32. Un tornado de emociones

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Cuando vivía en Canadá siempre me sentía presionada por lo que sucedería el día siguiente, no tenía amigos en el instituto, y la única compañía era Abril. Por momentos temía sufrir de acoso escolar o algo por el estilo, pero eso nunca pasó, era invisible para cada una de las personas que habían ahí. O tal vez no para todos, había una chica, que siempre se quedaba mirándome, tal vez porque ella era la mejor de la clase y ver que tenía una especie de competencia conmigo, trataba de intimidarme. 

En Washington, a diferencia de Montreal, nunca me había sentido invisible, hice mi primera amiga en los primero diez minutos, ahí me conocían en casi todos los grados, en mi salón por ser parte del trío de ruidosas, en tercer año, cuando Josh estaba ahí, me conocían como la amiga de Diane, y también el crush del tímido Harry. En primer año me conocían como la hermana mayor de Abril, y por lo que sabía habían chicos a los que les atraía. 

No era la chica que no sabe que es bonita hasta que el chico malo se fija en ella y es ahí cuando todos se fijan en ella y nota que es la más hermosa de todas. No. Yo sabía que era bonita, tenia un gran espejo en m habitación en donde me podía observar y no necesitaba que nadie se fijara en mí para apenas notarlo. Soy bonita, mi madre me lo recordaba, mi padre en el pasado lo hacía, y mi hermana también. 

Soy bonita y nunca necesité que me lo recordaran hasta que lo conocí, cuando él me lo dije incluso sentí las ganas de tatuármelo para no olvidar nunca la vez que me enloqueció saber algo que ya sabía. Pero si era bonita, si el me considera bonita, ¿Por qué no era suficiente para él? 

Nunca había necesitado que me recuerden que era bonita hasta que conocí a Ethan. Y sabía que eso estaba jodidamente mal.

La mañana del sábado desperté tras oír a mi mamá fuera de mi habitación, casi al instante recordé lo que solo unas horas atrás había pasado. Ethan había venido a buscarme a las tres de la mañana, él se encontraba ebrio y golpeado tras una pelea, dijo que casi había chocado y al no poder conducir ni él, por su estado, mucho menos yo, porque no sé conducir un maldito carro, hice que se quedara conmigo. 

Ahora que lo pienso, en lugar de haber aprendido a manejar una motocicleta, tal vez debí haber pedido a mi primo que intente enseñarme con un auto. 

En las películas de amor todo se ve más fácil, los chicos pelean, y cuando él se va a buscarla por la madrugada mágicamente hablan de todo lo sucedido y se amistan en los próximos diez minutos, para tener una buena vida, larga y feliz llena de amor y sin que nadie los pueda lograr separar. Pero todo se queda solo en eso, en películas de amor, que aunque peleen sabes que terminan juntos por ser una historia de amor. Pero en mi caso no, lo mío es una historia de desamor. Y el no saber si alguna vez estaremos juntos me atormentaba.

Cuando desperté, lo primero que hice es palpar a mi lado para así sentir el cuerpo de Ethan, pero sabía que la noche anterior, o mejor dicho madrugada, había sido mucha revelación como para que continúe así. Cuando desperté, Ethan ya se había ido. Al principio todo parecía que había sido imaginación mía y que él nunca había venido ni había pasado toda la noche conmigo. Entonces lo vi, a él no, a la caja con Kiwi, y supe que no había sido solo mi imaginación, Ethan había estado aquí, me había hecho que le cure las heridas mientras él curaba las mías, para volverlas a abrir por la mañana.

Un sentimiento de tristeza me inundó, no lo entendía. Si le importaba, ¿Por qué no esperó por mí? El pantalón de mi padre que él uso se encontraba doblado en la parte baja de mi cama, su ropa, que la había colgado en la silla del escritorio ya no estaba ahí. Toda la habitación se encontraba como si solo hubiera estado yo. Corrí hacia la caja y sentí que el dolor se esfumó un poco al ver al gatito gris con blanco ahí, que jugaba con la almohada que le había dado.

Mientras No Sea Tarde (#1) // COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora