2

522 35 2
                                    

Cuando el tren aminoró la marcha, la joven Greengrass se levantó de su asiento y sin decir nada, salió del compartimiento, en busca de su hermana, aunque mientras cerraba la puerta creyó oir un "Tsk." Proveniente de Malfoy.
Cuando encontró a su hermana, bajaron juntas al andén de la estación de Hogsmeade para luego ir en busca de los carruajes que las llevarían a Hogwarts. A Tori le daba escalofríos. La última vez que había estado allí, muchas personas habían muerto.

- ¿Donde estabas? -le preguntó la voz de Daphne, devolviendo su mente a la tierra.-

- Al final del tren. -respondió la castaña, sin mucho detalle.-

- ¿Sola? -inquirió la Greengrass rubia, alzando una ceja.-

- Podría decirse que si. Mi compañero parecía practicar para un concurso de estatuas. -comentó rodando los ojos, mientras subía al carruaje.-

- ¿Quién? - preguntó la mayor con curiosidad.-

- Draco Malfoy.

- Ay, Astoria...-murmuró Daphne con hastío.- Que no te vean con él. A los Malfoy les costará salir del pozo social en el que los ha metido el señor Lucius. Trata de no llevar la reputación nuestra hacia ese lado. -añadió, seria.-

- Pero si casi ni le hablé...no fastidies, Daphne. Cada día te pareces más a papá. -dijo la menor, enfurruñada.-

- Y a mucha honra. Hazme caso y alejate de él.

- Vale. -concluyó Astoria, queriendo acabar con aquella ridícula conversación cuanto antes.-

El resto del trayecto lo realizaron en silencio, ambas metidas en sus pensamientos. Al llegar, el castillo estaba como siempre. Parecía que aquella terrible batalla no había sucedido. Sin embargo, suponía Astoria, a medida que los días y clases transcurrieran, se irían notando las faltas.
Al entrar al Gran Salón, a pesar de todo, se sintió bienvenida. Como en casa. Se sentó en la mesa de Slytherin, y al escudriñar el resto de las mesas, se topó con Potter, Granger, y los Weasley. Bueno, era sabido. A ella siempre le habían dado igual, pasaba de ellos.
La profesora McGonagall ahora ocupaba la silla dorada en la mesa de los profesores, y se puso de pié para dar un discurso muuuy extenso, pidiendo un minuto de silencio por los fallecidos en la guerra, antes de comenzar a cenar. En diagonal a ella, Malfoy charlaba en voz baja con Zabini y Pansy Parkinson.

Luego de la cena, todos se fueron a dormir. Pero la menor de las Greengrass daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Se levantó, y bajó en su pijama negro, a leer un libro a la Sala Comun. Pero una cabellera rubia estaba recostada un sillón. Iba a darse vuelta y regresar por donde había ido y una voz la detuvo.

- ¿Qué haces aquí tan tarde? -siseó Draco desde el sillón.-

- ¿Y a ti qué te importa? -replica Astoria alzando una ceja.-

- No me importa, es curiosidad.

- Métete en tus asuntos.

- Una dama debería de ser más agradable. Y educada.

- ¿Y tú como sabes? Jamás has tratado con una.

- Y al parecer sigo sin hacerlo.

La chica le dió la espalda, mostrando el dedo medio, para luego subir la escalera al dormitorio, escuchando una risa proveniente de abajo.

Draconem et ReginaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora