22.

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Capítulo 22: El Beso.

A la mañana siguiente de la llegada de Demetria, al ver que eran las once en punto y todavía no se había levantado, Euphemia mandó a Sirius a su habitación para que la despertara.

Demetria había caído en un profundo sueño en cuanto se tumbó en la cama, ya que en la casa de los Lestrange apenas pudo descansar.

Sirius tocó la puerta pero no obtuvo respuesta desde el interior, así que decidió poner su oreja en la puerta para escuchar ruidos provenientes del interior pero no oía nada.

-Enana, ¿estás despierta?

No obtuvo respuesta.

Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta con lentitud.

La escena que se encontró hizo que su corazón latiera con rapidez.

Demi estaba dormida, de espaldas a él, con los rayos del sol dándole sutilmente en el rostro y con algunos mechones de pelo posados sobre sus mejillas.

-Euphemia quiere que bajes a desayunar.

La chica se quejó y se giró hasta estar boca abajo, y abrazó fuerte a la almohada.

-Dile que ya voy...- Murmuró.

Sirius se acercó hacia ella, pero vio unas marcas en su espalda que hizo que se sobresaltara.

-¿Qué tienes en la espalda?

Demetria se levantó de golpe y se bajó todo lo que pudo la camisa, después se tapó con las sábanas.

-No es nada.- Respondió con seriedad.

-Déjame ver.

Sirius se sentó en la cama, a su lado, esperando la aprobación de la chica.

Ella asintió con la cabeza y se puso de espaldas a él.

Black levantó la camiseta de la chica hasta su cuello, dejando la espalda al descubierto.

Tenía toda su piel llena de moretones, cardenales y heridas con sangre seca, parecían bastante recientes.

Sirius las tocó con delicadeza, sin hacerle daño, y enseguida entendió por qué el abrazo que le dio el día anterior le había dolido tanto.

-¿Quién te hizo esto? ¿Tus padres?

Demi no respondió, dándole a entender que sí habían sido ellos.

Sirius se levantó de la cama con rapidez, pero más rápida fue la chica, que le agarró su brazo y le hizo volver a sentarse.

-Relájate, ¿vale? Todo eso ya ha pasado.

-¡Me da igual! No pienso permitir que te pongan una mano encima, ni ellos, ¡ni nadie!- Dijo Sirius, prácticamente gritando.

Demetria puso sus manos sobre su cara y le hizo estarse quieto.

Empezó a acariciarle y poco a poco se fue calmando.

-No me van a volver a poner una mano encima. Ya no.

La chica juntó su frente con la de él, sin dejar de acariciarle las mejillas.

Sirius bajó su mirada hasta los labios de la chica, los cuales estaban a un par de centímetros de los suyos.

Antes de que pudiera hacer nada, ambos se separaron a la vez.

-Te espero abajo para desayunar.

Dicho esto, Sirius se levantó de la cama y se fue, cerrando la puerta.

Demetria se quitó el pijama y se puso ropa cómoda para estar por casa.

Rompiendo las normas || Sirius Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora