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Las semanas fueron pasando y la época navideña llegó sin más complicaciones.
El último partido de Quidditch antes de las vacaciones de Navidad, era Slytherin contra Gryffindor, y Draco protestaba pues se le juntaban los entrenamientos con dos exámenes.

- Deja de protestar, Malfoy. Al final terminas sacando una E en todo. -comentó Astoria un día antes del partido, mientras redactaba 30 cm de pergamino sobre los venenos y antídotos más comunes.

El chico la miró desde el sofá de la sala común, donde estaba sentado jugando naipes explosivos con Theo.

- Voy a quejarme todo lo que me de la gana.

Ella alzó la vista, le sacó la lengua y siguió escribiendo.

- ¡Astoria! -exclamó una voz nerviosa desde el pasillo del dormitorio de las chicas.

La castaña giró para ver aparecer a su hermana con gesto molesto.

- ¿Y ahora qué sucedió?

- Lee. -respondió la rubia, tendiéndole un pergamino.

Astoria comenzó a leer, y sus gestos iban cambiando a medida que leía.

- Pero bueno. ¿Cómo que Alemania? No voy a pasar las fiestas en Alemania. -protestó.

- Yo menos. -agregó Daphne.

- ¿Quién se va a Alemania? -preguntó Theo, alzando la vista luego de que la torre de naipes le explotara en la cara, casi chamuscándole las cejas.

- Nuestros padres. -respondieron las hermanas al unísono.

- Han enviado una carta diciendo que no se qué primo lejano nos ha invitado pero que somos libres de decidir si vamos o no. -agregó Daphne.

- Pero básicamente es ir o pasar la navidad nosotras dos solas. -comentó Astoria.

- Bah, vengan a mi casa. -dijo Theo.

- ¿De verdad? -preguntó Daphne con un brillito en los ojos.

- Claro. Sin problema.

Daphne le dio un abrazo al chico y luego le guiñó un ojo a su hermana.

- Eh Malfoy, tú también puedes venir. -dijo Theo.

El rubio asintió.

- Ya veremos.

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El ambiente estaba caldeado por la emoción del partido. Afuera había una gran nevada, así que mientras terminaban de desayunar, los alumnos se aseguraban de abrigarse bien.

- Daphne ¿tú tienes mi bufanda? -preguntó Astoria, mirando el suelo y a su alrededor.

- No. Yo traigo la mía en el cuello desde la sala Común.

La castaña chasqueó la lengua. Entonces alguien le da una vuelta a una bufanda alrededor de su cuello.

- No la pierdas, Greengrass. -dijo Draco al pasar, en dirección a los jardines junto al equipo de Slytherin.

La chica acomodó la bufanda, intentando que el perfume que la estaba envolviendo no la atontara demasiado, o al menos que no se notara. Sin embargo, oyó una risita de su hermana. Se volteó, y la rubia alzó ambas cejas con gesto sugerente.

- Mira, te quedó algo de baba ahí. -le dijo, haciendo como que le limpiaba la cara.

- Quítate. -espetó Astoria, poniéndose de pie y rodando los ojos.- Si pretendemos encontrar buenos lugares en las gradas, será mejor que nos vayamos.

Draconem et ReginaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora