Dicen que no son la cantidad de pasos los que definen alcanzar una meta sino como das esos pasos
Dicen que no son los zapatos que usas para pasar por una alfombra roja o un camino de piedras para llegar a tu objetivo sino la seguridad con la que la pisas
Dicen que no es la fuerza con la que pisas la que determina tu seguridad sino que eres capaz de avanzar sin mirar tus zapatos
Dicen que no son los zapatos los que hicieron que Cenicienta llegara a su príncipe sino su miradaY es que da igual la cantidad de pasos que des, lo agradable o tortuoso que sea el terreno ni la fuerza que emplees porque lo que determina el avance en la vida es como la miras.
Y quizás Serkan al fin la miraba con una sonrisa en su rostro porque un alto porcentaje de su vida era ella; Eda.
Esa Eda que duerme plácidamente sobre su pecho y aún así aferrándose a una pequeña almohada bajo su brazo, pero sin privarse de aferrarse al pecho de Serkan, donde ha depositado su mano, cerca de su corazón que es consciente que siempre ha latido pero ahora late de un modo diferente al sentir el olor y el calor del cuerpo de Eda sobre él sacándole una sonrisa.Esa sonrisa que es lo primero que ve Eda cuando abre sus ojos, sonríe por inercia antes de vovlerlos a cerrar, se aferra a su almohada como ha hecho más de una mañana pensando que es Serkan en sus sueños, abre los ojos ligeramente y ve el rostro de Serkan, los cierra pensando en cómo su cabeza puede producir una imagen tan fiel de él y acerca la nariz chocándola disfrutando Serkan más consciente de ello, aunque Eda aún duda que sea real, sin embargo cuando intenta estirar sus pies choca con los de otra persona y aún con los ojos cerrados mueve los pies intentando saber si acaso ha acabado alguna almohada en los pies de sus camas o se ha colado un gato sin embargo inspira y el olor inconfundible de Serkan le hace creer que si está ahí.
Eda abre los ojos de nuevo y ve a Serkan, el cual le sonríe, ella cierra los ojos y mira hacia el fondo de la habitación donde hay un zapato encima del armario para su sorpresa, su armario, su habitación, cierra los ojos otra vez y levanta ligeramente su cabeza sintiendo que le pesa una vida cuando los abre de nuevo y ve a Serkan y perfectamente su mesa de noche.
-Buenos días-susurra él.
-Buenos días-susurra ella-¿Has perdido un zapato como cenicienta?-se burla ella aun somnolienta mirando hacia el armario.
-Por suerte el armario de tu casa no es muy alto y podré recuperarlo-responde Serkan dejando un suave beso en sus labios.
-Mi casa...¿Mi casa? ¿¡Estás aquí!?-pregunta Eda intentando concentrarse sin perderse en sus labios.
-Estoy aquí-dice Serkan sonriendo antes de acercarse a sus labios.
-¡En mi casa!-dice asustada separándose milímetros.
-En tu casa-afirma él.
-¡Mi tía! ¡Serkan mi tía!-dice ella poniéndose en pie usando una camisa larga que buscó a mitad de la noche.
-¿Qué pasa con ella?-pregunta.
-Shh-pide silencio Eda mientras se acerca a la ventana-Si te ve volverá a odiarte....Está en el jardín Allah Allah, hay que hacer que entre para que salgas por las escaleras de esta planta-dice Eda.
-No me odiaba, solo había diferencias-dice Serkan poniéndose en pie mientras Eda se da la vuelta y se encuentra una imagen que la hace sonrojarse.
-¡Serkan!-se queja ella dando media vuelta para no verlo así a la luz del día.
-Shh-dice él imitándola mientras se ríe por su vergüenza.
-Serkan ponte algo porfavor-pide ella.
-No sé donde está-justifica él.
-¿Cómo no vas a saber donde está? ¿No sabes donde te quitaste la ropa?-se queja ella dándose la vuelta ahora sin pudor para buscar por el suelo de su habitación.
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Hayir ( Hayir Robot - Hayir Yildiz)
FanfictionDos profesionales luchando por sobrevivir trabajando juntos y seguir con su vida, ella convencida de que él es un Robot insensible y él de que ella es inestable como una Estrella.