07. Tenemos fé en ti

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No sé en qué momento me quedo dormida, en qué momento termino soñando con el orfanato en el que me crié

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No sé en qué momento me quedo dormida, en qué momento termino soñando con el orfanato en el que me crié. Cada pasillo, cada puerta, cada habitación, todo está exactamente igual a como lo recuerdo y en lugar de sentirse como un simple sueño, se siente demasiado real.

Siento que si paso los dedos por la puerta sentiré la dureza de la madera y las pequeñas astillas que siempre se me clavaban.

Una niña pasa corriendo a mi lado y la reconozco fácilmente. Mi celo se frunce porque ella jamás estuvo aquí, ella no pertenece aquí. Oigo a Richelle reír mientras corre por el pasillo, lleva un vestido y una chaqueta de jean.

— ¡Richelle! – grito pero no me oye.

Desaparece cuando gira hacia la izquierda y por impulso corro detrás de ella. No debería de estar aquí, ella no conoce a este lugar pero yo a ella si, ví muchas veces fotos de ella cuando era pequeña.

Cuando estoy por girar en la dirección en la que ella se a ido escucho un grito, un grito desgarrador que me pone la piel de gallina. En un parpadeo la imagen cambia completamente, ya no estoy en el orfanato, vuelvo a estar en la cabaña pero está vez no estoy sola.

Richelle está atrapada entre los brazos del chico de los tatuajes. Tiene una sonrisa de oreja a oreja y tiene un cuchillo justo en el cuello de Richelle. Abro la boca para gritarle algo pero nada sale. Hago un esfuerzo por moverme pero mi cuerpo está inmovilizado, no puedo ni siquiera mover un dedo.

Siento que el pulso se me acelera y empiezo a gritar pidiendo que me suelten pero nadie me escucha.

— ¡Ayúdame! – me grita Richelle.

La veo forcejear con el chico tratando de soltarse pero él es más fuerte que ella y en un segundo le corta la garganta, grito horrorizada y la sonrisa que se extiende por su rostro perturba mi sueño haciéndome despertar.

Siento que hay algo cálido calentando mi cuerpo pero a su vez me molesta porque brilla demasiado. Me muevo hacia un lado, la superficie en la que me encuentro es demasiado dura, se que la cama ya de por sí lo es pero esto es mucho peor. Cierro los ojos con fuerza cuando la luz me ciega por completo al abrir los ojos. Me quejo volviendo a moverme, mi mano cae junto a mi y algo me pica en la palma, entre los dedos, de pronto.

Abro los ojos de par en par a pesar de que la luz me molesta y es cuando me percató de que no estoy en la cabaña y de que estoy al aire libre. Me dolía el cuerpo entero, me sentía entumecida, adolorida, cómo si un camión me hubiese pasado por encima. Jadeo y miro a mi alrededor, árboles y más árboles a mi alrededor.

¿Donde estoy? ¿Que es este lugar? ¿Como llegué aquí? El pánico se cuela en mi sistema y mi ritmo cardíaco incremente demasiado rápido, un nudo se instala en mi garganta.

No, no.

Giro en mi lugar, miró de un lado al otro hecha un manojo de miedos hasta que noto la mesa a metros de mi, solitaria en medio del campo con algo sobre ella que no logró visualizar bien. Trató de hacer memoria, de recordar como llegué aquí pero nada viene a mi más que la cabaña, a mi acostandome en una esquina por la culpa y la mirada de Damon.

RESILIENCIA #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora