40.

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Capítulo 40: Descubriendo la Verdad.

Luego de que Remus regañara a Adam y a Harry por andar con un artefacto así, Harry se dirigió hasta la puerta para irse.

-Profesor Lupin, debe saber que ese mapa no siempre funciona. Hace rato mostraba a una persona, y nosotros dos sabemos que está muerta.- Dijo Harry.

-Cierto, mostraba a Peter Pettigrew. Él fue asesinado a manos de Sirius Black, con ayuda de su mujer Demetria, ¿no es así, profesor?

Remus tragó saliva ante tal noticia, sin dejar de mirar a su ahijado.

-Claro, tienes toda la razón. Harry, deberías volver a tu habitación.

El chico terminó de ir hasta a la puerta, pero antes de salir, se dio media vuelta.

-¿Vienes, Adam?- Preguntó al ver que su amigo no se había movido del sitio.

-Necesito que el profesor me resuelva unas dudas de la lección de hoy.

-Pero son las dos de la madrugada.

-Harry, por favor.- Le dijo Lupin.

El chico no dijo nada más y se fue.

Padrino y ahijado no apartaron su mirada de la puerta, ya cerrada.

-El mapa no miente, ¿verdad?- Habló el joven.

-Nunca lo ha hecho.

-Peter sigue vivo, mis padres nunca llegaron a matarle. Eso significa que el traidor fue Peter, ¿no?

-Me parece increíble que saques tus propias conclusiones con tanta rapidez, pero sí. Pienso igual que tú.

-Fingió su propia muerte, y culpó a mis padres...

La voz de Adam se quebró al decir esa frase.

Sus padres no eran unos asesinos, Sirius y Demetria eran inocentes.

Habían pasado doce años en Azkaban injustamente.

Remus abrazó con fuerza a Adam, y este no pudo evitar emocionarse al saber la verdad.

Se le escapó un par de lágrimas que pronto limpió, y se separó de su padrino.

-Quiero verles.- Dijo Adam rotundamente.

-Pero eso es imposible. Los dementores no los han atrapado, no creo que los encontremos nosotros.

-Yo los he visto. Dos veces.

-¿Dos? Me dijiste que los viste solo en el partido.

-Si, pero creo que vi a mi madre en Hogsmeade, cerca de la Casa de los Gritos. Pensaba que me estaba volviendo loco, pero ahora creo que era ella.

Remus sonrió dulcemente al ver el interés que estaba poniendo Adam para saber la verdad sobre sus padres.

-Ve a dormir. Estás falto de sueño.

Adam asintió y se fue del despacho de Lupin.

Remus no pudo evitar pensar una y otra vez en lo que habían descubierto esa noche.

Pensaba que había perdido a todos sus amigos aquella noche de Octubre, pero no.

Esa noche llegó a una conclusión, y al día siguiente la llevó a cabo.

Antes de que tuviera comienzo el desayuno, Remus salió del castillo para aproximarse a la Casa de los Gritos.

Mientras se iba acercando, pudo ver que en la nieve había huellas de perro, confirmando sus sospechas.

Con un movimiento de varita hizo que el Sauce Boxeador se quedara quieto, y pudo entrar con facilidad.

Subió por las escaleras y llegó a la casa, donde habían dos perros dormidos plácidamente.

-¿Sirius? ¿Demi?- Preguntó asombrado.

Los perros se despertaron enseguida pero al ver que era su amigo de la infancia, se tranquilizaron.

Ambos volvieron a su forma humana.

El licántropo no podía creer que sus viejos amigos estuvieran tan estropeados tras su estancia en Azkaban.

-Remus...- Susurró Demetria.

Notablemente emocionada, se lanzó a los brazos del Lupin, el cual no dudó en corresponderle el abrazo.

Luego de unos instantes se separaron, y los dos hombres cruzaron miradas.

-Vaya, vaya, Sirius. Por fin tu carne refleja tu demencia interna.

-Al parecer tú de demencia interna sabes mucho.

Los dos se abrazaron con ganas, un abrazo que demostró cómo se habían echado de menos todo este tiempo.

-¿Cómo sabías que estábamos aquí?

-Intuición, tal vez.- Le respondió a Demetria. -Resulta que vuestro hijo os ha visto como animagos.

-¿Él lo sabe? ¿Sabe que somos animagos?- Preguntó con melancolía al recordar a su pequeño.

-Sabe todo sobre vosotros, nunca le he ocultado nada. Os vio en el partido de quidditch y me lo contó, imaginé que estabais aquí.

-Pettigrew está cerca, es la rata de ese niño, de Weasley. ¿Adam está bien? ¿Le ha pasado algo a él o a Harry?

-Relájate, Sirius. Resulta que ellos vieron a Peter en el mapa, y le expliqué todo a Adam. Sabe que sois inocentes, y lo que más quiere ahora mismo es veros.

-Tráelo. Por favor, por favor.- Suplicó Demetria.

-Cuando sea el momento.

-Remus, no jodas.- Dijo Sirius con indignación. -La última vez que le vimos tenía un año, ¿y nos estás pidiendo que esperemos más?

-Le habéis visto varias veces.

-¡Pero queremos hablar con él!- Exclamó Sirius. -Es nuestro hijo, Lunático, ¡nuestro hijo! Y ahora sabe que somos inocentes.

Lupin se lo pensó unos instantes mientras miraba a un punto fijo.

-No os queda otra que esperar hasta la noche. Hoy es lunes, tiene clase y entrenamiento de quidditch, pero cuando termine la cena lo puedo traer.

-Muchas gracias, Remus.- Agradeció Demi, mientras se limpiaba una lágrima que se deslizaba por su rostro.

-No le digas así, cariño. Ahora hay que tratarle con respeto, ahora es el profesor Lupin.- Bromeó Sirius, haciéndole una reverencia.

-Veo que Azkaban no te ha quitado la idiotez.

Remus rodó los ojos al terminar de hablar, con una leve sonrisa.

Echaba de menos los momentos con sus amigos.

Los tres fueron hasta la salida de la casa, ya que faltaba poco para que comenzara el desayuno y al ser profesor, tenía que estar presente.

-Remus, una última cosa.

-Lo que quieras, Demi.

-Manda una lechuza a Amy y Andrew. Diles que soy inocente, que yo nunca he matado a nadie. Cuéntales toda la verdad, todo lo que sucedió aquella noche.- Pidió con lástima.

-Yo les explicó todo, no te preocupes por eso.

Finalmente, Remus volvió a Hogwarts para empezar un nuevo día en su oficio.

La pareja Black se quedó a solas en la Casa de lo Gritos, donde llevaban hospedados durante largos meses, desde que se escaparon de la prisión.

Rompiendo las normas || Sirius Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora