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Te alejaste del camino, te perdiste en el transcurso y de nuevo han robado una parte de ti.

Sigfrido, el solitario, tu cura la encontraste. Pero tus miedo te invaden y te encierran.

Pronto estarás en la peor de las batallas y una encrucijada vendrá a ti al no saber cómo defender a un sincero amor

Oikawa despertó en medio de la noche algo agitado, su respiración era errática y sentía el pulso acelerado, se llevó una mano a la frente limpiando su frente y una punzada en el cuello lo atacó. Se enderezó y se dio cuenta que se había quedado dormido en el sofá de la sala, miró el reloj de la pared

1:30 am

¿Sugawara ya había llegado? De hecho esa era la razón por la que en primer lugar estaba en ese incómodo sofá, se había quedado a esperarlo, pero en algún momento de la noche se había quedado dormido. Se levantó con fatiga mientras se sobaba el cuello, subió las escaleras y entro a la habitación

Koushi no estaba ahí

Suspiró con pesar, las cosas iban de mal en peor, su Cisne siempre llegaba tarde a casa, casi no pasaban tiempo juntos y los celos que sentía cuando lo veía junto a Sawamura eran realmente monstruosos, sin embargo... Hacía de todo para mantenerse bajo control porque debía confiar aunque el peligris ya no lo tratara de la misma manera

¿Acaso también lo había usado?

Le dolió el pecho de sólo pensarlo, si eso era cierto ¿Que caso tendría el querer mejorar como persona? La caída sería aún más alta y seguro que esta vez no saldría con tanta facilidad, tal vez se volvería a refugiar en el alcohol y en una cama diferente o tal vez, sólo tal vez se daría por vencido definitivamente. Sacó su celular y le marcó, casi enseguida la llamada se desvió al buzón de voz

Volvió a suspirar, nada estaba bien. Una brecha imaginaria empezaba a crecer entre los dos y ni siquiera la oportunidad de hablar se presentaba. Se encerró en su oficina y encendió un cigarrillo mientras le daba una calada degustando del amargo, pero consolador sabor a tabaco

Tal vez fueron demasiado rápido, tal vez se deslumbró tanto que olvidó su propia luz, tal vez... El Cisne Blanco no era esa cura que necesitaba

Sus pensamientos lo consumían de forma tortuosa y desgarradora, se sentía mal, con el alma pesada y frustrado

¿Las cosas hubieran sido diferentes si no hubiera tenido un pasado tan de la mierda? Tal vez sí, podría haber dicho abiertamente que mantenía una relación con ese hermoso ser y le hubieran permitido estar cerca de él

O tal vez no, las cosas podrían estar exactamente iguales y él estaría en el mismo punto, pero con menos incertidumbres a su alrededor.

El humo escapaba de sus labios casi de forma irreal, su camisa estaba algo arrugada y un recuerdo amargo se planto en su mente.

El recuerdo de como Shimizu lo había abandonado sin consideración alguna, le había dolido tanto que durante mucho tiempo olvidó como era ser feliz sin tener deslices con la primera persona que se le cruzará encima. Esa vez, en su juventud se sintió aprisionado por culpas que no eran suyas y se perdió completamente.

Ahora sentía ese dolor cerca de él tal cual verdugo a la espera de su víctima, estaba en la cuerda floja y entre dos opciones; caer al vacío del que tanto le había costado salir o aferrarse a esa delgada cuerda que aún lo mantenía en equilibrio.

Cuál fuera la decisión amenazaba con no ser fácil de ninguna manera

Le dio otra calada al cigarrillo mientras pensaba en ese par de ojos avellana, de ese fino cuerpo y esa dulce voz.

Cuánto lo extrañaba

Anhelaba esa calidez entre sus brazos y su dulce aroma impregnarse en sus fosas nasales, esa tranquilidad y serenidad que Koushi siempre le brindaba se veía opacada por una sombra siniestra de un futuro incierto.

Ahora era castigado por el látigo de su indiferencia y su desprecio

¿Había hecho algo mal? ¿Qué fue?

La raíz del problema parecía ser más difícil de encontrar, una maraña de cuestionamientos se abría frente a él y sabía que el núcleo principal radicaba en el fango de dónde había salido

Qué porquería

Tooru no dejaba de pensar que su vida era un desastre cada vez más fuerte y grande y ya no podría ocultarlo bajo la alfombra durante mucho tiempo.

Cuánto odiaba los nuevos cambios en la obra

Cuánto odiaba a Sawamura

Cuánto se odiaba a si mismo

La puerta principal se escuchó, Oikawa ya no se molestó en salir a recibir al peligris, estaba cansado de todo y de nada

Sólo deseaba desaparecer

Sólo deseaba que su vida fuera menos caótica

Sólo deseaba...

Recargó su cabeza en el respaldo del asiento y fijó su mirada a la puerta de la oficina, tal vez Sugawara entraría, hablarían y todo volvería a normalidad después de unos cuantos besos y palabras melosas

Pero eso no sucedió y estaba lejos de suceder

Él lo esperaba todas las noches y el Cisne volaba lejos de él

La puerta de su habitación se escuchó y Tooru supo que su espera de nuevo sería en vano, de nuevo su hermosa ave había escapado de sus manos

Una lágrima salió de sus ojos chocolate reflejando el dolor y pesar de su alma, nada estaba bien y eso le estaba partiendo la razón.

Esa lágrima recorrió toda su mejilla mojando su tez blanca mientras el castaño se hundía en el viejo hábito de fumar. Otra noche se consumía, otra noche que de nueva cuenta no concialiaria el sueño por más que quisiera.

Jamás pensó que ver volar al Cisne le costaría tanto... Jamás pensó que el Cisne ya no lo necesitaría para emprender vuelo

De nuevo estaba solo...

CisneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora