Draconem et Reginae

25

Al otro día, Astoria salió de la enfermería, con sólo un moretón en el labio y el cuerpo algo dolorido. Su hermana protestó, pues consideraba que debería haberse quedado más tiempo, pero ni Madame Pomfrey ni mucho menos ella misma consideraban lo mismo.
Vió a Draco desayunando, en la esquina opuesta de la mesa donde solía sentarse. Estaba sólo y taciturno, por lo que la chica decidió dejarlo tranquilo pues Draco cuando no estaba de humor era muy difícil de llevar.

Al acabar el día de clase, dónde Draco pasó totalmente de ella, finalmente saliendo del Gran Comedor después de la cena, oyó la voz del chico tras ella.

- Astoria. - la llamó.

Ella se volteó y alzó ambas cejas.

- Dime.

- ¿Podemos hablar? En privado. -pidió el rubio con gesto serio.

Ella imitó su gesto.

- Claro.

El chico movió la cabeza para que ella lo siguiera. Caminaron y subieron escaleras, y Astoria adivinó que irían a la Sala de los Menesteres. Había aprendido que Draco se sentía seguro allí y es donde iba cuando necesitaba espacio. Confirmó sus sospechas y se adentró en la misma sala donde semanas antes habían hablado sobre la Batalla de Hogwarts. Ella se sentó pero Draco se quedó parado. Estaba claramente nervioso y eso le daba mala espina.

- ¿Qué sucede? -preguntó Astoria, jugueteando con la pequeña esmeralda que colgaba de su cuello.

Draco suspiró y se giró para mirarla.

- Creo que las cosas se salieron de control. Hasta aquí llegó la puesta en escena de nuestra supuesta relación.

La chica no respondió. Estaba más que segura de que Draco se había dado cuenta de que sentía algo por él y eso lo había espantado. Fue tonto de su parte esperar que quizás en el fondo él sintiera lo mismo.
Asintió.

- Coincido. -dijo sin más.

Draco alzó una ceja.

- ¿De verdad?

- Claro. Ya te había dicho yo que todo esto se iría a la mierda. Además de lo de Rowle, sé que estás pendiente de que no me desmaye en el medio de una escalera y eso es agotador. Es totalmente comprensible.

El chico chasqueó la lengua.

- No lo digo por eso.

- Da igual. Gracias por todo. Tengo que irme a dormir, mañana me toca clase doble de Cuidado de Criaturas Mágicas. -explicó y se puso de pie para salir de la Sala.

- Oye, espera. - dijo Draco y aferró su brazo. Pero al instante la soltó, como si se hubiera quemado.

- Creo que estaría bien si ambos volvemos a la etapa donde pasábamos uno del otro. -añadió Astoria y finalmente salió del lugar.

Por supuesto que conteniendo las lágrimas. No iba a desmoronarse frente a Draco pero realmente sentía un vacío en el pecho desde que lo escuchó hablar. Un vacío que a la vez ocupaba tanto espacio que presionaba sus pulmones sin dejarla respirar. Mientras caminaba iba tomando bocanadas de aire para intentar calmar esa sensación.
Inhaló y exhaló varias veces antes entrar a la Sala Común, por si Daphne estaba por allí. Y no se equivocaba.

- Ah, ahí estás. -dijo Daphne y se acercó a ella. Frunció el ceño.- ¿Qué te sucede?

- Nada, Daphne. Estoy cansada.

- Astoria, estás pálida como un papel.

La castaña pone los ojos en blanco.

- Qué pesada eres, Daph. Que estoy cansada.