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Daphne y Astoria aparecieron en la sala de la Mansión Greengrass.

- ¿Qué tienes que buscar? -preguntó Daphne.

- El regalo de Draco. Y ropa.

- ¿Ropa?

Astoria bufó.

- Sí. Ropa. Eso que te pones para no andar desnuda.

- ¿Vas a quedarte en casa de Draco?

-Sí. -respondió Astoria, desapareciendo para volver a aparecer en su habitación.

Daphne apareció justo después.

- Nunca supe de nadie que se quede en esa casa.

- Por Merlín, Daphne. Si quieres decir algo, sólo dilo. Tus comentarios insidiosos están poniéndome de los nervios.

Astoria movió su varita en dirección a su vestidor, y algunas prendas salieron volando de él y se colocaron perfectamente dobladas dentro de una maleta de mano.

- No son comentarios insidiosos, sólo estoy sorprendida.

- Ya, yo igual. Pero Draco básicamente no me ha dado mucha opción.

- Si no te quieres quedar, no te quedas y ya. Draco y sus órdenes pueden irse a pasear. Ahora, si quieres quedarte...

Astoria no contestó.

- Eso creí. -murmuró la mayor. Luego suspiró.- En fin, que cualquier cosa, sabes dónde voy a estar.

- Sí. - Astoria cerró la maleta y miró a su hermana.- ¿Has sabido algo más de mamá y papá?

Daphne negó.

- Sabremos algo cuando regresen, supongo. 

Ambas hermanas se tomaron de la mano y aparecieron en la sala de la mansión Malfoy, de donde se habían ido. Theo y Draco estaban sentados cada uno en un sillón, uno frente a otro, con un vaso de lo que parecía Whisky de Fuego.

- Parece que estaban divirtiéndose. -comentó Astoria con sarcasmo.

- Estábamos hablando un poco de todo. -respondió Theo.

Daphne se sentó en el apoyabrazos del sillón de Theo, y Astoria en otro sillón entre medio de ambos chicos.

- Parece una charla absolutamente estimulante. - replicó Astoria, observándolos a ambos con diversión.

- Intenté convencer a Draco de venir a mi casa pero ha sido en vano. Quizás tú tengas más suerte.

- Probablemente. - comentó Daphne.

Astoria la miró y rodó los ojos.

- En fin. Visto y considerando que rechazan mi oferta ¿Volvemos, Daphne?

La rubia asintió. Se puso de pié y se dirigió hasta Astoria, que se puso de pié también para abrazar a su hermana.

- Feliz Navidad, Tori.

- Feliz Navidad, Daph.

- ¡Feliz Navidad, cuñada! -exclamó Theo, que se acercó a Astoria para abrazarla también.

Astoria se rió.

- Pero bueno. No hace ni tres días que estás con mi hermana. -bromeó, pero lo abrazó.- Feliz Navidad

Cuando la pareja se fué, Astoria rebuscó en su maleta y se acercó a Draco.

- Feliz Navidad, Draco. - dijo, tendiéndole una caja negra, alargada.

Draco la miró y luego al paquete.

- ¿Era verdad lo del regalo?

- ¡Claro que si! -exclamó ella, divertida.

Draconem et ReginaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora