Diez

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"Ten cuidado con quien haces recuerdos. Esas cosas pueden durar toda la vida".

Hogwarts había terminado para todos los alumnos de séptimo año.

Dentro de unos años o meses, este se volvería un recuerdo muy lejano para todos, maldiciendose al pensar de lo fácil que era su vida en ese tiempo.

Y eso que aún no se habían hundido en la guerra, solo tenían pequeñas misiones a las que asistir y ni siquiera peleaban con los reales Mortifagos.

Gran parte de los jóvenes seguían viviendo con sus padres o trabajando para ellos.
Aura todas las mañanas se levantaba con su padre e iban hasta el laboratorio de pociones.

Lily se despedía de sus padre e iba hasta el hospital San Mungo para practicar su pasantía.

Peter se iba temprano de su casa y volvía muy tarde, acotandole a su madre que se iba a pasear con sus amigos.

Andrew decidió dejar Inglaterra por un tiempo y refugiarse en Francia con toda su familia. Iniciando su carrera para el equipo de quidditch francés, pero claro manteniendo contacto con sus amigos y lo que sea que era Sirius para él (prometiendo de que si había alguna boda el llegaría primero).

Remus seguía buscando trabajo en el mundo magico, aunque actualmente se encontraba trabajando en una librería muggle.

James y Sirius por otro lado eran los únicos que se fueron de sus casa, ambos habían comprado un pequeño piso para ambos y estaban empezando sus practicas como aurores.

Las rutinas de todos se volvieron muy agobiadas, ya no se encontraban por los pasillos para una pequeña charla, pero eso no significaba que no tenían días libres. Los sábados y domingos eran los únicos días tranquilos para todos, donde poco a poco se ponían al día.

Aunque siempre había excepciones.

Remus salía temprano de la librería, por lo tanto se tomaba un tiempo de ir a buscar a Aura al trabajo y pasar el resto de la tarde juntos.

Se recostó tranquilo contra la pared utilizando su oído desarrollado para escuchar los pasos a la distancia, todos parecían de zapatos masculinos excepto por unos pequeños tacones a la distancia.

Una sonrisa apareció en su rostro, al reconocer la voz de Aura mientras hablaba con su padre, parecía preocupada ante la voz cansada del hombre. Cosa que tenía preocupado a Remus también, pues el también veía el deterioro en el matrimonio Puor. Probablemente por culpa de las misiones.

La puerta se abrió rápidamente revelando a Sombra quien salió tranquilo y fue a saludarlo con un ronroneo, y a varios trabajadores quienes se tomaron el tiempo de darle una mirada de desprecio a Remus hasta que notaron como Aura Puor corrió hasta sus brazos y lo besó en el rostro (sin contar que su jefe los sacó con la mirada).

— Hola amor —saludo Remus mientras Aura besaba su rostro y corría tranquilamente los mechones de su cabello. Se habían visto ayer, pero eso fue cuando se habían reunido en la base central de la Orden del Fénix.

Dumbledore dos semanas después de que todos se gradúen les mando una carta, que decía que eran más que bienvenidos a pelear por el bien del mundo mágico. Ni siquiera se molestaron en responder, al ver la nota todos se aparecieron en el despacho del viejo director y confirmaron su entrada a la Orden.

Pero a nadie le gustó la impulsividad de los jóvenes, Jacob y Adiane no dudaron en demostrar su disgusto por la decisión de su hija. Pero ya estaba adentro y nada la sacaría de ahí.

— ¿Como estuvo el trabajo? —pregunto tranquila mientras se sacaba la bata de laboratorio y la guardaba en su bolso que Remus no tardo en tomar.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora