Draconem et Reginae

20

Abajo, todos sostenían copas de champagne. No faltaba mucho para la media noche, todos esperaban el año nuevo. Draco y Astoria se reunieron con Theo, Blaise, Pansy, Millicent y Daphne.

- ¿Estás bien? -preguntó Daphne a su hermana.

Astoria asintió.

- Si, no te preocupes.

- ¿Y Skeeter cuando llegó? -preguntó entonces Draco.

Tori miró alrededor y distinguió unos rizos dorados decorados con una diadema negra, igual que el vestido que portaba la mujer que hablaba con la señora Parkinson, riendo estridentemente.

- Ay no...-murmuró.

- Llegó cuando Tori subió. -explicó Theo.

- Me parece increíble que mi madre no la haya echado de la casa todavía. -comentó Draco y le dió la espalda.

Astoria aún no creía que luego de las cosas que escribió aquella mujer en su libro de la Segunda Guerra Mágica, le diera la cara de pararse allí con su pluma en la casa de los Malfoy. Entendía completamente el malestar que Draco evidentemente se esforzaba en ocultar.

- Quizás sea bueno que esté aquí. Ya sabes, escribirá sobre la reunión en el Profeta y en Corazón de Bruja. -dijo Pansy, como ajena a lo que la vuelapluma de Skeeter podía hacer.

Todos la miraron.

- Mi familia ya no necesita más prensa de esa pseudo periodista, Pansy. -le dijo Draco.

- Bueno pero Astoria quizás sí lo necesite ¿No? Digo, ustedes dos son el boom de la noche.

La aludida puso en blanco los ojos.

- Te contestaría pero sinceramente me da mucha pereza buscar palabras que tu cerebro de gusarapo entienda, Parkinson.

Theo se tapó la boca con una mano, para contener una carcajada. Daphne miraba de mala manera a ambas chicas. Millicent estaba ajena a la situación, mirando un punto abstracto a lo lejos, y Astoria notó que Blaise le daba un pequeño codazo a Pansy. Draco, miraba a Pansy alzando una ceja.

- No quiero faltarte el respeto, Pansy. Pero no te creas que no ha llegado a mis oídos la de veces que has dicho que eras mi novia cuando eso nunca fue verdad. -espetó el rubio, con tono frío.

A Astoria casi le entra la risa tonta. Eso era precisamente lo que ella estaba haciendo ahora: decir que eran novios cuando no era verdad.

- ¿Y si dejamos el tema ya, y disfrutamos la fiesta? Ya casi es año nuevo. -dijo Theo, calmando las aguas.

Draco asintió, y de una bandeja que flotaba a su lado tomó dos copas, para pasarle una a Astoria.

- En mi opinión ya has bebido bastante pero, ya eres grandecita. -le dijo.

Ella asintió con suficiencia.

- Lo soy.

La castaña caminó hasta un ventanal que dejaba ver el helado jardín, iluminado por pequeñas bolitas de luz flotantes. Se terminaba finalmente aquel espantoso año. Todo había pasado muy rápido pero a la vez parecía que habían pasado más de 6 meses de la Guerra. Y la verdad es que su vida había cambiado drásticamente desde aquel entonces. Y en esos momentos, la verdad es que todo estaba patas arriba.

- ¿En qué piensas? -dijo Draco, sacándola de su ensimismamiento.

- En todo. Más que nada en que finalmente se termina este año de...porquería. -terminó, antes de que Draco volviera a gruñirle por su vocabulario soez.