38. Mi lugar

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El aire comenzó a faltarme, por más que trataba de respirar no podia. Las paredes se cerraban a mi alrededor, estaba mareada y estaba segura de que vomitaria en cualquier momento. Mi mundo estaba colapsando a mi alrededor, el suelo bajo mis pies se estaba derrumbando.

Me sentía dentro de una pesadilla, una que amenazaba con matarme de dolor de adentro hacia afuera. El nudo en la garganta me estaba quemando. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que me ví en el espejo con claridad. Mis lágrimas no apagan el sufrimiento que sentía en ese momento.

Se me hiela la sangre. Un sentimiento de pánico me recorrió de pies a cabeza, de arriba abajo. Necesitaba una respuesta. De inmediato. Pero mi cerebro siguió repitiendo el mismo pensamiento desesperado.

Está muerto.

Murió entre mis brazos.

Ahogó un grito y casi al instante mi cuerpo comienza temblar aterrado. El dolor en mi pecho incrementa con cada minuto que pasa. Recuerdo haber mirado a mal a Damon la primera vez que lo conocí, lo tome como un idiota, por la forma en que se comportaba, como si el mundo fuera suyo.

Damon no era un idiota.

Me dejó caer en el suelo y mis manos temblorosas van hacia mi ojo, su ojo. Se que es de él, no me lo han confirmado pero se que es suyo. Lo he mirado miles de veces. Lloro todo lo que puedo y de un momento a otro me escucho gritar, tratando de liberar el dolor. El grito me lastima la garganta pero no cumple su cometido.

— No, no, no, no – repito desesperada.

A penas y lo noto, pero unos brazos me rodean y me aprietan contra él. Con un movimiento brusco trato de liberarme y cuando alzo la mirada, entre lágrimas, logro ver a Bittor. Me mira con lastima y trata de detener mis movimientos. Logro moverme entre sus brazos y lo golpeó con fuerza en el pecho, trato de rasguñar su rostro pero me lo impide apretándome con más fuerza.

— Llora, pelusita, llora – susurra – los muertos nadan en lágrimas.

«Te quiero, Bambi

Murmullos de negación salen de entre mis labios mientras mis sollozos sacuden mi cuerpo. Mi pecho se aprieta con fuerza y mis manos lo sostienen. No paro de llorar, solo puedo pensar en él, en todo lo que hizo por mi, en lo que me hacía sentir. Murió en mis brazos y aún así me dijeron que Damon estaba bien, que podría verlo si a si lo quería. Me mintieron.

Perdí al amor de mi vida.

Vuelvo gritar y trato de liberarme de los brazos de Bittor pero me sostienen con fuerza.

— ¡Suéltame! – grito histérica.

«Las personas mueren a diario, Amber.»

Él no debía morir, el debía de quedarse conmigo, con Scar. Habíamos prometido que estaríamos juntos, que saldríamos de aquí.

«— Necesito que me prometas que cuidaras de Scar.

Niego repetidas veces y lo tomo del rostro para que me mire, para que sepa que vamos a estar bien.

— Saldremos de aquí juntos, y la cuidaremos juntos.»

Yo no pensaba hacerle daño, preferia morir en sus manos que hacerle daño a él. Jadeo, mi garganta se seca y me cuesta respirar. Inhaló pero el aire no me llega, a penas y puedo respirar. Mi pecho se agita y comienzo a hiperventilar.

«— Se que algún día todo estara en perfecta armonía y nos reiremos de todo esto – susurro jugando con sus dedos.

— Así será, Bambi.»

RESILIENCIA #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora