0.44 Es ahora

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Creo que solo me gusta ser miserable...

El dolor, la asfixia en mi pecho, las ganas de desaparecer y pensar que todos a mi alrededor estarían muchísimo mejor sin mí.

Dejar de ser una carga para mi madre, la decepción de mi padre.

Hace mucho que no frecuento a mis amigos, tanto les huí que ya no vienen por mí.

Todo es tan abrumador, los días pasan y mi cuerpo está agotado, solo quiero dormir y olvidar de que existo, de que una vez fuí diferente, de que antes tenía un propósito en la vida, que sabía lo que haría al terminar la secundaria, que estaba tan lleno de esperanzas y sueños...

Pensar en lo que fuí y lo que me he convertido no ayuda, solo es un constante recuerdo como una herida lacerante que se niega a cicatrizar.

Duele.

Arde.

Y no me deja en paz.

Mamá sigue viniendo a mi, toca la puerta y me da unos cortos segundos considerados, esperando que sea yo quien me levante de la cama y le invité a entrar, quiere que hablamos que le cuente que sucede, dice que no es sano, sus ojos cargados de temor y preocupación es lo único que no puede ocultar tras su máscara de aparente armonía, invitándome a tomar el sol, a respirar un nuevo aire, salir a pasear.

Pero ella no lo sabe y no tiene la culpa de no hacerlo, pero eso ya no significa nada para mí, no encuentro nada que pueda hacerme sentir mejor, el vacío en mi interior cada vez es más grande y oscuro...

Creo... Creo que solo quiero que esto termine de una vez.

Fuera de mi habitación parece haber calma, no escucho los tacones de mamá ir de aquí para allá, he de suponer que estoy solo; de seguro salió a hacer comprás, y estoy agradecido por ello, los últimos días se ha negado a dejarme sin compañía en casa, no confía en mí, y la verdad yo tampoco lo hago.

Es ahora.

No esperes a que te encuentren en mitad del acto.

Ya quiero dejar de estorbar, y de atormentar mi mente, todo es borroso, confuso y no entiendo bien lo que pasó, solo se que me rompió de una manera que nunca antes había experimentado, el desconcierto, la desilución, la traición... Es lo único que puedo sentir al tratar de ubicar el orígen de todo esté desastre en el que me he visto envuelto.

Mamá me sugirió ir al psicólogo, cree que algo está mal conmigo, y no se equivoca, solo que confunde las cosas, yo soy lo que está mal de mí.

Mis lágrimas son calientes y gruesas, ya no me importa dejarlas atravesar mi rostro, ya no quiero ocultarlas, ya no tiene sentido. Por eso lleno la tina de mi cuarto de baño, dejo que llegué hasta arriba, se desborda pero no me preocupa arruinar el suelo, sigo con la vista el río que se ha formado hasta detenerse por la barrera que genera la alfombra espesa entre la puerta y mi habitación.

Sí mamá llega y nota el agua salir hasta el pasillo sabrá que ocurre, mejor prevenir que se de cuenta. Cierro la llave, y aumento la barrera amontonado toallas de baño para que absorban lo que se ha derramado.

Después voy a mi escondite y doy con la solución a mis desgracias, un bote de plástico que antes era el recipiente de chicles mentolados, ahora alberga en su interior todos los somniferos que mamá me ha entregado durante muchas noches para que logré conciliar el sueño, lo que ella no sabe es que nunca las tomé, le hacía creer que sí. Solo que cuando se iba las sacaba de mi boca y las escondía, ya que no debía escapar de mis demonios, no quería sentirme bien solo por un rato, para después terminar cayendo más profundo cuando la realidad regresará a mí. Ahora eran muchas llenando mi puño, no importaba la cantidad, solo quería que fuera sin dolor.

Iba por la tercera, tragándola sin beber agua, ya pronto me desbordaría en ese líquido.

Cuando estaba apunto de ir por la cuarta, soy interrumpido por la emocionada voz de mi progenitora, asustado doy un respingo y regreso el resto de pastillas al frasco ocultando este bajo mi almohada.

-Yoon, amor... - Me llama con aquel amor que retuerce mis entrañas - Tenemos visitas, espero estés cambiado, sino bueno te verán en pijamas - Se burla.

Cómo siempre me da unos breves segundos antes de abrir la puerta, permitiendo que fingiera normalidad, me eché de costado sobre la cama, rezando por qué no fuera a entrar al baño.

Su sonrisa amorosa me advierte de lo que vendrá.

¿Quién viene de visita y por qué tengo yo que verle?

Seguro se trata de otra estrategia para hacerme salir de la habitación.

-Mamá - Se me escapa un bostezo - No quiero ver a nadie, me duele la cabeza - Le miento sin verle a los ojos.

-Vamos Yoon, él está muy emocionado por verte, no lo dejes esperando - Me pide con cierto tono de demanda - Es alguien muy especial para tí - Comenta pasando una mano por mis cabellos.

No me había dado cuenta hasta que ya la tenía muy cerca acariciando mi cabeza con ternura, ese gesto me estaba embobando y llevando peligrosamente el efecto de las pastillas más rápido.

-¿Señora Min? - Escuché a quien le mencionaba, parecía estar fuera de la habitación, pero su voz sonaba a metros de distancia.

-Un momento tesoro, Yoongi está ... - Mamá detuvo de acariciar y su cuerpo se tensó a mi lado.

Mis párpados pesaban y no tenía la fuerza para mover un músculo, solo podía escuchar lo que estaba a mi alrededor.

-¿Yoon? ... ¡Yoon! - Mamá sacudía mi brazo con desesperación.

Yo en cambio nunca me había sentido tan en paz, unos brazos fuertes me apretaban como si quisieran romperme, más eso me era reconfortante, no tenía miedo, solo quería no volver a abrir los ojos.

-¿Qué sucede? - Esa voz desconocida atravesó mis sueños, sonaba asustada.

-No puede haberse solo quedado dormido - Respondió ella - Algo debe estar pasando, ve al baño y trae una toalla húmeda por favor.

-Señora Min...

Y después de allí no se que más pasó.

Solo sé que dormí como no lo hacía hace mucho tiempo.

Desperté desubicado y en una cama de hospital, con la mente hecha un lío, y los rostros abrumados y entristecidos de mis padres a un lado de la camilla.

Un extraño tubo insertado en mi boca ayudándome a respirar, el estómago ardiendo y una aguja con suero internada en mi vena.

Ese fue también mi primer reencuentro con Jimin después de tanto tiempo.

Solo que cuando yo abrí los ojos era el quien dormía sobre una silla ubicada a una esquina de la habitación.

🐣 Pollito - Jimsu 🐣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora