Cuando la fiesta acabó, todos se dirigieron a sus respectivas salas comunes, a dormir.
Astoria se sentó en su cama, se quito los zapatos, y mirándose a un pequeño espejo de mano, se quitó el maquillaje con un movimiento de varita.- Me lo pasé genial. -dijo Daphne, poniéndose su pijama.
- Sí, ha estado bien. -respondió Astoria, imitándola.
Ambas se acostaron.
- Hasta mañana, Tori. -le dijo la mayor.
- Que descanses. -respondió ella, y acomodó su almohada.
Pero Astoria miraba el techo de su cama con dosel. Tenía como una pesadez en el estómago, que a la vez se sentía de a ratos como un nudo en la garganta. Sabía por qué, pero no quería pensar en ello. "Mañana será otro día" se dijo, y cerró los ojos, hasta que al cabo de un rato largo, se durmió.
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A la mañana siguiente, nadie madrugó. Puesto que era sábado y post baile, la mayoría de los alumnos aprovecharon a dormir hasta tarde. Draco, sin embargo, rondando las 8:30 de la mañana estaba en el Gran Comedor acompañado por pocos alumnos de distintas casa y los profesores, desayunando. Estaba de mal humor, y fastidiado. Aún no podía creer como se le habían salido las cosas de control con Astoria, en cuestión de segundos.
Bufó.
Miró su taza de café a medio beber y una tostada con apenas dos mordidas, sabiendo que no le entraba nada más en el estómago por el momento. Asique se puso de pie y salió a caminar a los jardines, esperando que el aire fresco lo ayudara a encontrar la mejor manera de enfrentarse a Astoria, como el adulto que era. Al fin de cuentas, había sido tan sólo un estúpido beso ¿no? Había besado al menos a un cuarto de chicas en Hogwarts...Y aún así ninguna lo dejó así como estaba en ese momento, sin saber hacia donde ir.
Luego de caminar por la orilla del lago por un rato, decidió entrar y ponerse a hacer tarea. Necesitaba ocupar la cabeza en otra cosa por al menos un par de horas. Y en el camino al castillo, vió que de frente venían Daphne y Astoria. Inspiró profundo y siguió caminando, dejándose llevar por lo que le saliera hacer en el momento. Sintió la mirada de la castaña en cuanto estuvieron a pocos metros de distancia, pero en lugar de saludar a ambas hermanas o aunque fuera hacer un gesto con la cabeza, les pasó por al lado sin mirarlas ni hablarles. Una vez que se hubo alejado lo suficiente, le dió un puñetazo a una columna de piedra.- ¡Maldición! -exclamó.
Se había comportado como un niño, y lo sabía. Debería haber actuado como si nada hubiera pasado y quizás Astoria le hubiera seguido el juego, y todo volvería a como estaba antes. Pero ahora no podía echarse atrás, su orgullo no se lo permitía. Tendría que mantener el papel de que todo le importa un bledo, no iba a ir a pedir disculpas.
Entró al castillo, y se cruzó con Blaise.- ¿Dónde estabas? -preguntó el moreno, dándole una palmada en el hombro.
- Tomando aire. -respondió, sin mucha explicación.
- ¿Jugamos una partida de ajedrez?
- Más tarde. Ahora tengo tarea atrasada que hacer.
- Bueno. Cuando tengas ganas de que te de clases de Ajedrez o de naipes explosivos, me buscas. -dijo Zabini, y se alejó.
Dracó rodó los ojos. Podría bajar el ego de Zabini de un escobazo, pues está más que claro que lo supera en muchísimos ámbitos. Pero estaba decidido a ocupar su mente con la tarea, y eso iba a hacer. También había recibido una carta de su madre, que aún no había leído, y que por supuesto debería contestar si no quería que Narcissa acabara mandando un vociferador.
Llegó a la habitación, buscó la carta y se puso a leerla. Lo de siempre: pregunta cómo le está yendo, si tiene todo al día, si necesita algo, cómo está...Pero si tenía que contestar ahora a esa carta, podría salir cualquier cosa. Dejó el pergamino en su mesa de noche, tomó su mochila y se dirigió a la biblioteca. Una vez allí, pidió a Madame Pince los libros que necesita, elige una mesa, desparrama los libros sobre ella, y se pone a hacer.
Al cabo de dos horas ha terminado e incluso adelantado tarea que tenía que entregar mucho después. Mientras apilaba los libros que habia tomado de la biblioteca para devolverlos a los estantes, escuchó una voz a sus espaldas.- Si machacas 20 escarabajos yo creo que más que una poción vas a hacer una crema.
Draco se giró para ver a Astoria que al parecer había leído parte de su redacción de pociones sin que él la notara.
- Pues parece que no sabes leer. -le respondió, enrollando el pergamino.
Astoria bufó.
- ¿Se puede saber qué te pasa? -preguntó la castaña, cruzándose de brazos.
- ¿A mi? Nada.
El rubio siguió en lo suyo, guardando sus cosas.
- Pues estás siendo bastante inmaduro.
Draco se rió por lo bajo.
- ¿No serás tu la inmadura?
- ¿Y yo por qué? -preguntó Astoria, con cara de incredulidad.
- Porque se me hace que te esperabas el cuento de hadas después de un simple beso y mira, lo siento, pero yo no funciono así. Madura un poco y supéralo.
La chica se quedó mirándolo un momento, incapaz de creer lo que acababa de escuchar.
- Eres un idiota. -dijo, dió media vuelta y se fue.
Draco respiró profundo y la observó marcharse. Por fuera no se había inmutado pero por dentro sabía que cada vez la cagaba peor con esa chica. Sacudió la cabeza y se repitió a si mismo que daba igual, no era la única chica en el mundo.
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- ¿Y a éste qué le pasa? -preguntó Daphne a su hermana, esa tarde en la sala común, al ver que Draco estaba solo en la punta opuesta.
Astoria simplemente se encogió de hombros.
- Ni idea. -respondió.
- Pero...tu y él no...¿no? -preguntó la mayor, algo confundida.
- No.
Daphne puso los ojos en blanco.
- Entonces sigue siendo un idiota. Perdón, debí advertirte.
- No era algo que no supiera, Daphne. No te agobies. -respondió la menor.
Se quedó junto a su hermana, leyendo Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, recordando cuando Draco la riñó por leer ese libro mil veces. Soltó un suspiro.
Slughorn entró a la sala común.
- En los jardines les espera una grata sorpresa. Yo que ustedes, me apresuro. -indicó, a todos los presentes.- Si se cruzan con algún otro compañero, informenle.
Astoria y Daphne se miraron con curiosidad, al igual que los demás.
- Voy a avisar a Pansy, que está en la habitación. -dijo Daphne.
- Está bien, yo iré a ver qué sucede. -respondió Astoria, mirando al malón de alumnos de Slytherin amontonarse en la puerta de la Sala Común.
Dejó que se adelanten y cuando ya no había tanta aglomeración, se dirigió a la puerta.
- Astoria. -la llamaron a sus espaldas.
Se dió vuelta, y Draco estaba sentado sobre el apoya brazo del sillón.
- ¿Qué quieres? -le preguntó, con tono cortante.
- Hablar.
- Pues no quiero. -dijo la castaña, dió media vuelta y se fue, dejando al rubio algo molesto.
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Draconem et Reginae
Fanfiction(El Dragón & la Princesa) Luego de la Segunda Guerra, los sobreviviente tuvieron que continuar sus vidas. Draco regresa a Hogwarts a terminar su último año, pero encontrará alguien que cambiará su vida por completo.