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Astoria volvió al castillo después de una charla extensa e intensa con su padre. A pesar de su insistencia e incluso un berrinche, Peter Greengrass se negó a sacarla de allí. Alegó que ya no quedaba mucho de clases y era su último año.
Cómo buen padre, había leído a su hija como un libro abierto y supo que algo había pasado con Draco, más allá de haberlos encontrado casi discutiendo en la sala común.

- ¡Tori! ¡No te fuiste! -exclamó Daphne al verla entrar a la sala común.

- Papá no quiso llevarme. -aclaró.

- Pues me alegro. Mira que dejar la escuela a nada de terminar...-le dijo Theo, desde el otro lado de la sala común.

- Nadie te preguntó, Nott. -escupió la menor de mal modo.

- ¡Astoria! -la reprendió Daphne, con el ceño fruncido.

La castaña bufó y se fué en dirección a la habitación. Estaba que se la llevaba el mismísimo diablo y no le apetecía fingir que todo estaba bien.

Y asi pasaron los pocos meses que les quedaban en Hogwarts: Astoria dejó de ir a los partidos de Quidditch, supo por la fiesta de la sala común que Slytherin había salido campeón del torneo. En las clases se sentaba con su hermana o en su defecto en el banco que más lejos de Draco estuviera. Consiguió todos los exámenes que necesitaba para comenzar a estudiar Magizoología, lo que la animó un poco.
Muchas veces ella y Draco coincidían porque lamentablemente para ella su hermana salía con el mejor amigo del rubio, pero se enfocó en ser lo mínimamente cortés. Creyó que con el pasar del tiempo la cosa iría siendo más sencilla, pero sólo empeoró. Y el día que volvieron a King's Cross, sabiendo que ya no volverían allí como alumnos, se le rompió un poco el corazón al ver a Draco desaparecer con su madre.

Al llegar a casa, su padre las sentó a ella y su hermana en la sala.

- Bien, chicas, hay algo que quiero contarles.

Ambas hermanas se miraron entre ellas, con cara de desconcierto.

- ¿Mamá está embarazada? -preguntó Astoria.

Su madre, que estaba parada junto a la ventana, soltó una carcajada.

- No, Tori. Cerré la fábrica de niños hace casi 18 años.

Su padre negó con la cabeza y procedió a explicarse.

- No sé que tan de cabo a rabo leían El Profeta en Hogwarts...

- No lo leíamos. -respondieron las hermanas al unísono.

Peter Greengrass puso los ojos en blanco.

- Bien. Hace poco han resuelto, dado el fracaso de los últimos ministros, que podrá haber candidatos, entre los cuales el Wizengamot elegirá al próximo Ministro de Magia de Gran Bretaña. Y voy a postularme.

- ¡Excelente! -exclamó Daphne entusiasmada.

Astoria, en cambio, no estaba muy segura.

- ¿Y qué implica eso para nosotras?

- Bueno, nada radical. Deberán acompañarme a ciertas reuniones o actos públicos.

- Oh, pero yo me voy un mes de vacaciones con Theo. -se lamentó Daphne

Astoria se giró a verla.

- ¡Qué callado te lo tenías!

- Has estado muy a gusto regodeándote en tu mierda como para comentártelo. -le soltó la rubia.

- Chicas...-advirtió la señora Greengrass.

Ambas volvieron a prestar atención a su padre. Éste miró a su hija menor.

Draconem et ReginaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora