CAPITULO 22 | Buenas Relaciones

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Germán estaba impecablemente vestido, saco y pantalón de color gris oscuro y la camisa azul claro, cuello abierto. Le daban un aire formal y relajado. Poché estaba sentada en una de las mesas del fondo a la derecha junto a las ventanas que daban vista a la Plaza, tocó a su prima en el hombro, con un leve gesto le indicó que había llegado alguien. Carla observó a Germán Calle y acompañante cuando entraron al restaurante.

- ¿Lo conoces? – preguntó Julio Cesar – Ese es Germán Calle. Uno de los dueños de casi todo este centro comercial.

- Si lo conozco – respondió ella. Trató de permanecer tranquila pero no podía quitarle los ojos de encima. Germán y su esposa se sentaron en el otro extremo del restaurante. Inquieta y perturbada Poché sentía la necesidad de hacer algo. Acercarse, hablarle, lo que sea. De repente la señora que lo acompañaba se puso de pie y se fue al tocador. Inmediatamente Poché también se puso de pie. Carla trató de persuadirla pero no pudo. En cuestión de segundos estaba detrás de él.

- ¡Hola Germán! – dijo suavemente. Algo sorprendido y confuso se dio vuelta. Nervioso pero encantado de verla se paró de la silla.

- María... hola... ¿como estas? – miró en dirección al tocador, luego a Poché.  

- ¡Ya ves! – estaba temblando por dentro pero por fuera se veía tranquila. – Te he estado buscando...

- Buscandome...

- Si... ¿Ella es tu esposa? –

- Si – la miró fijamente a los ojos tratando de comunicarle lo incomodo que se sentía y lo inoportuno que era el encuentro.

- ¡Está bien! – sonrió – Hablemos afuera en cinco minutos. – antes de que él pudiera negarse le dio la espalda y se alejó.

- ¿Cómo es que lo conoces? – preguntó Julio Cesar cuando ella regresó a la mesa. – Tengo mucho tiempo tratando de entablar relaciones de negocios con esa gente pero es casi imposible.

- Ellos también son dueños de la fábrica en la que trabajaba allá en el pueblo...

- Ves que tenía razón. Tu prima es  quien me va ayudar a conseguir los mejores contactos. Es atractiva e inteligente justo lo que necesitamos para crear buenas relaciones...

- Pero Julio tu solo piensas en las relaciones – interrumpió Carla en tono sarcástico.

- Así es Carla, solo una buena relación es importante. Tu muchacha puedes lograr lo que te propongas si lo deseas. Podemos hacer un buen equipo. Escucha... – Julio no dejaba a ninguna de las dos hablar – Germán es un tipo millonario, con gran importancia en el mundo comercial de la ropa de fábrica. Maneja los torneos de golf donde se codean los empresarios más prestigiosos del país y es un genio de las finanzas...

- Ya Julio Cesar – lo interrumpió Carla – hablas de esa gente como si fueran tus ídolos.

- No es eso mi amor. Todo el que esté en este mundo empresarial, lujos y golf, debe saber lo que yo sé y conocer la historia de los Calle para poder entrar en su circulo.

- Pero tu estas más emocionado de la cuenta...

- ¿Queeeeé? 

- Disculpen, ya regreso. – Poché volvió a ponerse de pie alejándose de la mesa. Ni siquiera estaba escuchando lo que Julio Cesar decía, sólo estaba pendiente a lo que hacía Germán quien salió del restaurante actuando como si tuviera una llamada importante.

Poché salió al parqueo, espero por unos segundos a que él dejara de actuar. Ella sabía que él la estaba esperando. Ella lo observó caminar hacia donde estaba. Con unas cuantas copas de vino en la cabeza y en la sangre se dejó llevar por el impulso y lo abrazó.

- ¡Espera! – dijo él alejándose.

- ¡Ella no puede vernos! – insistió.

- Lo sé. Una amiga se unió a nuestra mesa pero no debo estar aquí, tengo que volver adentro. Solo vine a decirte que no me busques problemas.

- No quiero buscar problemas, solo que hablemos.

- Más tarde, como a las ocho te busco. Dame tu número.

- ¿Esta noche? – recordó su cita con Daniela. - Tengo una reunión

-  Entonces mañana

- ¿Lo prometes?

- Si. Ahora debo irme. -  

- Pero antes... – no podía dejarlo ir. Como era más alto que ella se le acercó sugerentemente  – Me das otro abrazo – él miró al restaurante, miró alrededor y la abrazó unos segundos. Ese abrazo los lleno de calor. Era natural sentirse protegida entre sus brazos.

- Te llamaré - la soltó y le dio un cálido beso en la mejilla.

- ¿Cómo me llamaras? ¡No tienes ninguno de mis teléfonos!

- Entonces te espero mañana a las ocho acá si es lo que realmente quieres.- se alejó dejándola con la palabra.  



-*-*-*-*-

Mientras Poché daba vueltas y se arreglaba para salir con Daniela.

- Carla ¿cómo es que puedes pagar este apartamento? Jugar Voleibol seguramente no es suficiente – preguntó Poché mientras conversaban.  Carla la miraba moverse de un lado a otro buscando alguna cosa.

- Claro que no es mucho pero tampoco es que sea una miseria. - rio suavemente - Aunque, de vez en cuando hago sesiones de fisioterapia para traumas musculares en el hospital. También trabajo como enfermera en algunos casos particulares, temporales por supuesto. Por ahora me va bien sin tener que hacer enfermería. Me gusta jugar, viajar con el equipo, si trabajara en el hospital no podría dedicarle al juego todo el tiempo que necesita...

- Tienes suerte de hacer lo que te gusta. No es fácil tener que trabajar horas y horas tras una máquina de coser y ganar una miseria, como bien dices. Mamá no supo hacer otra cosa en toda su vida por eso enfermó y su cuerpo no pudo resistir. - dijo en tono triste

- Por cierto ¿Cómo sigue Juan Carlos, le sirvieron las medicinas que les mande?

- Si claro te agradecemos en el alma las medicinas que le mandas pero el está igual, todo es igual en ese pueblo. Espero poder traerlos pronto para acá.

- Ojalá, ya tienes un empleo que es lo importante.

- Carla eso me asusta. No sé nada de manejar una tienda, ni nada de eso.  

- Aprenderás. Eres muy inteligente, solo tienes que hacer todo lo que te dice Julio Cesar. Estoy segura que lo vas a hacer bien, tranquila.

- Solo espero ganar lo suficiente lo antes posible para traer a papá y a Vale, ya los extraño.

- Normal, es la primera vez que están separados por tanto tiempo.

- Pero tengo que acostumbrarme. Yo los ayudaré a cambiar de vida, te aseguro Carla que eso es lo que quiero. Ayudarlos a salir del pueblo, cueste lo que me cueste subir voy a llegar arriba y cuando lo haga todos vamos a vivir mucho mejor.

- Así se habla. Mente positiva, objetivo claro prima - Ahora cuéntame que pasó con Germán afuera del restaurante, no me has dicho nada.

- Quiere que nos veamos mañana en la noche. 

- ¿Qué piensas hacer? 

- Con Germán puedo conseguir más oportunidades... 

- ¿Ya le dijiste a Daniela que eres amiga de su padre?

- Es complicado, no sabría que decirle. 

- Deberías aprovechar esta noche y contarle todo antes que se te complique más la situación.

- Lo intentaré. Ayúdame a maquillarme. – después de vestirse con jeans, suéter y zapatillas, Carla la maquilló. 


Continuará...

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