30

437 85 24
                                    

La soberbia de Oikawa era tan aplastante y arrolladora que cuando Hajime lo vio no pudo evitar recordar sus viejos hábitos, sabía que estaba destrozado y que por eso actuaba de esa manera tan prepotente lleno de aires de superioridad, como un reverendo imbécil lleno del más enfermizo narcisismo que lo hacía lucir majestuoso de una forma aberrante y bizarra. Pero sobre todo estaba realmente insoportable puesto que no dejaba de molestar a Sawamura haciéndolo repetir en numerosas ocasiones sus partes dentro de la obra, recordandole que lo hacía mal, que le faltaba pasión y que debía mejorar.

Nadie entendía ese despertar tan repentino en el castaño y los rumores que rodeaban su persona se esfumaron como el viento una vez que el bailarín se puso esa mascara de la más pura altanería.   

Mediocre y estúpido. No tiene ni la mitad de mi talento 

Tooru miró por centésima vez la escena del brujo con el entrecejo fruncido y con una mirada realmente juzgadora y severa, como si fuera poca cosa ante sus ojos y quisiera hacerle la vida imposible porque ciertamente ese era su principal objetivo

Lo detestaba

No lo toleraba 

Lo odiaba tanto 

Tanto que quería sacarlo de sus cabales, humillarlo y regocijarse con el sudor de su cansancio por repetir la escena una y otra vez sin alcanzar las expectativas del castaño quien lo miraba sin expresión alguna, como si lo juzgara en silencio y dictara su condena. El más despiadado e insoportable de los jueces del Infierno. 

Negó con la cabeza cuando Daichi lo vio terminando en una pirueta y sobre una de sus rodillas, su frente estaba cubierta de sudor y su respiración era algo errática debido a su cansancio, sonrió en sus adentros complacido, estaba derrotado y lo estaba gozando con gran malicia, sin embargo su triunfo se volvió amargo cuando Sugawara se acercó y ayudó a levantar al pelinegro. 

—Joven Koushi, no entiendo la razón de su interrupción pero por favor apártese.— dijo con la voz tan fría como la nieve en plena madrugada de invierno—Si el joven Sawamura no puede ni siquiera levantarse no debería ser bailarín, eso sería ser nefasto y totalmente mediocre— terminó de hablar y le dio la espalda a esos ojos avellana que lo miraban pidiendo piedad. Estaba seguro que si lo miraba por más tiempo terminaría cediendo ante sus deseos y ya no quería perder lo último que le quedaba de su golpeado orgullo 

—Oika-kun— llamó la pelinegra acercándose a la escena y ayudando al peligris a levantar al brujo de la obra —Creo que estas siendo muy duro—

—Muñequita de porcelana— volteó a verla con el entrecejo fruncido —¿Qué caso tiene bailar si no entregas tu alma?— la tomó del mentón causando un revoltijo de sensaciones en el interior del Cisne Blanco

—Lo has dicho bien, es tu alma, no tu vida— sonrió y le acunó el rostro —¿Te parece si damos un descanso?— Oikawa bufó, pero asintió. Siempre terminaba cediendo ante las peticiones de Shimizu, no entendía por qué, sin embargo nunca podía objetar, era como si sólo bastara su dulce voz para convencerlo de lo que debía hacer.

Tooru dió dos palmadas al aire llamando la atención de todos los estudiantes

—Tomaremos un descanso de diez minutos, hagan con su tiempo lo que les plazca —dijo con desinterés mientras tomaba la cintura de la antigua bailarina y salía con ella de salón. Muchos de los estudiantes salieron dejando a solas a Sawamura y Koushi quienes habían preferido quedarse entre las cuatro paredes de ese bonito y acogedor lugar 

—Oikawa-sama me odia— el pelinegro soltó una carcajada —Hoy sí me hizo ver mi suerte— volvió a reír mientras Sugawara había perdido su mirada por la puerta en la que había salido el castaño en compañía de Kiyoko  —¿Pasa algo?—preguntó el brujo al notar que el Cisne no le estaba prestando atención

—N...no— agachó la mirada y Daichi tomó su mentón alzándola para que lo viera fijamente a sus ojos

—Me gustas mucho Suga— soltó de la nada tomando por sorpresa al peligris quien boqueó y se sonrojó hasta la orejas 

—Y..yo— el peligris trataba de decir algo, de hilar una frase, pero nada salía de su garganta y su corazón se estrujó en un sentimiento lejano y lleno de melancolía como si estuviera esperando por mucho tiempo escuchar esas palabras, no obstante no eran de la persona que esperaba o quería. Apreciaba la sinceridad y sus sentimientos, sin embargo no eran correspondidos, no cuando su corazón latía por el castaño, no cuando en su mente siempre estaba él, pensándolo y anhelandolo, no cuando lo quería de vuelta, pero no sabía como  recuperarlo  

Y entonces todo pensamiento fue callado por la confusión que le albergó al sentir ese contacto sobre sus labios tan tierno, tan inocente, tan lleno de euforia lastimando por fin lo quedaba del alma de Oikawa quien había regresado porque había olvidado su chaqueta sobre el perchero, regresó sin imaginarse que se encontraría con esa escena donde por fin se declaraba el ganador del amor del Cisne Blanco, apretó la mandíbula y los puños, quería gritar, quería entrar y golpear a ese insensato, quería desquitar todo su enojo en ese maldito que estaba besando a lo que más amaba y que en un acto de cobardía o tal vez valentía, pero más que nada había sido un acto cegado por su inseguridades que lo había dejado ir para evitarle más sufrimiento a su lado, pero... ¿Qué había de él? ¿Él también debía sufrir? Era tan estúpido tan sólo pensarlo.

Se dio la vuelta y salió de ahí con la furia y el sentimiento de impotencia enfermando cada fibra de su piel.

Koushi se separó y negó con la cabeza mientras las lagrimas corrían finalmente por sus ojos librando la tristeza que lo albergaba

—No es correcto— susurró mientras se limpiaba las lágrimas —Tengo novio, pero...— se mordió el labio inferior —Hemos tenido unos cuantos problemas y tal vez pienses que soy estúpido, pero aun pienso que él volverá y tendremos lo que teníamos en un inicio— soltó una bocanada de aire con anhelo

Sí, quería estar con él porque lo quería de la forma más idiota posible     

—No importa, esperare así sea una eternidad

N/a ganamooooos wuju, así que vengo a dar mi pago a las personas que votaron, las amo

Es posible que igual publique el que sigue en este fin de semana nomás por puro gusto, además ya vamos por la recta final ya casi acabo esta historia

CisneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora