—No— contestó con simpleza —Pero mucho tiempo creí estarlo— suspiró con cansancio mientras se pasaba una mano por sus cabellos castaños con frustración.
—¿Los rumores son ciertos?— preguntó Koushi con timidez
—Algunos— asintió una vez —Busque su consuelo en diferentes camas y con diferentes amantes... Yo, sólo quería olvidarla y quitar su esencia de mi— murmuró
—Oikawa— susurró el Cisne Blanco —Dejame quitar los últimos rastros de ella— el platinado tomó las mejillas del productor y lo acercó para besarlo
Fue en ese momento que sintió una punzada en el pecho y toda su presencia empezaba a desmoronarse y quebrarse como si fuera una muñeca de porcelana, todo el panorama se volvió negro y una angustia invadió el pecho de Sugawara quien veía como su persona caía pedazo a pedazo y se rompía.
Desaparecía
—Perdoname— un lamento se escuchó —Por favor— era doloroso —Mi bello Cisne, no me dejes—
El corazón le latía fuertemente, unas lágrimas invadían de nuevo sus ojos avellana y sentía que le dolía el pecho.
Ese sueño había sido bastante inusual, era la plática que había tenido una noche antes con Tooru, pero... ¿Por qué él le estaba pidiendo disculpas? ¿Por qué se estaba quebrando? Había sido doloroso escuchar como el castaño lo llamaba mientras el se desmoronaba sin poder decir o hacer algo por evitarlo.
Negó con la cabeza y se tallo los ojos.
Todo estaría bien
Oikawa dijo que ya no la amaba, él tenía su oportunidad. Sería complicado puesto que inquiria que el castaño no salía con novatos, pero se esforzaría porque quería estar a la altura, porque quería ser digno de robar el corazón del mejor bailarín de Japón.
El castaño acababa de despertar, su cabello estaba revuelto y su habitación completamente sola.
Soltó un suspiro mientras se tocaba los labios pensando en los besos inocentes que su Cisne le había dado.
Definitivamente no había conocido a alguien tan delicado y fino como lo era Sugawara Koushi.
Se dió una ducha rápida y se vestía con rapidez, debía pasar por el peligris para ir al estudio juntos. No quería que alguien más descubriera lo que él había descubierto, no quería que se volviera el objeto de deseo de alguien más porque ya era suyo, nadie tenía permitido tan siquiera codiciarlo de esa forma. No. Sólo él, porqué era claro ¿No? Quería saborear cada centímetro de su piel antes que nadie, quería ser él el que sólo viera esas expresiones que nadie más vería, quería tenerlo sólo para él.
Era el más delicioso capricho
Ya estaba listo para partir cuando el timbre de su casa sonó y con hastío decidió ver de quién se trataba. Realmente esperaba que no tardará demasiado, ya tenía planes; abrió encontrandose con la sorpresa de que un pelinegro lo visitaba. Tooru alzó una ceja con espectación mientras se cruzaba de brazos y se recargaba en el umbral de la puerta
—¿Sí?— preguntó él —Pense que había quedado claro que sólo se trató de sexo de una noche— sonrió con altanería
—Imbecil— murmuró él pelinegro con gesto cansino
—¿Sólo has venido para decirme que soy un imbécil?— se acercó y tomó el mentón del más joven de forma provocativa —¿O acaso vienes porque quieres otra sesión de sexo?— soltó una carcajada burlona mientras se colocaba el abrigo para salir de si casa —Si vienes a lo segundo, no estoy interesado— le guiñó un ojo
—¿Crees que puedes acostarte conmigo y luego fingir que nada paso?— bramó el menor con furia
—Sí— contestó escuetamente —Ese fue el trato ¿No?— se encogió de hombros y se dirigía a su auto
—Pero...—
—Es que no hay peros, pasó lo que tuvo que pasar. Ambos queríamos y si tú quieres está bien, el problema es que yo no quiero— se subió a su auto
—Tienes que estar de broma— se mofo el pelinegro —Oikawa Tooru no quiere tener sexo ocasional— vocifero con sarcasmo
—No, no quiero— afirmó el castaño con convicción
—¿Has conseguido un amante fijo?— cuestionó
—No es de tu incumbencia— cerró la puerta y arrancaba el motor —Si me disculpas debo irme, se me hace tarde —
—Aun es temprano para que vayas a la Academia— reprochó el pelinegro
—Ya te mencioné que no es de tu incumbencia lo que haga afuera de mi profesión. Ubícate dónde te corresponde— empezaba a echar el auto andar dejando a su visita con la palabra en la boca —Mejor aprende modales que mucha falta te hacen— se terminó yéndose dejando a un pelinegro frustrado
¿Quien se creía aquel imbécil altanero?
Oikawa soltó una bocanada de aire reflejando su alivio. Si alguien le hubiera dicho que eso sería un problema más adelante entonces se lo habría pensado más de dos veces antes de meterse con aquel chico inoportuno e insistente. Por esa razón no llevaba sus conquistas a su casa, para evitar estos altercados. Pero esa noche no considero bien a futuro todas sus posibilidades llevándolo a cometer ese error.
Nunca pensó encontrarlo un año después
Eso debía ser mala suerte.
El auto se encaminó a un destino; ir a recoger a Sugawara. A lo lejos pudo ver cómo el platinado salía de su casa mientras se acomodaba su abrigo. Oikawa aparcó el auto en la esquina próxima y le abrió la puerta al Cisne indicándole que se subiera, cosa que el peligris hizo sin rechistar.
Cerró la puerta del auto y depositó un beso casto en los labios del productor en forma de saludo. Beso que Oikawa devolvió con un poco más de duración.
Cuánto lo anhelaba
—Buenos días mi bello Cisne— le sonrió con ternura mientras arrancaba de nueva cuenta el auto para partir con dirección a su destino.
Debía admitir que haberle dicho ciertas cosas de su pasado le había quitado un peso de encima, sobre todo porque Koushi se había comprometido a terminar de curarlo, cosa que no dudó puesto que el joven bailarín era poseedor de un alma tan pura capaz de darle confort a cualquiera que estuviera en la miseria y... No estaba dispuesto a dejar pasar semejante oportunidad ¿Quien dejaría en libertad a un ave tan hermosa cuando se le había dado la oportunidad de recibir consuelo entre las blancas plumas de sus alas?
Definitivamente lo quería para él.
ESTÁS LEYENDO
Cisne
Fanfiction¿Te han contado la historia del Lago de los cisnes? Un cuento ruso que se atreve a tomar vida en un bailarín de ballet. Sugawara es perfecto para el papel del cisne blanco y Oikawa, el director de la producción lo sabe con total seguridad. El probl...