Rompiendo las normas || Sirius Black.

14.

Capítulo 14: Encantamiento Patronus.

Tal y como dijo el profesor de a Defensa Contra las Artes Oscuras, volverían a dar el Encantamiento Patronus a mitad de curso, y ese día llegó.

Ese día fue algo distinto al primero, puesto que los que ya sabían hacer su Patronum, se pusieron a un lado del aula para hacer trabajos o para estudiar.

-Muy bien, ya sabéis algo acerca de este encantamiento pero no está de más recordar lo básico. Tenéis que pensar en el recuerdo más feliz que tengáis, mientras más potente, mejor. Si lo habéis realizado bien y vuestro recuerdo es lo bastante bueno, el Patronus debería salir de la punta de vuestras varitas.

Los alumnos se pusieron en fila y lo fueron intentando uno a uno.

La mayoría de chicos a los que no le salió el encantamiento en la primera clase, tampoco lo consiguieron esa vez.

Demetria, la cual estaba la última, se moría de nervios a medida que avanzaba la fila, porque sabía que no le iba a salir el hechizo, tenía esa sensación.

En cuanto llegó su turno, todos sus amigos dejaron de estudiar y se centraron en ella, deseando que el encantamiento le saliera bien.

-¿Y bien, Demetria? ¿Has estado practicando?- Preguntó el profesor Floyd.

-Sí, pero solo he conseguido que de mi varita salieran destellos plateados.- Dijo casi en un susurro.

-Bueno, eso lo veremos ahora. ¿Preparada?

Demetria asintió con la cabeza y sacó su varita mágica del bolsillo de su túnica.

Recordó el movimiento de varita que había que hacer.

Cerró los ojos y se concentró en el recuerdo más feliz que tenía.

-¡Expecto Patronum!

Abrió los ojos y no vio absolutamente nada.

No había conseguido realizar el hechizo correctamente.

Lo primero que hizo fue mirar a la mesa donde estaban sus amigos.

Lily la miraba con una leve sonrisa para animarla.

En cambio, Remus levantó los pulgares para indicarle que iba por buen camino y que no se desanimara.

-Demetria, ¿puedes venir un momento, por favor?

La Slytherin fue al lado de su profesor.

Este paso un brazo por sus hombros y la llevó a una esquina del aula, alejándose de los alumnos.

-¿Sí, señor?

-Creo que sé lo que te ocurre. Haces bien el movimiento de varita, te concentras y dices el hechizo correctamente.

-Entonces, ¿por qué no puedo hacerlo?

Richard Floyd miró a ambos lados para asegurarse de que nadie les estaba escuchando.

-¿Te puedo preguntar cuál es el recuerdo en el que piensas para hacer el encantamiento? ¿Cuál es tu recuerdo más feliz?

-Si le soy sincera, profesor, no tengo un recuerdo feliz como tal. Creo que el momento en el que mejor me he sentido, fue el día que me vino la carta de Hogwarts, el día en el que supe que me podría alejar de mi casa, de mi familia.

Floyd la miró con algo de lástima, y negó con la cabeza.

-No creo que sea un recuerdo poderoso como para poder invocar un patronus. He escuchado que tienes buenos amigos, ¿no es así?