16. La semilla de la duda

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Me sonríe cuando pasa junto a mi y le devuelvo el gesto siguiéndola con la mirada

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Me sonríe cuando pasa junto a mi y le devuelvo el gesto siguiéndola con la mirada. La manera en cómo camina es sensual y capta la atención de cualquiera. Es bastante bonita pero no pienso perder mi tiempo con ella ahora, quizás después.

Las mujeres caminan de aquí para allá como todos los días, con carpetas en sus manos y encargándose de todo lo que se les ordena. Subo al ascensor limpiando los cristales de mis lentes de sol. Todo parece tranquilo, es un día perfecto para hacer algo contra alguien hoy. Las puertas se abren y salgo dirigiéndome hacia mi oficina.

Victorie se levanta de su silla con una sonrisa y las manos detrás de su espalda. Todas las empleadas y empleados tienen el deber de hacerlo cada que nos vean, después de todo somos los jefes de todo este circo.

— Buenos días, señor – me saluda.

— ¿Alguna novedad? – le pregunto continuando con mi camino.

Victorie se mueve rápidamente en el escritorio tomando sus apuntes para seguirme el paso, sus tacones suenan contra el suelo y me extraña que los traigo puestos otra vez cuando ayer casi termina sin un tobillo.

— Exigen su presencia en la sala de juntas – murmura.

No dejo que continúe hablando, me giro hacia ella, se detiene en seco y la forma en cómo me mira me causa gracia. Parece que me tuviera miedo, como si pensara que yo fuera a hacerle algo y si, lo haré, pero no ahora.

— ¿Te dijeron para que?

Doy un paso hacía ella. Me gusta pensar que soy como un tiburón o una piraña que huele el miedo de sus víctimas, ella me tiene miedo y se que la pongo nerviosa cuando me acerco de más.

— No, sólo me dijeron eso.

¿Que tipo de nervios le causó? Mi mano sube hasta su mejilla y se queda de piedra sosteniendome la mirada, tiene la piel suave y caliente cuando se sonroja. Me inclino hacia ella, la respiración se le entrecorta.

— Gracias, Victorie – le susurro.

No sería divertido si me apartó inmediatamente de ella. Inclino la cabeza acercándome hacia ella, entre abre los labios y juraría que puedo escuchar el latir acelerado de su corazón. Me concentró en su mirada, en el gris de sus ojos y lo rosados que son sus labios. Le acarició la mejilla y cuando parece que va a darle algo me apartó.

Vuelvo por donde vine y abordó el ascensor una vez más. Victorie me da la espalda y se que a penas y se esta recomponiendo. Sonrió cuando las puertas se cierran y me concentró en lo que deben querer ahora. De seguro es para regañarme por lo que he hecho o me diran que debo encargame de algo de lo que ellos no pueden porque son inútiles.

Son inútiles, dicen ser los amos y señores de este lugar cuando no hacen tanto como yo. Soy yo quien lidia con la mierda de la gente.

Las puertas se abren y Nícol salta de su escritorio como Victorie, esta junto a Nicolás quien me sonríe como siempre. Nícol me saluda y solo puedo mover mi cabeza en un gesto de saludo. Ella no me agrada, de entre todas las empleadas que tenemos ella es la que menos me agrada por el simple hecho de que vive metiendo la narices en todas partes y porque se que sabe mas de la cuenta y que en cualquier momento se nos podría voltear la partida por su culpa.

RESILIENCIA #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora