Draconem et Reginae

33

Draco se despertó aquel día con ganas de seguir durmiendo. Pero luego de un dia de reflexión, se le había ocurrido algo, y precisaba la biblioteca mágica más cercana para asesorarse, al menos hasta que volviera a Inglaterra y fuera al Ministerio.
Se duchó, desayunó y se dirigió hacia la biblioteca, apareciendo en el centro de Munich, y entrando a la calle mágica tocando tres veces con la varita una pequeña fuente de agua. El Munich mágico era bastante menos bullicioso que el muggle, ya que no había ninguno de esos medios de transporte ruidosos y tóxicos para cualquiera que pasara por al lado y respirara el humo que soltaban.

Preguntó a un hombre que vendía periódicos dónde estaba con exactitud la biblioteca y le indicó que debía caminar dos calles, que primero se encontraría con una academia y luego, a unos 50 metros, la biblioteca. El joven siguió camino, hasta que la calle se cortaba con un edificio grande pero no imponente, que rezaba "Academia de Magia Natural" en un cartel que debajo tenía carteles más pequeños. Uno decía "Maestría en Pociones ", otro "Herbología", el siguiente "Magizoología" y el último "Medimagia".
Draco se quedó quieto en el lugar. Aún más cuando un cartel que indicaba " Biblioteca" marcaba el camino por el medio del Campus de la academia.
Si llegaba a cruzarse a Astoria en ese momento, estaría perdido. ¿Cómo le explicaba que estaba allí sin parecer un demente acosador? Miró alrededor, evaluando si había mucha cantidad de gente a pesar de que fuera relativamente temprano. Apenas vio dos personas en los cinco minutos que se quedó mirando, asique con rapidez cruzó el jardín hasta la bendita biblioteca.
Se dirigió a la bibliotecaria y le explicó lo que buscaba, la mujer le dió unas cuantas fichas para que buscara los libros, y una vez que los tuvo se puso a darles un vistazo en una de las mesas del centro.

Estaba absorto en su lectura.

Quizás por eso no vió el grupito de jóvenes que entraron aproximadamente media hora después que él. Ni escuchó la silla frente a él moverse.

- ¿Qué haces tú leyendo sobre Medimagia? -susurró una voz familiar.

Draco alzó la vista, para ver a Astoria sentada frente a él, con gesto serio. No pudo contestar al instante, lo que hizo que la chica alzara ambas cejas. Él se aclaró la garganta.

- Larga historia, supongo. -dijo, también en voz baja.

- Pues no tengo todo el día, en dos horas tengo exámen de Ética. -siseó Astoria.

Draco rodó los ojos. No iba a montar una escena en una biblioteca. Al mirar alrededor, vió que había un grupo de jóvenes que los miraban, entre ellos el idiota con el que vió a Astoria unas semanas atrás. Cerró el libro que leía, tomó los otros y los apiló, para luego ponerse de pie.

- Mejor que vayas a estudiar si tienes examen.

- ¡Draco! -murmuró la castaña entre dientes.

Pero él ya hablaba con la bibliotecaria que le dió un pergamino para que pudiera llevarse los libros prestados. Ir a esa estúpida biblioteca había sido una terrible idea. Salió de allí apresuradamente.

- ¡Draco, para ya! -exclamó la voz de Astoria, ahora a todo volumen.

Él frenó, pero sin voltearse a verla.

- Vete a estudiar. -le repitió.

La joven apareció en su campo de visión, haciendo que él mire hacia otro lado. Se sentía como un chico al que encuentran en medio de una travesura.

- Al menos dime qué haces aquí. -pidió Astoria, en un tono más conciliador.

- Buscaba libros. -indicó él, levantando levemente la pila de libros que tenía en las manos.

- De Medimagia.

- Si.

Astoria parpadeó un par de veces.