mi espacio, nuestro espacio. Para mi, estar con Daniela Calle resultaba tan fácil, que pudiera decir que la conozco de toda la vida. Imagino que era innegable la atracción mutua, más allá de cualquier convencionalismo. Si pasó algo entre las dos me gustaría poder recordarlo.

- Ve siéntate - me dijo Daniela, señaló hacia el sillón - ¿Quieres tomar algo? - se dirigió a la cocina y abrió uno de los gabinetes. Yo me senté. Estaba super nerviosa. Me sudaban las manos aunque la temperatura de la noche estaba algo helada. Hace bastante frio en esta época del año.

- No quiero nada gracias. ¿Por qué no me cuentas de una vez? Estas muy misteriosa. No es como si me hayas violado anoche, pero quiero saber -  dije esto como para romper el hielo. Vi como Daniela se paralizó un segundo dentro de la cocina, dejó dos vasos sobre el desayunador. Me miró fijamente.

- ¡Que dramática eres! - sacudió la cabeza levemente y se me acercó

- Entonces cuéntame todo, se que siento cosas que no puedo controlar cuando te tengo cerca - le tomé la mano para que se sentara a mi lado.  

-  Yo me siento igual, pero no me aproveché de ti - sonrió. Me encantaba su sonrisa. Me volvía idiota el brillo de sus ojos color avellana, al punto de perderme en ellos deseando descubrir su alma. Daniela era increíblemente bella. No me cansaría de admirar su rostro. Admito que me gusta, me gusta demasiado esta mujer... - Anoche tu y yo...


POV de Calle ⏱

- Llegamos a mi apartamento. Te ayudé a caminar hasta el sofá y te desplomaste como un saco de papas haciendo que yo también cayera encima tuyo. Ambas reímos como bobas. Estábamos tan pegadas que podía sentir el calor de tu aliento sobre mi rostro. Tuve que contener las ganas de besarte, créeme que me moría por comerte a besos pero estabas muy ebria. Lo mejor era prepararte un café bien cargado. Así que me alejé como pude. Me fui a la cocina para prepararlo. Te dejé recostada en el sofá. Cuando regresé con el café estabas dormida, así que ni siquiera lo tomaste. Decidí llevarte a la cama para que descansaras mejor. 

Después de un gran esfuerzo logré que te pusieras de pie, te cargué a caballitos, bueno mas o menos, te enganchaste de mi. Entramos a mi habitación, tenías la cabeza recostada de mi hombro con el rostro clavado entre mi nuca y mi cuello. Sentí como comenzaste a darme besitos suaves al principio luego me diste una pequeña mordida y eso me volvió loca. En ese momento sentí como si una corriente eléctrica subiera por mi columna, toda mi piel se erizó en un segundo. Me giré para poder sostenerte de frente y así evitar que me siguieras mordiendo la nuca pero en seguida volviste a meter tu cara entre mi cuello y la clavícula - dejé escapar una risita nerviosa, en realidad me estaba calentando la forma en que le contaba los detalles - Volvieron los besitos, luego sentí tu lengua lamer de abajo hacia arriba el lugar que había mordido... deje escapar un jadeo involuntario. Eso te encendió más porque volviste a morder ahora con chupada incluida - parecías vampiro, jeje -  no me importaba en lo más mínimo si me dejabas una marca - comencé a retroceder en busca de la cama, al sentir que las piernas comenzaban a fallarme. En seguida pasaste a morder el lóbulo de mi oreja halándolo entre tus dientes con suavidad, todos los vellos de mi piel se pusieron en atención como cadetes de nuevo, ahora mucho más erguidos. Con torpeza caímos juntas sobre la cama. El corazón se me quería salir del pecho. 

A CUALQUIER PRECIO | Caché |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora