Ocho

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"Cada palabra tiene consecuencias y cada silencio también".

Había pasado algunos meses desde el encuentro con Voldemort y ahora Aura tenía una buena razón para no ir a Hogsmeade (aunque también los viajes se habían cancelado permanentemente). Pero eso no significó que el peligro quedara afuera del castillo, los estudiantes (mayoría Slytherin) estaban atormentado a cualquier nacido de Muggles o cualquiera que mostrara una postura totalmente diferente a la de ellos y claro, que sean más débiles también.

Aura como prefecta había parado a varios de estos, los hombres eran fáciles de controlar; pero las mujeres eran la peor cosa que podría toparse. Para todo tenían una maldita respuesta, que no tenía ningún fundamento detrás de esta.

Fue insoportable, pero fue pasable cuando Lily, James o Remus estaban junto a ella. Los dos primeros eran delegados, por lo tanto si o si les tenían que hacer caso y con Remus ellos se las arreglaban para que todo este mayormente en orden.

Ya no hacían rondas nocturnas (los profesores se quedaban hasta altas horas rondando por el castillo para evitar reuniones), así que se conformaron con hacer rondas diurnas. Aunque no se quejaba, esto le daba más tiempo para estudiar para sus EXTASIS que se acercaban más rápido que los TIMOS en su momento.

Ella sabía que sin importar la nota entraría a trabajar en el laboratorio de su padre, pero quería tener el orgullo propio de haber aprobado con un Excepcional todas sus asignaturas (que por suerte ya dejo astronomia).

Durante las rondas, casi siempre se hacía de a dos, Andrew siempre le insistía de no salir sola y que lo esperara. Pero había momentos en los cuales no podían ir juntos; el castillo era enorme y si lo hacían de a dos tardarían más en vigilar por este.

Por lo tanto, Aura se encontraba caminando sola por el pasillo que daba a la biblioteca, algo raro que a estas alturas del año este tan vacío o simplemente todos estaban dentro del gran lugar.

Con una leve curiosidad abrió la puerta y hecho una mirada hacia adentro. Todo estaba tranquilo, había varios estudiantes jóvenes de varias casas leyendo varios libros, unos Gryffindor tratando de dormir disimuladamente y varios Ravenclaw paseándose con sus libros en mano.

Parecía estar todo en calma por lo tanto Aura dio media vuelta y volvió a caminar por el pasillo hasta el final. Estaba haciendo una lista mental sobre que deberes debería de terminar; pociones era uno de ellos, los hacia fácil y rápido, pero no le gustaba dejar todo para lo último.

Tenia pensado pasar el fin de semana cerca del lago con sus amigos o en la biblioteca repasando para el examen final que los tenía aterrorizado desde finales de su quinto año.

— Cierra la boca maldito sangre sucia... —.Aura escucho una voz nasal salir detrás de una de las tantas aulas abandonada en el colegio.— A nadie le importaría que alguien como tú esté sufriendo. Nadie vendrá por ti.

Su cuerpo se congeló por completo al identificar la voz de su amigo. Una sensación de horror se instaló en su estómago al enterarse que Severus estaba amenazando a lo que parecía ser un niño.

Se acercó a la puerta y apoyo la mano en la fría madera; acomodó su varita en mano antes de contar hasta tres y abrir la puerta rápidamente.

Lo que vio la horrorizó. Un joven Gryffindor estaba flotando de cabeza mientras su amigo lo estaba mirando con una sonrisa macabra que se borró al verla.

— ¡Finite! —grito para después decir otro hechizo y evitar que el cuerpo del joven niño caiga contra el suelo.

Severus se había congelado ante la entrada repentina de la chica rubia, dejándolo totalmente mudo mientras ella se fijaba el estado del chico y lo despedía hacia su sala común. Trago en seco cuando vio que los ojos azules de la muchacha se clavaron en él y no tenían nada del cariño que solían mostrarle. Desde mediados de febrero que no lo miraba como antes.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora