Draconem et Reginae

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♡{ Aviso: A partir de ahora el lenguaje y las situaciones van a comenzar a ser más fuertes. La historia está tagueada para adolescentes adultos, asique a partir de aquí siguen leyendo bajo su responsabilidad. Gracias! }♡

Astoria no entendía nada, pero después de aquel beso le importaba poco entender. Draco la tomó de la mano y salieron de la sala, para dirigirse al hall de entrada donde estaban los Malfoy y los Rowle en pleno saludo.

- ¡Oh! -la señora Rowle se llevo una mano a la boca y luego al pecho.- Pero si parecen salidos de un cuento... Narcissa, cómo ha crecido tu hijo.

La señora Malfoy volteó a ver a los jóvenes y sonrió de lado.

- Sí, ya es todo un hombre. Y ella su novia...

- Astoria Greengrass. -finalizo la invitada.- Nos conocemos. Draco, Astoria...es un placer volverlos a ver. Hacen una pareja hermosa.

- Gracias. -respondieron al unísono.

Thorfinn Rowle, seguido de su hijo, se sumó a la conversación.

- Draco. -saludó, y le tendió la mano, que el joven estrechó.

Luego, se enfocó en Astoria.

- Astoria, qué bueno volver a verte. -dijo y también le tendió la mano.

Ella se la estrechó y fingió una sonrisa que pareció auténtica.

- Nosotros nos vimos hace unos días ¿verdad, chicos? -dijo Ewan, sonriendo.

Pero Astoria sabía que esa sonrisa era absolutamente falsa.

- Si. -dijo Draco, sin más.

- Señora Malfoy, puedo asegurar que Draco es de lo más afortunado de tener al lado a Astoria. - aseguró el joven Rowle.

Narcissa alzó una ceja, pero luego suavizó el gesto y asintió.

- Ya lo creo que sí.

Astoria notó cómo Draco apretaba la mandíbula mientras oía a Ewan hablar, y le apretó la mano con suavidad para indicarle que se relaje. Aunque ella misma estuviera al borde del colapso mental. Aquello podía salir mal de tantas formas que seguramente no se le hubieran pasado por la cabeza aún en su totalidad.

Detrás de los Rowle llegaron los Nott, acompañados de Daphne. Luego los Parkinson, Avery, Yaxley, Travers, Flint y Bulstrode. Astoria no pudo evitar soltar una risita al mirar alrededor y, básicamente, ver a la mitad de los sagrados 28 en aquella casa.
Un elfo entró, al parecer había llegado alguien más.

- Los señores Greengrass.

Astoria se quedó mirando la puerta por donde estaban ahora entrando sus padres, dura como una estatua.

- ¿Y tus padres qué hacen aquí? -susurró Draco.

- No sé. Pero ésto cada vez está peor, por Morgana. -replicó la castaña, con voz ahogada.

- ¡Sorpresa! -dijo el señor Greengrass, acercándose a su hija.

Entonces reparó en el brazo de Draco rodeando la cintura de la chica, y se detuvo en seco, frunciendo el ceño. Detrás de él, su esposa. Ambos miraron a los jóvenes, sin entender.

- Una sola palabra: ROWLE. -susurró Astoria, acercándose a ellos.

La cara de su padre se ensombreció y su madre miró alrededor.

- No entiendo nada. -bufó el mayor, acomodándose la capa.

- Yo...luego les explico. Hagan de cuenta que no pasa nada.