Rompiendo las normas || Sirius Black.

29.

Capítulo 29: La carta (II)

Sirius optó por ir a los terrenos de Hogwarts, ya que pensó que Demetria podría estar allí ya que iba muchas veces a la orilla del Lago Negro.

Pero cuando llegó no vio a nadie.

Aún así, no se rindió, no paró de buscar, sabía que su novia necesitaba apoyo y él se lo iba a dar.

Después de ir a la orilla del lago, se dispuso a volver al castillo, pero a lo lejos pudo ver a Rubeus Hagrid con dos tazas enormes.

-¡Hagrid, espera un momento!

El guardabosques se quedó quieto al escuchar los gritos del joven y esperó a que este llegara a su lado.

-Sirius, no te había visto. ¿No deberías estar en clase?- Preguntó con aparente nerviosismo.

-¿Has visto a Demi? ¿Sabes dónde está?

-No. ¿Por qué debería saberlo?

-Se ve mucho contigo, pensé que te lo podría haber dicho.- Dijo algo confundido por la actitud que estaba teniendo el semigigante.

De repente, a Sirius se le ocurrió una idea brillante.

-Me muero de sed, ¿qué tienes ahí?

El joven se aproximó a coger una de las dos tazas que Hagrid tenía en sus grandes manos, pero este se apartó.

-No te puedo dar, lo siento. Demi me pidió un poco de chocolate caliente para encontrarse mejor, y he ido a pedírselo a los elfos. Por lo visto, desde que Remus le dio a probar de su taza, se ha enamorado por completo el chocolate.

Enseguida Hagrid se tapó la boca al oír lo que acababa de decir, mientras que Sirius se fue corriendo hacia la cabaña.

-No debí de decir eso...- Se dijo para si mismo. -¡Sirius, vuelve aquí!

Haciendo caso omiso, entró al hogar de Hagrid y allí pudo encontrar a Demetria en uno de los grandes sillones, con el cuerpo encogido para poder abrazar sus piernas.

Nada más verla, notó como sus ojos estaban rojos de tanto llorar, y aunque ella se sorprendió bastante al ver a Sirius, no lo demostró.

-Demi...- Fue lo único que pudo decir al verla tan mal.

Hagrid entró también a la cabaña, ganándose la mirada de la chica.

-Hagrid, te dije que no se lo dijeras a nadie.

-Lo siento, se me escapó.

Hagrid se rascó la nuca a causa de los nervios y Sirius fue hacia ella con lentitud.

-Será mejor que me vaya...

El semigigante dejó el chocolate caliente en la mesa y se fue de su propio hogar para dejar a los dos jóvenes a solas, cerrando la puerta al salir.

-¿Para tanto ha sido la carta?

Mientras formulaba la pregunta, Sirius se puso de cuclillas para estar cara a cara con Demetria.

-Sirius, no quiero hablar de eso.

Demi ocultó su cara entre sus rodillas, ya que por sus mejillas caían varias lágrimas y no quería que la viera así.

-No te voy a dejar sola en un momento como este. Soy tu pareja, te tengo que apoyar, ¿no?

La chica alzó su vista y pudo ver a Sirius a centímetros de ella.

No se lo pensó y le abrazó con fuerza, acto que, obviamente, fue correspondido por parte de él.

Empezó a llorar en su hombro, ahogando los sollozos para no preocuparle más.