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- Asique resulta que eres una sabelotodo. - comentó Emily la noche de la primera clase.

Estaban ya en la habitación, cada una en su cama. Astoria jugueteaba distraídamente con su collar mientras su compañera acomodaba las almohadas.

- Simplemente leí a Scamander muchas veces.

- Eso está claro. -concedió la mayor.- ¿Y qué historia trae ese bendito collar?

Astoria la miró.

- Ninguna. -mintió.

Emily alzó una ceja.

- Somos las únicas dos mujeres aquí, si no tengo chisme contigo entonces ¿¡Con quién!?

Astoria no pudo evitar reírse.

- De verdad que no tiene mucha historia. Me lo regaló un amigo para Navidad. Lamento la falta de chisme.

- Mis amigos me regalan ropa o alguna chuchería. Nunca una esmeralda. -comentó Emily.

- Pues digamos que mi amigo tiene un buen pasar económico.

- Ah, te buscas amigos de esos...

Astoria le lanzó una almohada, ofendida.

- No necesito la fortuna de nadie, créeme.

Emily alzó ambas manos, en rendición.

- No quería ofenderte.

- Tranquila, no pasa nada.

- Ya me contarás sobre ese amigo tuyo cuando tú quieras.

Astoria suspiró.

- Espero no tener que hacerlo, la verdad.

La otra chica la observó un momento pero por suerte para Astoria dejó estar el tema.

El primer fin de semana llegó, y Astoria estaba emocionada de poder conocer un poco Munich, a pesar de que tenía tres redacciones que preparar para tres asignaturas diferentes: Historia de la Magia en Animales, Anatomía de Animales Terrestres y Ética en la Magizoología. Emily había decidido quedarse haciendo tareas, asique le tocaba ir sola de paseo.
Su recorrido comenzó por el viejo y el nuevo Ayuntamiento, y luego La Residencia de Munich, que solía ser el antigüo palacio de los Reyes de Baviera. Un guía muggle muy simpático le recomendó visitar la cervecería Hofbräuhaus, y allí se dirigió.

- ¡Hey, Astoria! -llamaron a sus espaldas.

La chica se volteó y sonrió al ver que era James, su compañero.

- Me pareció que eras tú en La Residencia. -dijo el joven cuando llegó hasta ella.- ¿Recorriendo Munich?

Astoria asintió.

- Sí. Justamente un guía turístico muggle me vió mucha cara de turista y me sugirió visitar una cervecería que no podría pronunciar correctamente.

- ¿Hofbräuhaus? -inquirió el joven, en un magnífico acento alemán.

La chica aplaudió.

- ¡Exactamente!

- Si me permites, te acompaño. No son cervezas de mantequilla y si te embriagas y te pierdes por andar sola, me sentiré ligeramente mal conmigo mismo mañana. -dijo James, con tono burlón.

- ¿Crees que acabaré pedo por una cerveza?

El joven se encogió de hombros.

- Anda, vamos. -dijo Astoria, pero entonces frunció el ceño.- ¿Y para dónde vamos?

James se rió.

- Para allá, turista. -señaló una esquina a su izquierda.

Comenzaron a caminar, mientras hablaban trivialidades de sus vidas. Resultó que James era Inglés pero hacía unos dos años que vivia en Berlín. De ahí su perfecto alemán. Era también más grande que Astoria, de la edad de Emily. Intentó estudiar Leyes Mágicas cómo toda su familia pero no era para él.

Draconem et ReginaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora