12. Mi querida Stone

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Ahogo un grito de terror en ese instante y durante un momento me quedo paralizada esperando el estruendo de la bomba pero jamas llega, jamas lo escucho y mi corazón se detiene por una fracción de segundo. Siento que mi mundo avanza lentamente, que cada segundo se extiende de una manera extraña y soy consciente de que todo sigue avanzando a mi alrededor pero yo no me muevo. Abro los ojos tan despacio como puedo a pesar de que tengo miedo de lo que veré.

Damon cae hacia atrás con Richelle sobre él y contengo el aliento cuando escucho su chillido, largas púas salen del suelo lanzando tierra y pasto por todas partes pero a penas y rozan a Richelle. Por un momento creo que lo estoy imaginando, que estoy alucinando pero cuando se revuelve entre sus brazos y grita que la suelte se que es real. Me levanto del suelo con todas mis fuerzas y como puedo corro hacia ellos.

Me dejo caer junto a ellos y tiro de Richelle en mi dirección para que me mire.

— ¡No es real! – grita histérica.

La abrazo contra mi cuerpo para detenerla pero es rápida, es fuerte y me cuesta demasiado. Damon la toma de las hombros mientras yo la abrazo por detrás y le da una mirada mordaz.

— ¡Detente de una maldita vez! – le grita y tanto Richelle como yo nos sorprendemos – ¡Lanzarte a la boca del lobo no es la solución!

Antes de que alguno pueda decir algo escuchamos aplausos, fuertes y claros aplausos que nos hacen mirar al mismo tiempo. Mi boca se seca y el pánico corre por mi torrente sanguíneo a una velocidad antinatural, no digo nada, abro la boca pero nada sale, mis ojos lo recorren de arriba abajo cuando lo miro.

Esta a tan solo unos pasos de nosotros justo detrás de donde salieron las púas, del límite del pueblo. Los movimientos histéricos de Richelle se detienen y por una fracción de segundo parece que el tiempo también lo hace. Lo miro de arriba abajo, tratando de averiguar si realmente esta aquí o es una alucinación.

Sus aplausos hacen que el tiempo vuelva a la normalidad y no me lleva mucho tiempo descubrir de quien se trata. La túnica negra cae hasta el suelo y cubre cualquier parte de su cuerpo, la capucha oculta su cabello y la máscara de cuervo su rostro. Damon se levanta del suelo y yo me quedo ahí, sentada con Richelle entre mis brazos sin poderlo creer.

— Gran show, Lee – le dice a Richelle con un tono divertido que me produce escalofríos.

Ninguno dice nada, es como si nos hubiéramos quedado sin habla. Las personas comienzan a aparecer junto a mi y es cuando las noto, todos miran perplejos al chico delante de nosotros y Richelle se levanta del suelo de un salto.

— ¡¿Como sabes mi apellido?! – le grita dando pasos hacia él.

Damon es más rápido y tira de ella en nuestra dirección. Richelle se suelta de su agarre con fuerza pero no vuelve a tratar de acercarse a la línea invisible que nos separa.

— ¿Quieres levantarte, Stone? – me señaló.

No supe que responder, que decir, que pensar cuando aquel apellido salió de su boca. Ya me habían llamado antes de esa forma y producía en mi la misma confusión de siempre. Damon se inclino hacia mí y me ayudó a levantarme, en ningun momento aparte la mirada del chico delante de nosotros.

¿Por qué estaba aquí? ¿Por qué arriesgarse a salir a la luz del día, estar frente a nosotros? Por un momento una parte de mi quiso arriesgar su vida y tirar de él en nuestra dirección, si yo moría a causa del límite del pueblo él también lo haría conmigo y el retorcido juego de los siete solo sería de seis.

- ¿Que es lo que quieres? - Le pregunto Damon.

Note como Damon llevaba su mano detrás de su espalda, justo en la cinturilla de sus pantalones y supe que es lo que trataba de hacer. Trate de ser lo más disimulada posible y le toque la mano logrando que me mirara. Note una chispa de furia en sus ojos. Si, tal vez dispararle podía ser una solución pero deshacernos de uno puede hacer que nos caigan encima todos los demás.

RESILIENCIA #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora