33. Algo normal

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Me estiró en la cama para deshacerme de la tensión en mis músculos y giro la cabeza hacia Damon, esta durmiendo todavía

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Me estiró en la cama para deshacerme de la tensión en mis músculos y giro la cabeza hacia Damon, esta durmiendo todavía. Se siente extraño ser la primera en levantarse cuando normalmente siempre es él. Tan solo habían pasado dos días, en los cuales Damon no hacía más que quejarse del dolor y pedirme que lo ayudará a acomodarse porque tenía calambres. Habían pasado dos días desde que hice lo que pude para salvarlo.

Tenía que obligarlo a comer y beber agua para que se mantuviera hidratado, se quejaba y me pedía que no lo molestara pero tenia que hacerlo. Me siento sobre la cama y lo observó dormir, me esta dando la espalda y la sabana esta en sus pies. Hago una mueca y me levanto volviendo a cubrirlo con la sábana, tiene la frente pegada a la pared y esta hecho un ovillo.

Le aparto el cabello de la frente antes de salir de la cabaña. Cuando vivía en la residencia con Richelle todas las mañanas entraba el sol por la ventana y lo primero que lograba oír - además de los ronquidos de Richelle - era el cantar de los pájaros. Aquí no había nada, ni siquiera el típico sonido de la brisa, no habia nada.

El calor del sol me da en la cara y cierro los ojos, al menos hay algo que sigue siendo normal dentro de este caos. Bajo los escalones del porche y me dirijo hacia los restos de la fogata de anoche nuevamente, es lo que he estado haciendo, sentarme a ver el fuego y nada más. Tomo la botella de whisky que encuentro sobre la barra, la misma que abrí ayer antes de salir en busca de April.

Me sorprende y extraña el hecho de que han pasado más de veinticuatro horas y hasta ahora no a llegado nadie más. Se lo que significa pero no quiero admitirlo en voz alta.

Me parece irónico que ella ayudaba a buscarme cuando Los Siete me tenían y ahora soy yo quien lo hace. Me cuestione si Los Siete la tenían, si hicieron lo mismo que conmigo, pero a simple vista April ya estaba muerta, estaba pálida y hacía perdido demasiada sangre.

Ayer moví los cuerpos, no tenía de otra, si no lo hacía tendría que verlos a diario. Busque a April en el bosque y en las cabañas pero no la encontré, no había rastro de ella, era como si hubiera desaparecido, como si jamás hubiera existido.

Cuando el whisky pasa por mi garganta hago una mueca, no es de mis favoritos pero parece que es lo único que hay de sobra aquí. Dejo la botella a un lado y mi mirada recae en la cabaña donde Lucien me acorralo. La escena se vuelve a repetir en mi mente, el beso, la cercanía y el calor que desprendía su cuerpo. Mi corazón se acelera en mi pecho y comienzo a cuestionarme porque continuó dándole tantas vueltas al asunto.

Vuelvo a dejar la botella es su lugar y decido no volver a pensar en el tema, tomo la pala que hay junto a uno de los troncos que uso de asiento. No puedo ser como Damon y descuartizar un cuerpo para luego comerlo, ellos merecen un entierro digno.

Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando mi mente me traiciona y juro que vuelvo a escuchar los disparos, los jadeos y ver como caían al suelo uno por uno. No hice nada, no detuve a Damon. Meneo la cabeza y me apresuró al bosque para enterrar los cuerpos.

RESILIENCIA #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora