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2:30 AM

Seguía sin poder pegar un ojo. Tal vez debió irse a su casa, tal vez estar tumbado en ese sillón que no era el suyo lo había hecho carcomerse la cabeza. Tal vez para empezar no debió haber venido.

Se removió en el sillón de esa habitación y volteó hacia la cama donde dormía su preciado Cisne Blanco, se veía tan lindo y pacífico que eso sólo le remordio más la consciencia.

No lo merecía, para nada y no quería hacerlo sufrir. Tal vez Iwaizumi había tenido razón con dejar la obra y volver a Tokio, así le ahorraría muchas penurias a ese chico de alma tan pura y aura refrescante.

Se sintió frustrado y como un completo imbécil, después de que Sugawara lo invitó a pasar a su casa él no había dicho palabra alguna, estaba hundido en sus pensamientos y totalmente perdido, el peligris decidió que tal vez no era buena idea preguntar que era lo que atormentaba su alma y le brindó un consuelo silencioso, le preparó de comer, le dió abrigo porque el castaño estaba temblando casi de forma incontrolable ¿Cuánto tiempo había estado afuera esperando? Y finalmente le ofreció quedarse a dormir, la noche había llegado sin que alguno de los dos se diera cuenta, Oikawa estaba a punto de retirarse, pero el peligris le negó su partida alegando que era muy peligroso irse de tal forma. Tooru trató de negarse, sin embargo terminó aceptando para no causar preocupaciones innecesarias.

Y ahí estaba, acostado en el sillón con la mente hecha un lío y el corazón apretujado.

¿Qué quería? Y esa pregunta lo mareo y sintió temor ¿Y si se trataba de un capricho? No, no quería que fuera de esa forma.

Había tomado una decisión

Oikawa se levantó del sillón y se acercó al peligris, lo observó dormir más de cerca y finalmente depositó un beso en su frente

—No soy lo que mereces— susurró —Tal vez podríamos coincidir cuando mis problemas no sean una amenaza para ti—

Se frotó la cara y salió de habitación

—Aunque es probable que eso no suceda— dijo para si mismo mientras bajaba las escaleras dispuesto a salir del cálido hogar de Koushi.

Se colocó el calzado y tomó el abrigo que el peligris le había prestado en la tarde, se lo devolvería con Iwaizumi o tal vez lo conservaría como recuerdo de lo que pudo haber sido y no pudo ser, abrió la puerta y un quejido detuvo su acción.

Sugawara estaba teniendo un mal sueño, uno que siempre lo atormentaba y lastimaba, uno que le preocupaba de sobremanera y uno que le dolía. En medio de su intento de querer salir tiró algunas cosas de su buró y unos quejidos dolorosos salían de sus labios, Oikawa subió corriendo preocupado y encontró q Koushi removiendose en el lecho y unas gotas de sudor empezaban aperlar su rostro

—Koushi— llamó Oikawa —Despierta— se acercó y trató de tomarlo, pero se arrepintió, sabía que sí lo tocaba una vez más lo haría desistir de su decisión anterior —Koushi— volvió a llamar, pero el peligris seguía sin reaccionar

Oikawa se mordió el labio con nerviosismo, supo lo que tendría que hacer, no había otra salida y tomó las manos del bailarín

Al demonio su decisión

Y lo besó levemente

—Mi bello Cisne— llamó de nuevo y Suga abrió los ojos reflejando el miedo en su rostro, miró toda la habitación y su atención se fijó en como Oikawa lo sujetaba de las manos —Fue un mal sueño— susurró Oikawa mientras lo soltaba y lo envolvía entre sus brazos para tranquilizar el agitado corazón del bailarín. Koushi se aferró y las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos avellana, esta vez  el sueño había sido más aterrador de lo usual —Todo está bien, Cisne— susurró el castaño mientras depositaba un beso en su cabeza.

Estuvieron abrazados un buen tiempo, hasta que Sugawara se sintió lo suficientemente tranquilo para entablar conversación, se limpió las lágrimas y Tooru lo ayudó hacerlo mientras le sonreía de forma tierna. El peligris notó que Oikawa traía puesto el abrigo y eso lo confundió un poco

—¿Ibas ir a algún lado?— preguntó

—Y...yo— Oikawa lo pensó, podría decirle que lo mejor era estar separados, que él nunca le haría un bien y que no quería lastimarlo porque no lo merecía. Pero... Se sintió acobardado al verlo, se sintió a su merced y supo que no tendría el valor de irse, porque joder, empezaba a necesitarlo y si se trataba de un capricho era totalmente tortuoso y maravilloso al mismo tiempo.

No quería dejarlo y no lo haría

Lo había codiciado desde que lo vió y no perdería esa oportunidad para tenerlo

—Ya no iré a ninguna parte— se retiró el abrigo y lo lanzó al sofá mientras tomaba la cara del Cisne entre sus manos y depositaba un beso en sus labios.

Sí, estaba dispuesto a venderle su alma a la más hermosa de la aves

Sí, estaba dispuesto a todo sólo por poseerlo

Sí, se había dado cuenta que lo que sentía era más que una atracción por un talento en pleno florecer

Sí, quería pertenecerle a Sugawara Koushi

Se separó y lo miró con devoción, con amor y con una pasión desmedida, acarició su mejilla y se acomodó en el lecho junto a él mientras pasaba su brazo sobre su cabeza y lo atraía hacia él. Suga recostó su cabeza en el pecho del productor mientras escuchaba el ritmo acompazado  de su corazón

—Duerme, bello Cisne, yo velare tus sueños

CisneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora