Hayir ( Hayir Robot - Hayir Yildiz)

4. Lógica

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Los jardines son remansos de paz donde la naturaleza crece a su antojo, siendo libre, cubriendo poco a poco la tierra como lo hace la hierba, buscando abrirse paso escalando paredes y penetrando en el agua.

Y los jardines también pueden ser laberintos, creando caminos circundantes que nos llevan a donde mismo, como si la vida no avanzase, como sino se detuviese en ellos, como ocurre en el Jardín Bolat; un sueño para quien lo ve desde las revistas que cada año lo alaban, pero una cárcel de hiedra para Aydan Bolat.

Aydan Bolat, la que fuera una de las mujeres más poderosas de Turquía en su tiempo, pero que con el paso del tiempo ha quedada reducida a una reminiscencia de lo que era, aunque sigue siendo esa bella mujer rubia de metro sesenta y enormes ojos nerviosos, que desde hace años buscan esperanza en la vida de su hijo, porque ha perdido la fe en la suya....

Y es que Serkan puede considerarse el hijo perfecto a ojos ajenos, pues es la persona más correcta, formal y exitosa de la sociedad que Aydan le gusta frecuentar.

Sin embargo Serkan no es tan dulce como una madre le gustaría, ni puede vivir con ella como querría, además la efusividad de su hijo es muy reducida, en cambio sus manías son extensas.

Serkan odia que se le salude con demasiada efusividad, que la gente no sea capaz de hablar bien o acabar las frases, no soporta que se ponga música a primera hora de la mañana, que el té se sirva a una temperatura muy ardiente o muy tibia...

Y si hay algo que tense a Serkan es el orden sin lógica, no es que le moleste que algo no esté ordenado, sino que esté ordenado sin lógica, es decir, desde su punto de vista, y sus conocimientos de interiores por su carrera, para él es básico que la gente use la lógica para ordenar su casa, su vida. Es por ello que le tensa si encuentra algo de jardín en un sitio que no sea un jardín, así como le tensa que un jardín esté mal atendido.

Para Serkan todo debe llevar un orden, eso le hace sentirse reconfortado, por ello no es viable la convivencia con sus padres. Él prefiere la soledad y vivir en un ambiente pulcro y etéreo, aunque a algunos les parecería que su casa es demasiado lineal, impersonal, quizás porque todo sigue una misma línea o tal vez porque no saben mirar...

En cualquier caso Serkan diseñó su casa a conciencia y muestra lo que desea, un espacio de líneas rectas, cálida madera aunada a la seriedad del hierro que le transmite seguridad.

Bien se puede decir que a pesar de que él ha diseñado cada milímetro de esa casa y no hay un sólo objeto que no haya elegido él, no parece un hogar, o no del todo.

Serkan desde muy joven vivió fuera de la casa familiar, estudios en el extranjero, cursos posteriores, viviendo en hoteles próximos a las zonas de sus primera obras, apartamentos que ejecutó hasta que llegase el comprador, y una casa a las afueras de Estambul que pretendía ser realmente a su hogar, el cual fue hecho en paralelo a una casa aledaña a la casa de sus padres, dentro del mismo terreno, cuya destinataria era otra persona, sin embargo hace cinco años, cuando aún no había concluido la obra las cosas cambiaron y Serkan se asentó allí sin tener otra elección según su lógica por su madre.

Aydan Bolat llevaba la friolera de cinco años sin salir de los jardines de la familia Bolat, era incapaz tan si quiera de acercarse al portón de la finca, sus manos temblaban y sus ojos lloraban como mil estrellas en una noche de San Lorenzo.

Aydan Bolat padecía agorafobia y Serkan no podía alejarse de ella en ese estado.

Por ello, a pesar de no querer tocar la construcción que él mismo diseño para otra persona en esos jardines, se mudo a la casa que está a apenas unos metros de donde su madre espera ansiosa la vuelta de su hijo, por ello Aydan Bolat ha sacado sus mejores galas y se ha pintado la cara para recibir a su primogénito.