Astoria salió de la sala común ya arrepintiéndose de ese estúpido orgullo que a veces afloraba en ella. Pero también es cierto que la ciclotimia de Draco era algo agobiante.
Así que no le dió más importancia y se dirigió a los jardines. Allí se topó con una multitud de gente, entre alumnos y padres. Se abrazaban, charlaban, lloraban...una mezcla de situaciones. Se quedó parada recorriendo todo el sector con la mirada, hasta que vio a Su madre hablando alegremente con una mujer muy rubia, que aunque Astoria no conociera en persona, suponía quién era. Detrás de su madre, su padre le hizo señas con la mano. La joven respiró hondo y se dirigió hacia allí.- ¡Oh! Astoria, querida. -exclamó su madre y la abrazó.- Ella es la señora Narcissa Malfoy, Narcissa, ella es mi hija menor, Astoria.
- Es un placer, señora Malfoy. -dijo la castaña, esbozando una débil sonrisa.
- Igualmente. -respondio la mujer, sin prestarle mucha atención. Sus ojos buscaban entre la multitud.
- Tori, pequeña. -dijo Peter Greengrass.
- ¡Papá! -exclamó Astoria, y corrió a abrazarlo.
Tenia mucha mejor relación con su padre que con su madre.
- ¿Estás bien? ¿Qué tal la vuelta a Hogwarts?
- Bueno...entre interesante y agobiante. Pero estoy bien.
- ¿Y tú hermana? -preguntó su madre.
- Ya venía, fue a buscar a Parkinson.
- ¿Madre? -preguntó una voz familiar.
Todos voltearon y vieron a Draco parado a unos metros de su madre.
- ¡Draco, querido! -exclamó la mujer con un deje de alivio en la voz, y lo abrazó.
Astoria hizo que su familia volviera a lo suyo y le dieran privacidad a Draco y Narcissa. Ahora que los veía juntos, notaba que el chico se parecía mucho a su madre. La nariz, los ojos, y el porte estilo aristocrático que ambos llevaban con naturalidad.
Mientras tanto, Draco intentaba apartar un poco a su madre de su espacio personal.
- Mamá, estoy bien.
- Lo sé, querido. Pero soy tu madre y puedo abrazarte cuanto se me antoje. -sentenció la mujer, y se apartó arreglándose el pelo.- ¿De verdad estás bien?
Draco asintió.
- ¿Te obligaron a venir? -preguntó con curiosidad.
Narcissa alzó una ceja y soltó una suave risa despectiva.
- Sabes que el único que alguna vez me ha obligado a algo fue tu abuelo y que en paz descanse. -respondió y negó. - Nos enviaron una carta, diciendo que estábamos cordialmente invitados a pasar la tarde de hoy con nuestros hijos si así lo queríamos. Y quise asegurarme personalmente de que estabas bien.
Draco asintió pensativo, mas no dijo nada.
- Draco, escúchame. -Narcissa se colocó frente a su hijo.- Si todo esto es mucho para ti, te vienes conmigo a casa. Sólo dilo.
El rubio miró a su madre y estuvo tentado a decir que sí. Que quería irse. Que ya no quería más sentir las miradas en la nuca ni escuchar los cuchicheos a sus espaldas. Que ya estaba cansado de las pesadillas de todas las noches, intensificadas desde que volvió al castillo. Pero entonces por el rabillo del ojo vio a Astoria, riendo con su padre y su hermana. Y entonces, negó.
- Es tolerable por el momento. -respondió, aún mirando a la chica.
Narcissa alzó ambas cejas y con delicadeza miró sobre su hombro. Suspiró pesadamente, como si hubiera llegado el momento que nunca quiso que llegara.

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Draconem et Reginae
Fanfiction(El Dragón & la Princesa) Luego de la Segunda Guerra, los sobreviviente tuvieron que continuar sus vidas. Draco regresa a Hogwarts a terminar su último año, pero encontrará alguien que cambiará su vida por completo.