Destinos - Remus J. Lupin

Diez

"A veces la única forma de recuperar la estabilidad es perder el equilibrio".

La enfermería era un lugar en que rara vez estaba Aura, solo venía unas dos veces todo el año y era en la temporada de invierno donde siempre se resfriaba, y lo peor de todo es que cada año venía peor que otro.

Solo que había una gran diferencia entre los años anteriores y este, en los anteriores parecía que el resfriado surgía sin razón, y ahora apareció por una clara razón y fue por culpa de ella y su emoción al salir corriendo en plena noche de tormenta sin cubrirse.

Ni Lily o Severus sabían aún de que estaba en la enfermería, su compañera de cuarto dijo que les informaría, y en el caso de que ella se los dijera, no podrían venir después de desayunar ya que tenían Aritmacia como primer periodo.

Así que simplemente se concentro en mirar el techo o las ventanas en donde aún se podía ver algunas gotas de lluvia golpeando contra la ventana, le había agradecido mentalmente a la magia del castillo por mantener las salas calientes, sino habrían sido cubitos de hielo caminando por los pasillos.

Sombra la acaba de dejar tras hablarle traído su cuaderno mágico y algunos lápices que le dio su madre (solo Merlín era consiente de a donde iría ese gato después de eso). Por lo tanto, trato de concentrar sus fuerzas en dibujar cualquier cosa que le venga a la mente, tomando varias pausas para recuperar las fuerzas.

Sonaría tonto pero hasta sostener un lápiz por mucho tiempo la agotaba.

— Puor aquí tienes tu desayuno —hablo Madame Pomfrey mientras traía una bandeja con una taza de té, varios panes y tostadas, mermelada de frutilla y una poción color violeta.— La poción tómala una vez que termines de comer todo —finalizo amablemente para después ir a atender a otros pacientes.

Dejando a un lado el cuaderno (donde había dibujado el boceto de una flor lirio junto a una orquídea) tomo la taza de té y le hecho tres cucharadas de azúcar, no era fanática de las cosas amargas así que siempre le tiraba la mayor azucar posible. Sus padres siempre le dijeron que un día de estos le agarraria un subidón de azúcar, pero siempre hizo oídos sordos. De algo tenía que morir y sería feliz de serlo con algo dulce.

Las cortinas estaban cerradas por lo tanto no podía ver quienes eran sus vecinos, solo podía ver a quien tenía frente suyo y por lo que parecía era un niño que tenía dos flores por manos, y su expresión decía que no la estaba pasando bien cuando trataba de  sostener una tostada.

— ¡Ustedes no pueden venir hasta mañana a la noche! —. La voz de Madame Pomfrey llego a los oídos de todos sus pacientes, haciendo que gran parte de estos se congelen por el repentino arrebato.

Aura fue uno de ellos, deteniendo la taza entre sus labios antes de empujarla un poco más para que el líquido baje por su garganta.

— ¡No me importa que tengan periodo libre, ella tiene una fuerte gripe y no está para recibir visitas!

— ¿Aunque sea le puede preguntar?

— No.

— Solo serán unos momentos, somos una gran compañía cuando queremos.

Después de eso no hubo respuesta, lo más probable que Poppy los haya echado para volver a hacer sus trabajos como matrona.

La joven tranquilamente se volvió hasta su pan y le dio un mordisco, agradeciendo mentalmente a los elfos domésticos por lo deliciosos de la comida, normalmente cuando tiene gripe no puede sentir el gusto a las comidas, pero maravillosamente aquí era capaz de sentir el gusto a la mayoría de los alimentos.