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Slytherin ganó el partido, jugando mucho mejor que Ravenclaw. La grada verde y plateada se deshizo en aplausos cuando los jugadores de su casa alzaron el puño en señal de victoria, y luego de que ambos equipos descendieron hacia los vestuarios, la gente comenzó a circular en dirección al castillo.

Astoria y su hermana caminaban juntas, con Theo Nott prendido a la túnica de la mayor de las hermanas.

- Theo ¿Necesitas algo? -preguntó Daphne con un tono ingenuo.

- Sí, que salgas conmigo.

Astoria puso los ojos en blanco. Nott no le agradaba nada.

- Pero ¿Salir a dónde? Aún no han comenzado las visitas a Hogsmeade. -respondió Daphne, mirando al chico con una leve sonrisa.

- Puedo armar algo para una buena cita sin necesidad de salir del castillo.

Astoria frenó el paso y los otros dos hicieron lo mismo, pero sin hacerle mucho caso.

- Adelantense, tienen mucho que hablar. -indicó la castaña, haciendo un gesto con la mano para echarlos de allí.

- No, tú y yo íbamos a la sala común. Después hablamos, Theo. -respondió Daphne y se llevó a su hermana menor de la mano.

Una vez lejos del muchacho, Astoria se soltó y miró a su hermana con cara de póker.

- ¿Qué me ves? -inquirió la mayor, echando un vistazo de reojo a Astoria.

- ¡Eres tonta! -le exclamó, poniendo los ojos en blanco.

- Hacerlo desear un poco no le va a venir mal, Astoria. Además ahora en la fiesta por el partido seguro vuelve a intentarlo. -respondió Daphne con una cara de superioridad nunca antes vista.

- Agradezco no tener ese imán que tienes con los hombres...-comentó Astoria riendo.

- Tu lo estás desarrollando más que bien, no te preocupes por eso.

- ¿Yo? -la castaña alzó ambas cejas.

La rubia no dijo más nada, mientras siguieron caminando a la sala común, que al llegar estaba decorada con serpentina plateada y verde, y había comida en una mesa larga. Se quedaron allí hasta que los jugadores de Slytherin entraron y todos aplaudieron y vitorearon. Daphne se dirigió enseguida hacia los recién llegados, pero Astoria se retiró a un rincón junto a la ventana que poco dejaba ver del Lago Negro.

- Qué sociable eres, Greengrass. -escucha y no necesita mirar para saber quién es.

Alzó la vista y Draco estaba parado junto a ella, comiendo pastel de manzana.

- No se me dan bien éste estilo de...fiestas. Lamento no estar lamiéndote las botas...pero ha sido un buen partido.

El chico rió.

- Si hubieras estado lamiendome las botas no estaría aquí en este momento. Anda, vamos a por una cerveza de mantequilla.

Astoria frunció el entrecejo, sin entender mucho. Pero no se paró.

- Levanta, Greengrass. Anda. -la tomó de la mano y tiró, con la intención de hacerla levantar.

- Ya voy, ya voy...-protestó la castaña, y se puso de pié.

Caminaron hasta la mesa y Draco le tendió una cerveza de mantequilla.

- Gracias. -dijo y dio un sorbo.

Al mirar alrededor, notó que la mayoría los miraba con gesto extraño.

- ¿Por qué nos miran? -preguntó Astoria, acercándose un poco al rubio para no levantar la voz.

Draconem et ReginaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora